El ruido está en todas partes:
música, radio, cuando viajamos, en el trabajo, en nuestros hogares, en la
televisión. Y no nos damos cuenta de ello porque nos engulle. Sin embargo
notamos el mal que nos causa cuando hacemos esta experiencia que contamos, de
un retiro de una semana en silencio total.
Cuando nos hablan de
experiencias como la que vamos a contar, empezamos a darnos cuenta que nuestra
cultura está obsesionada con silenciar al silencio, al punto que muchas
personas dicen que tienen el televisor encendido todo el día para estar
acompañadas.
¿Por qué estamos tan incómodos con el silencio? ¿No
estaremos huyendo del silencio porque
nos hace encontrarnos con nosotros mismos?
El
vacío que deja la falta de ruido quizás nos hace sentir inactivos, estériles, pero también
incluso con un poco de miedo sobre lo que podemos encontrar en el silencio.
Llenamos nuestras vidas con ruido porque nos
sentimos más seguros, pero el ruido nos
trae caos y desorden, pero no nos damos cuenta que el silencio nos aleja de
ello.
El blogger Alan
Scott cuenta una experiencia maravillosa. En el 2008 fue a un retiro
de silencio durante una semana en una casa de retiro católica, un poco
coaccionado, porque no tenía ganas de ir, pero lo comprometieron.
El primer recuerdo que le viene a la mente es lo
nervioso que estaba en el viaje de ida, a pesar que se define como una persona
introvertida, pero la idea de ningún
sonido durante toda una semana la encontraba aterradora.
Al llegar debió
entregar su teléfono celular, su ordenador portátil. No se permitía siquiera
tener un libro excepto el que les dieron para leer: “La Imitación de
Cristo”.
Durante el retiro oraban en
silencio, comían en silencio y sólo se podían comunicar a través de gestos con
las manos y las notas escritas.
Él cuenta lo siguiente de esa experiencia:
El primer día quería mirar
para todos lados.
.
El segundo día me encontré con la desaceleración mental, y aun así luchando contra las distracciones en mi mente.
.
El tercer día sentí como el desorden en mi mente estaba realmente empezando a disolverse.
.
El cuarto día no quería hablar de nuevo.
.
Al final de esa semana había desarrollado un profundo respeto y agradecimiento por el silencio, y la gracia que puede venir de él.
.
El segundo día me encontré con la desaceleración mental, y aun así luchando contra las distracciones en mi mente.
.
El tercer día sentí como el desorden en mi mente estaba realmente empezando a disolverse.
.
El cuarto día no quería hablar de nuevo.
.
Al final de esa semana había desarrollado un profundo respeto y agradecimiento por el silencio, y la gracia que puede venir de él.
¿CUALES SON LAS ENSEÑANZAS QUE
LE DEJÓ EL SILENCIO?
1 – Aprendió
durante esa semana que el silencio puede ser bello, poderoso y curativo.
2 – Que cuando
sólo se puede ‘hablar’ escribiendo una nota, se dice lo que es importante y uno se da cuenta que antes del retiro hablaba
a menudo pero dijo poco.
3 – El silencio
nos obliga a salir de nuestras zonas de confort y podemos ir dentro de nosotros mismos. Y ¿qué encontramos allí? A
menudo son cosas que no queremos encontrar.
Pero es ahí donde comienza. Sólo cuando descubrimos
cosas sobre nosotros mismos que necesitan mejorar o cambiar, podemos empezar a dejar que Dios haga su obra
en nosotros.
Muy a menudo el ruido es un medio por el que huimos de nosotros mismos.
4 – El silencio
nos permite avanzar dentro de nosotros mismos y encontrar un remedio para el estrés y la ansiedad. Nos podemos
relajar más fácilmente si las cosas están tranquilas.
Podemos
apartarnos de la confusión y el caos del mundo y descubrir muchas cosas en nuestras vidas por las
que podemos estar agradecidos.
5 – El silencio
también nos ayuda a centrarnos en lo
importante. Sólo cuando podemos encontrar silencio es que podemos estar más en sintonía con la voz de Dios que
habla dentro de nosotros y nos guía con la forma de responder a las
situaciones que se presentan en nuestras vidas.
6 – El silencio
también nos enseña que la sencillez y
la alegría son compañeros cercanos. Cuanto más silencio tiene una persona
en su vida, más pueden darse cuenta y disfrutar de los placeres simples de la
vida, sin todas las distracciones del mundo.
7 – El silencio
nos ayuda a darnos cuenta de que unas
simples palabras pronunciadas desde un alma que está en sintonía con Dios
tienen mucho más poder que horas de charla.
8 – A medida que
creas silencio sustrayendo el ruido, no
llenas el espacio vacío con un tipo diferente de distracción o desorden.
Él recomienda que en nuestra
vida diaria hagamos la prueba de pasar en silencio sólo por un momento. Que a
continuación lo intentemos de nuevo, pero más largo. Y otra vez y otra vez.
Pero en lugar de dejar que tu mente se llene con
desorden, tratar de centrarse en Dios
dentro del espacio tranquilo que resulta del silencio.
Esto
nos permite hablar con Él, escucharlo, reunidos allí en el silencio. Es probable
que Dios no hable con palabras reales, pero sabrás cuando Él ha hablado a
través de pensamientos, inspiraciones, impresiones, etc.
Te sorprenderá lo mucho que realmente hay allí en
el silencio mismo si sólo das el primer
paso.
LAS PROTESTAS SILENCIOSAS DE
LOS VEILLEURS
En la misma tradición del
silencio, y en medio de la batalla contra el “matrimonio homosexual” – que dio
inicio al movimiento “Manif pour tous” en Francia – aparecieron los
“veilleurs”, que eran manifestaciones silenciosas que captaban la atención de
los transeúntes.
En aquella oportunidad cubrimos la
noticia diciendo:
Es
como una marea. Son unos cuantos por la mañana, más numerosos al
mediodía, y luego la ola sube y vuelve por la tarde. Siempre de pie, en silencio, inmóviles.
Todos
miran en la misma dirección y parece que están esperando a alguien. Algo
indescriptible les une y sin embargo están distanciados los unos de los otros
sin hablar entre ellos.
Pero es
increíble cómo su actitud atrae la atención. Cuando todo el mundo camina con la
famosa prisa del parisino, ellos se detienen. En medio del ruido y de la
furia de la capital, ellos permanecen en silencio. Absoluto. No sólo no hablan (y todavía menos gritan),
sino que no enarbolan ni pancartas, ni camisetas con slogans, ni ningún
mensaje escrito. Es un silencio absoluto. Están ahí, inmóviles, con una
determinación inquietante.
En
este sentido, los “veilleurs” son profundamente subversivos. Todos lo que
los ven saben de qué se trata.
Foros de la
Virgen María
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