viernes, 30 de mayo de 2014

SANACIÓN – LIMA-PERU


REUNIÓN DE SANACIÓN DE TODOS LOS VIERNES A LAS 8 PM
DIRECCIÓN ACTUAL: NUEVO LOCAL DE REUNIÓN.

HOY TENEMOS COMPARTIR POR LA ASCENSION.

NOTA: FAVOR TOMAR NOTA. NUESTRAS REUNIONES DE SANACIÓN DE LOS VIERNES A LAS 8 PM, SE LLEVAN A CABO EN LA AV. IGNACIO MERINO # 1776 – LINCE, PARALELAS ALTURA DE LA CDRA. 17 DE AV. PETIT THOARS – CDRA 17 DE LA AV. AREQUIPA. RESTAURANTE - CAFÉ DE MURIAL -.

Si tienes alguna duda sobre cómo llegar: Llama a los siguientes teléfonos antes de la 8 p.m.

Claro: 9-9718-6681

Movistar. 9-8027-5690

Si deseas que te visite en tu casa, usa los mismos teléfonos. Puedes llamar también a la sub-coordinadora del grupo, Srta. Ana Ticona al celular 9-9704-4417 por detalles. Gracias por tu comprensión.

Nota – No recibo mensajes de texto a mis celulares. Colaboración si te es posible: S/ 5.00 (Niños no colaboran)

Nota: En nuestra reunión de los viernes puedes adquirir:

-Libros sobre Exorcismo a 30 soles cada uno.

-La Cruz-medalla de San Benito Abad (en metal, con oración de liberación en latín y castellano) y el Escapulario de La Virgen del Carmen bendecidos a 35 soles – (dos en uno), de madera con metal 50 soles.

A LOS SEGUIDORES DE MI BLOG


Agradezco de corazón a los “171 seguidores” que se han formalizado en mi blog, y a los cientos de personas que entran diariamente. ¡Invita a tus contactos a conocer mi blog, así me ayudarás a llevar La Palabra de Dios!

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¡Qué Dios y su Santísima Madre los bendigan!

Grupo Católico de Oración por los Enfermos “Sí Señor”

José Miguel Pajares Clausen

MITO Y REALIDAD DE LAS SEGUNDAS NUPCIAS ENTRE LOS ORTODOXOS


Es una opinión difundida que las Iglesias orientales admiten un nuevo matrimonio después del divorcio y dan la comunión a los vueltos a casar. Pero esto no es así, explica Nicola Bux. Sólo el primer matrimonio es celebrado como un verdadero sacramento.

Al Papa Francisco, en el avión de vuelta de Tierra Santa, le plantearon la pregunta si "la Iglesia católica podrá aprender algo de las Iglesias ortodoxas" en lo que concierne a los sacerdotes casados y a la aceptación de un segundo matrimonio para los divorciados.

Sobre ambos puntos el Papa ha respondido de manera evasiva. Sin embargo, todos recuerdan lo que dijo sobre un segundo matrimonio en una entrevista precedente en un avión, en el viaje de vuelta de Río de Janeiro:

"Un paréntesis: los ortodoxos siguen lo que ellos llaman la teología de la economía y dan una segunda posibilidad [de matrimonio], lo permiten. Creo que este problema – cierro el paréntesis – debe estudiarse en el marco de la pastoral matrimonial".

A esta praxis de las Iglesias de oriente ha hecho referencia también el cardenal Walter Kasper en su relación introductoria al consistorio del pasado febrero, centrando el debate sobre la cuestión de la comunión a los divorciados vueltos a casar en vista del sínodo de la familia.

La idea que existe actualmente es que en las Iglesias ortodoxas se celebran sacramentalmente el segundo y el tercer matrimonio y se da la comunión a los divorciados vueltos a casar.

Pero en realidad las cosas no son así. Entre la celebración de la primera y de la segunda boda, la ortodoxia ha marcado siempre una diferencia no sólo ceremonial, sino también de sustancia, como demuestra la entonación fuertemente penitencial de las oraciones para las segundas nupcias.

A este respecto basta ver el reconocimiento histórico que Basilio Petrà – sacerdote católico de rito latino, pero de origen griego y estudioso de la materia, profesor en el Pontificio Instituto Oriental – ha publicado hace dos meses:

B. Petrà, "Divorzio e seconde nozze nella tradizione greca. Un´altra via", Cittadella Editrice, Assisi, 2014, pp. 212, euro 15,90.

La que sigue es una declaración de lo que son, en realidad, las segundas nupcias en la teología y en la praxis de las Iglesias ortodoxas.

El autor, Nicola Bux, experto en liturgia y docente en la facultad de teología de Bari, es consejero de las congregaciones para la doctrina de la fe y para la causa de los santos y ha participado en el sínodo de 2005 sobre la eucaristía, del que se incluye aquí un interesante episodio.
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IGLESIA ORTODOXA Y SEGUNDAS NUPCIAS
de Nicola Bux


Recientemente, el cardenal Walter Kasper se ha referido a la praxis ortodoxa de las segundas nupcias para apoyar que también los católicos que estén divorciados y vueltos a casar sean admitidos a la comunión.

