Es un secreto a voces que en
la cúpula de la Iglesia Católica reina el desconcierto; basta seguir por la
prensa católica las declaraciones de Obispos y Cardenales para darse cuenta de
las diferencias enormes de opinión entre ellos, que antes no sucedía.
Para demostrarlo traemos dos
hechos. Uno es una carta enviada por teólogos y clérigos a los cardenales para
que le pidan al papa Francisco que aclare pasajes de la Exhortación Apostólica
Amoris Laetitia que dan para interpretaciones y conductas heréticas.
Y otra es la declaración de la
Conferencia Episcopal Alemana de que las cosas marchan bien con ellos a pesar
que muestran cifras de religiosidad católica en caída libre.
EL DESCONCIERTO CREADO POR
AMORIS LAETITIA
Cuarenta y cinco
teólogos y clérigos han escrito a los cardenales para pedirles
soliciten una aclaración por parte del Papa Francisco que Amoris Laetitia
no contradice la enseñanza de la Iglesia.
Una carta enviada a todos los 218 cardenales y
patriarcas pide que el documento aclare
contra las falsas lecturas del documento.
La carta hace hincapié en que “no niega ni cuestiona la fe personal de Francisco” y también
elogia “elementos valiosos” en Amoris Laetitia, que “hacen una
importante contribución a la defensa y la predicación de la fe”.
Pero los firmantes dicen que, a fin de que estos
pasajes sean verdaderamente eficaces, debería
haber una aclaración de otros pasajes que puedan inducir a error a algunos
lectores.
La
carta pretende ser un llamamiento a los cardenales en lugar de hacer una
campaña pública.
Posiblemente por esta razón, los firmantes aún no han dado a conocer sus
nombres, aunque pueden hacerlo en una fecha futura.
El
único signatario se ha presentado públicamente es el Dr. Joseph Shaw, profesor de
filosofía en la Universidad de Oxford y es presidente de la Sociedad de la Misa
en Latín, que oficia como portavoz.
La declaración que pide la carta es dar cuenta de
algunas falsas interpretaciones del texto, para aclarar que Amoris Laetitia “no requiere
ninguna de ellas sean creídas o sean consideradas como posiblemente verdaderas”. Y pide que se haga una condena “de una manera definitiva y última”.
La carta dice que la exhortación no puede enseñar nada con autoridad falsa, porque el Papa
no tiene autoridad para hacerlo.
Pero los firmantes dicen que
la “falta de precisión” en algunos pasajes podría llevar a los lectores
a “interpretarlos como contradiciendo las verdaderas enseñanzas de la
Iglesia Católica y de la revelación divina, y para justificar o exigir el
abandono de estas enseñanzas por los católicos en la teoría y en la práctica”.
Y señala que “algunos
cardenales, obispos y sacerdotes, traicionando su deber a Jesucristo y al
cuidado de las almas, ya están ofreciendo interpretaciones de este tipo”.
La carta se centra en 19 declaraciones “cuya vaguedad o
ambigüedad da permiso a interpretaciones contrarias a la fe o la moral, o que
sugieren una afirmación que es contraria a la fe y la moral sin llegar a
afirmarla. También contiene declaraciones cuyo significado
natural parecería ser contrario a la fe o la moral”.
Muchas
de las censuras a la carta se refieren al capítulo octavo de Amoris Laetitia,
que ya ha provocado críticas. El filósofo Robert Spaemann argumentó que sus
palabras sobre la comunión contradicen
enseñanzas de la Iglesia, mientras que el obispo Atanasio Schneider dijo que podría
dar lugar a “una rápida y fácil la difusión de doctrinas heterodoxas
sobre el matrimonio y la ley moral”.
Sobre la cuestión tan debatida de la comunión para
los divorciados y vueltos a casar, la carta dice que Amoris Laetitia podría
conducir a conclusiones falsas. Se le
pide al Papa aclarar que la Iglesia no debe “abandonar su disciplina perenne”, que es que los
vueltos a casar no deberían recibir la comunión a menos que vivan como hermano
y hermana.
Para
ellos se cita
no sólo Familiaris Consortio de San Juan Pablo II, sino también varios
versículos de la Biblia, y las declaraciones del Concilio de Trento, Pablo V,
Benedicto XIV, Benedicto XV, y el Catecismo de la Iglesia Católica.
La carta pide una condena de varias otras interpretaciones de Amoris Laetitia.
Las proposiciones que se pide que se condenen
incluyen: que podría ser moralmente
correcto para los vueltos a casar civilmente tener relaciones sexuales entre
sí; que nadie puede ir al infierno para siempre, entre otras.
El Dr. Shaw dijo que Amoris Laetitia había causado “confusión entre
pastores y a los fieles”, que sólo podía ser resuelto por “una afirmación inequívoca de la auténtica
enseñanza católica por el sucesor de Pedro”.
