Esta
oración fue dada a Bernabé Nwoye por Santa Cecilia el 14 de julio del 2000. Y
las Promesas a quienes recen estas oraciones fueron dadas por Jesucristo. La
historia de estas apariciones puede leer en Apariciones a Bernabé Nwoye y la devoción a la Preciosa Sangre
PROMESAS DE NUESTRO SEÑOR A
QUIENES RECEN DEVOTAMENTE LAS ORACIONES DE REPARACIÓN POR LA CORONA DE ESPINAS
1.
Yo sanaré las heridas de los corazones de aquellos que adoren Mi Sagrada Cabeza
a través de esta Corona.
2.
Yo consolaré a los que Me consuelen con estas oraciones.
3.
Yo derramaré el océano de la Divina Misericordia sobre aquellos que adoren las
Heridas de Mi Sagrada Cabeza a través del rezo de estas oraciones.
4.
Todos los que adoren la Preciosísima Sangre de Mi Sagrada Cabeza a través de
esta Corona, recibirán la gracia de la Divina Sabiduría.
5.
Yo protegeré sus cinco sentidos.
6.
Cuando toquen esta Corona con amor. Yo permitiré que una gota de Mi Sangre
caiga sobre sus cabezas.
7.
Yo renovaré el amor de cualquier pecador arrepentido que adore
misericordiosamente Mi Sagrada Cabeza con esta Corona.
8.
Siempre hay un rocío de Mi Preciosísima Sangre dondequiera que estén estas
espinas. No estoy lejos, estoy cerca.
9.
Yo coronaré las cabezas de los que adoren las Sagradas Heridas y la Sangre de
Mi Sagrada Cabeza, a través de esta Corona, con una corona de victoria.
10.
Yo prometo mostrar Mi Sagrada Cabeza un día antes de su muerte, a todos los que
amen su Corona y adoren Mi Sagrada Cabeza por medio de ella, de manera que
tengan perfecto conocimiento de sus pecados y se arrepientan.
11.
El 15 de Septiembre de 2001, Nuestra Madre dijo que Ella le había pedido a Su
Hijo Jesús, bendecir la Corona de Espinas con poder sanador.
ORACIÓN DE REPARACIÓN
HIMNO
Estoy solo, estoy abandonado Me han dejado con la
corona de espinas Que penetran Mi cabeza Y Mi pueblo me ha abandonado.
Amados Míos, ¿Dónde estáis? Esta corona de espinas
ha penetrado Mi alma Retiren las espinas, tengan misericordia de Mí.
Por amor a vosotros Morí en la Cruz con la corona
de espinas Estoy nuevamente viviendo con las espinas Yo soy el Agonizante
Jesucristo.
ORACIÓN
¡Mi amado Jesucristo Agonizante, Hijo del Altísimo!
Me postro a Tus pies en medio de mi nada. Recuerdo todas mis ofensas hacia Ti.
Te ruego, Señor, ten misericordia de mí. Mis pecados te han mantenido en agonía
por estos miles de años. Te contemplo aún vivo, colgado en la Cruz, con esa
terrible corona de espinas, la sangre bañando Tu rostro, y las espinas punzando
Tu Santa Faz. Me arrepiento por ese regalo que te di: la corona de espinas.
Deseo quitarte la corona de espinas, y ofrecerte con amor una corona de oro.
(Besando la corona y apretándola contra su corazón
S. Cecilia oró así:) Mi Jesús, yo laceré Tu Sagrada Cabeza con una
corona de espinas, Ten misericordia de mí, y perdona al mundo.
Mi Jesús, que sufres místicamente el dolor y la
agonía de mi terrible corona de espinas en Tu Sagrado Corazón, Ten misericordia
de mí, y perdona al mundo.
Mi Jesús, que sufres la ignominia de mi terrible
corona de espinas, ten misericordia de mí, y perdona al mundo. (Apretando la
corona de espinas contra su cabeza, Santa Cecilia besó los pies de Jesucristo
Agonizante en la Cruz, y oró)
Mi Agonizante Jesús, recuerdo como yo golpeé Tu
Sagrada Cabeza con una varilla de hierro, para que te penetraran aún más las
espinas en Tu cerebro. Sentiste un dolor como si fuera un rayo que estremeciera
todo Tu Cuerpo virginal. ¡Oh cuanto te ha hecho sufrir mi maldad!
Cuando medito en Tu terrible caminar hacia el
Calvario, lloro amargamente porque mi maldad colocó esa corona de espinas en Tu
Sagrada Cabeza, sede de la Divina Sabiduría. Te veo cayéndote bajo el peso de
la Cruz, que hacía que las espinas penetraran más profundamente en Tu Cabeza.
Me veo arrastrándote y golpeándote la Cabeza con
una vara. ¡No hubiera querido ser yo quien hizo todo esto a mi amado Salvador!
Mi Jesús, te he tratado cruelmente, perdóname, perdóname, perdona a Tu pueblo.
Haré todo lo que pueda para retirar esas espinas, cambiando de vida de ahora en
adelante.
Mi maldad mantuvo la corona de espinas en Tu Cabeza
hasta Tu muerte, para que así no pudieras tener ni un poco de alivio en Tu
Pasión. ¡Señor, ten misericordia de mí. Cristo, ten misericordia de mi maldad!
Contemplo Tu Sagrada Cabeza recostada sobre el
regazo de Tu Madre dolorosa estando ya muerto. Puedo ver las manos de Juan el
amado, de María Magdalena y de Tu Madre dolorosa desprendiendo, con lágrimas de
amor, la corona de espinas de Tu Sagrada Cabeza. Desearía ser uno de ellos,
para retirar la corona y ofrecerte a cambio una corona de oro, como muestra de
mi amor hacia Ti.
(Sosteniendo la corona de espinas y meditando en
silencio. Santa Cecilia oró así:)
Te ofrezco todo mi ser, y te prometo cargar mi cruz
tras de Ti, con alegría y amor, todos los días de mi vida. Recibe los méritos
de mis sufrimientos y persecuciones, los cuales te prometo aceptar con amor, en
reparación por mis pecados, y los pecados del mundo entero. Queridísimo Jesús
Agonizante, con este humilde ofrecimiento, deseo retirar la corona de espinas
que te coloqué, y ofrecerte una corona de oro. Recibe con amor, esta corona de
oro que te ofrezco. Amén.
Padre eterno, te he ofendido gravemente al lacerar
la Sagrada Cabeza de Tu Hijo Unigénito, a quien tanto amas. Ten misericordia de
mí. Perdóname y perdona al mundo. Amén (tres veces).
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