Sin embargo, tal vez no ha dado importancia al hecho de que los ortodoxos no hacen la comunión en el rito de las segundas nupcias, pues en el rito bizantino del matrimonio no está prevista la comunión, sólo el intercambio de la copa común de vino, que no es el vino consagrado.

Por otra parte, entre los católicos se suele decir que los ortodoxos permiten las segundas nupcias, tolerando, por consiguiente, el divorcio del primer cónyuge.

En verdad no es del todo así, porque no se trata de la institución jurídica moderna. La Iglesia ortodoxa está dispuesta a tolerar las segundas nupcias de personas cuyo vínculo matrimonial haya sido disuelto por ella, no por el Estado, en base al poder dado por Jesús a la Iglesia de “disolver y unir” y concediendo una segunda oportunidad en algunos casos especiales (en concreto, en los casos de adulterio continuado, pero por extensión también en ciertos casos en los que el vínculo matrimonial se ha convertido en una ficción). También se prevé, aunque no se alienta, la posibilidad de un tercer matrimonio. Además, la posibilidad de acceder a las segundas nupcias, en los casos de disolución del matrimonio, es concedida sólo al cónyuge inocente.

Las segundas y terceras nupcias, a diferencia del primer matrimonio, se celebran entre los ortodoxos con un rito especial, definido de “tipo penitencial”. Al faltar antiguamente en el rito de las segundas nupcias el momento de la coronación de los esposos, considerado por la teología ortodoxa el momento esencial del matrimonio, las segundas nupcias no son un sacramento verdadero; son, utilizando la terminología latina, un "sacramental", que permite a los nuevos esposos considerar la propia unión como plenamente aceptada por la comunidad eclesial. El rito de las segundas nupcias se aplica también en el caso de esposos que han enviudado.

La no sacramentalidad de las segundas nupcias está confirmada por la desaparición de la comunión eucarística de los ritos matrimoniales bizantinos, que es sustituida por la copa entendida como símbolo de la vida común. Este parece ser un intento de "desacramentalizar" el matrimonio, debido tal vez al embarazo creciente que causaban las segundas y terceras nupcias, a causa de la abolición del principio de la indisolubilidad del vínculo, directamente proporcional al sacramento de la unidad: la eucaristía.

A este respecto, el teólogo ortodoxo Alexander Schmemann ha escrito que precisamente la copa, elevada como símbolo de la vida común, “muestra la ‘desacramentalización’ del matrimonio, reducido a una felicidad natural. En el pasado, ésta era alcanzada con la comunión, la coparticipación en la eucaristía, signo último del cumplimiento del matrimonio en Cristo. Cristo debe ser la verdadera esencia de la vida juntos”. ¿Cómo permanecería en pie esta “esencia”?

Por lo tanto, se trata de un “qui pro quo” imputable en ámbito católico a la escasa o nula consideración por la doctrina, por lo que se ha afirmado la opinión, incluso la herejía, de que la misa sin comunión no es válida. Toda la preocupación sobre la comunión a los divorciados vueltos a casar, que tiene poco que ver con la visión y la praxis oriental, es una consecuencia de ello.

Hace unos diez años, mientras colaboraba en la preparación del sínodo sobre la eucaristía, en el que participé como experto en 2005, dicha “opinión” fue avanzada por el cardenal Cláudio Hummes, miembro del consejo de la secretaría del sínodo. Invitado por el cardenal Jan Peter Schotte, que entonces era el secretario general, tuve que recordar a Hummes que los catecúmenos y los penitentes, entre los cuales estaban los dígamos, en los distintos grados penitenciales, participaban en la celebración de la misa o en partes de ella, sin acercarse a la comunión.

La "opinión" errónea está difundida hoy entre clérigos y fieles, por lo que, como observó Joseph Ratzinger: “hay que ser, de nuevo, más claramente conscientes del hecho de que la celebración eucarística no está carente de valor para quien no comulga. [...] Al no ser la eucaristía un banquete ritual, sino la oración comunitaria de la Iglesia, en el que el Señor reza con nosotros y en nosotros se participa, ella sigue siendo valiosa y grande, un verdadero don, aunque no podamos comulgar. Si adquiriéramos otra vez un conocimiento mejor de este hecho y volviéramos a ver la propia eucaristía de una manera más correcta, varios problemas pastorales, como por ejemplo el de la posición de los divorciados vueltos a casar, perdería automáticamente mucho de su oprimente peso”.

Lo que se ha descrito es un efecto de la divergencia, y también de la oposición, entre dogma y liturgia. El apóstol Pablo pidió a quienes tenían la intención de comulgar que se examinaran a sí mismos, para no comer y beber la propia condena (1 Corintios 11, 29). Esto significa: “Quién quiera el cristianismo sólo como jubiloso anuncio, en el que no debe estar presente la amenaza del juicio, lo falsifica”.

