"Mientras los
ciegos salían, algunas personas trajeron a Jesús un mudo que estaba
endemoniado. Jesús expulsó al demonio, y en seguida el mudo comenzó a hablar.
La gente, asombrada, decía:
– ¡Nunca se ha
visto cosa igual en Israel!
Pero los fariseos
decían:
– El propio jefe de
los demonios es quien ha dado a este el poder de expulsarlos.
Jesús recorría
todos los pueblos y aldeas enseñando en las sinagogas de cada lugar. Anunciaba
la buena noticia del reino y curaba toda clase de enfermedades y dolencias. Viendo
a la gente, sentía compasión, porque estaban angustiados y desvalidos como
ovejas que no tienen pastor. Dijo entonces a sus discípulos:
– Ciertamente la
mies es mucha, pero los obreros son pocos. Por eso, pedid al Dueño de la mies
que mande obreros a recogerla."
Como Jesús, debemos seguir
enseñando la Buena Nueva y liberando a los demás de sus dolencias: ayudarles a
hablar ante las injusticias. Ayudarles a andar, a no quedarse quietos ante el
egoísmo y el mal.
Nuestra sociedad está
desamparada. Debemos ser muchos los que corramos a socorrerla.
Enviat per Joan Josep Tamburini
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