EL DESCONCIERTO DE LA CONDUCTA
Y LOS DICHOS DE LOS OBISPOS ALEMANES
Los obispos
alemanes liberaron nuevas cifras que muestran un menor número de
fieles, de parroquias y de sacerdotes, mientras abogan por el reconocimiento de
las uniones homosexuales y por dar la comunión a los divorciados, entre varios
otros modernismos.
Las cifras publicadas el viernes 15 de julio de
2016 por la Conferencia Episcopal Alemana muestrad un panorama sombrío de la continua disminución del catolicismo en
Alemania.
Sin embargo, el jefe de la conferencia, el cardenal
Reinhard Marx de Munich y Freising,
describe a la Iglesia alemana como una “fuerza
fuerte, cuyo mensaje es escuchado y aceptado”.
Pero claramente sólo es fuerte
económicamente pues sus ingresos se deben a recaudación de impuestos del estado
que luego se vuelcan a sus arcas. La arquidiócesis de Munich dispone de 6 mil
millones de Euros en activos, Paderborn 4 mil millones, Colonia 3.4 mil
millones, lo que puede verse AQUÍ
y AQUÍ.
Puede verse AQUÍ
lo que en el 2013 la Iglesia alemana recaudó por el “Impuesto a la Iglesia”. Con
este dinero la Iglesia Alemana podría comprar el Vaticano.
Pero
las cifras de su actividad pastoral son francamente malas. Cuando se
compara con las estadísticas oficiales
de hace veinte años, el número de bautismos se ha reducido en más de un tercio,
de casi 260 mil bebés bautizados en 1995 a poco más de 167 mil en 2015.
La
situación es aún peor para los matrimonios. Hace veintiún años, 86.456 parejas se casaron en
la Iglesia. El año pasado, el número se redujo casi a la mitad: en una nación
de 80 millones de personas, sólo 44.298 parejas se casaron por la Iglesia el
año pasado.
Otras cifras oficiales confirman esta caída: el promedio de asistencia a la iglesia se ha
reducido de 18,6 por ciento en 1995 a 10,4 por ciento en 2015.
El
número de personas que salen de la Iglesia se ha incrementado en el mismo
plazo, alcanzando un máximo en los últimos años a más de 200 mil personas al
año.
No hay números proporcionados por el episcopado
alemán acerca de cuantos católicos se confiesan al año. Sin embargo, un
reciente estudio académico del sacerdocio en Alemania demostró que incluso entre el clero, más de la mitad – 54
por ciento – va a la confesión: solamente “una vez al año o menos”. Y
entre los colaboradores pastorales, un asombroso 91 por ciento respondieron que
reciben el sacramento de la reconciliación una vez al año o menos.
A pesar de estas cifras alarmantes, el jefe de la Conferencia Episcopal emitió
una valoración optimista de la situación: “Las
estadísticas muestran que la Iglesia en Alemania sigue siendo una fuerza
poderosa, cuyo mensaje es escuchado y aceptado. Hay, obviamente, no sólo un interés, sino también un deseo activo de los
sacramentos de la Iglesia, como el ligero aumento de bautismos y matrimonios lo
demuestra”, dijo el cardenal Marx en un comunicado.
Reconociendo el elevado número de personas que abandonan la Iglesia, el jefe de
los obispos alemanes dijo: “Necesitamos
una ‘práctica pastoral sofisticada’ que haga justicia a los diversos mundos de
la vida de las personas y que de manera convincente se pose en la
esperanza de la fe. La conclusión del Sínodo de Obispos del año pasado y la exhortación apostólica Amoris Laetitia de
Francisco son señales importantes”.
Un descansarse en una Exhortación que es criticada por su ambigüedad como vimos antes.
Pero sin embargo, Francisco
emitió un análisis mordaz de la decadencia de la fe católica en Alemania desde
la década de 1960 con motivo de la visita ad limina de los obispos alemanes en
2015, pidiendo a los obispos que volvieran a llevar a la gente a la Eucaristía
y a la Confesión durante Año de la Misericordia, asumir la nueva
evangelización, reforzar el papel de los sacerdotes, y proteger la vida antes
de nacer.
Aparte de las dificultades legales de la
eliminación del Censo de la Iglesia, los
desertores (que dejan de pagar el impuesto a la Iglesia) también se enfrentan a
consecuencias religiosas importantes.
En 2012, la Conferencia
Episcopal Alemana decretó que los que optan por no pagar el Impuesto a la
iglesia no son elegibles para recibir ninguno de los sacramentos, servir como
padrino o para ejercer ninguna función en la Iglesia.
De no mostrar remordimiento significativo acerca de
su decisión también se les pueden negar
un entierro religioso.
Los católicos del mundo deben estar atónitos al
escuchar que los que no pagan el
impuesto a la iglesia no pueden recibir ningún sacramento.
Porque si
un alemán no paga su impuesto eclesiástico es echado al frío y la
oscuridad donde hay llanto y crujir de dientes.
Foros de la
Virgen María
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