Nos preguntamos cómo hemos llegado a este punto. Distintos autores, en la segunda mitad del siglo pasado, mantuvieron la teoría – recuerda Ratzinger – según la cual “la eucaristía derivaba, más o menos exclusivamente, de las comidas que Jesús consumía con los pecadores. […] Pero de ello deriva después una idea de la eucaristía que no tiene nada en común con la costumbre de la Iglesia primitiva”. Aunque Pablo proteja a la comunión del abuso con el anatema (1 Corintios 16, 22), susodicha teoría propone “como esencia de la eucaristía que ésta sea ofrecida a todos sin distinción alguna y sin condición preliminar, […] también a los pecadores, es más, también a los no creyentes”.

No, sigue escribiendo Ratzinger: desde los orígenes la eucaristía fue entendida como una comida con los reconciliados, no con los pecadores: “Existían también para la eucaristía, desde el principio, condiciones de acceso bien definidas [...] y de este modo ha construido la Iglesia”.

La eucaristía, por lo tanto, permanece como “el banquete de los reconciliados”, algo que es recordado en la liturgia bizantina, en el momento de la comunión, con la invitación "Sancta sanctis", las cosas santas a los santos.
A pesar de todo la teoría de la invalidez de la misa sin la comunión sigue influenciando la liturgia hodierna.
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Este texto de Nicola Bux ha sido extraído de la conclusión por él escrita para la última obra de Antonio Livi, teólogo y filósofo de la Pontificia Universidad Lateranense, de inminente publicación, dedicada a los escritos y discursos del cardenal Giuseppe Siri (1906-1989):

A. Livi, "Dogma e liturgia. Istruzioni dottrinali e norme pastorali sul culto eucaristico e sulla riforma liturgica promossa dal Vaticano II", Casa Editrice Leonardo da Vinci, Roma, 2014.
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Traducción en español de Helena Faccia Serrano, Alcalá de Henares, España.

«¿NO SERÍA MEJOR BAJAR UN POCO EL NIVEL Y NO SER TAN CRISTIANOS?»



“Su tristeza se cambiará en alegría”. Esta promesa de Jesús a sus discípulos fue el centro de la homilía del Papa Francisco de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta este viernes de final de mayo.

La alegría de los cristianos, dijo el Papa, es “alegría en esperanza”.

San Pablo era muy valiente, porque tenía la fuerza del Señor, señaló el Papa comentando las lecturas.

Ciertamente, observó, algunas veces también el Apóstol de las Gentes tenía miedo.

Nos sucede a todos nosotros en la vida – añadió – que tengamos un poco de miedo”.

Y nos preguntamos – dijo el Papa – si “no sería mejor bajar un poco el nivel y no ser tan cristianos y buscar un compromiso con el mundo”.

Pero Pablo – prosiguió – sabía que cuanto “él hacía no les gustaba a los judíos ni a los paganos”, pero no se detiene y por eso debe soportar problemas y persecuciones.

Y esto – agregó Francisco – “nos hace pensar en nuestros miedos, en nuestros temores”.

A la vez que recordó que también Jesús en el Getsemaní tuvo miedo y angustia. Mientras en su despedida dice claramente a sus discípulos que el “mundo se alegrará” por sus sufrimientos, como sucederá con los primeros mártires en el Coliseo:

“Y nosotros debemos decirnos la verdad: no toda la vida cristiana es una fiesta. ¡No toda! Se llora, tantas veces se llora. Cuando estás enfermo; cuando tienes un problema en tu familia con un hijo, con una hija, la esposa, el marido; cuando ves que el sueldo no alcanza hasta fin de mes y tienes un hijo enfermo; cuando ves que no puedes pagar la cuota del crédito inmobiliario de la casa y se deben ir… Tantos problemas, tantos que nosotros tenemos. Pero Jesús nos dice: ‘¡No tengas miedo!’. ‘Sí, estarán tristes, llorarán y también la gente se alegrará, la gente que está contra ti’”.

“También hay otra tristeza – prosiguió el Papa –: la tristeza que nos llega a todos nosotros cuando vamos por un camino que no es bueno”.

Cuando, “por decirlo sencillamente”, “vamos a comprar la alegría, la alegría, esa del mundo, esa del pecado, al final hay un vacío dentro de nosotros, hay tristeza”. Y ésta – reafirmó – “es la tristeza de la mala alegría”.

La alegría cristiana, en cambio, “es alegría en esperanza, que llega”:

“Pero en el momento de la prueba nosotros no la vemos. Es una alegría que es purificada por las pruebas y también por las pruebas de todos los días: ‘Su tristeza se cambiará en alegría’. Pero cuando vas a lo de un enfermo o a lo de una enferma que sufre tanto es difícil decir: ‘¡Ánimo! ¡Coraje! ¡Mañana tendrás alegría!’. ¡No, no se puede decir! Debemos hacerla sentir como la hizo sentir Jesús. También nosotros, cuando estamos precisamente en la oscuridad, que no vemos nada: ‘Yo sé, Señor, que esta tristeza se cambiará en alegría. ¡No sé cómo, pero lo sé!’. Un acto de fe en el Señor. ¡Un acto de fe!”

Para comprender la tristeza que se transforma en alegría – dijo más adelante el Papa – Jesús toma el ejemplo de la mujer que da a luz: “Es verdad, en el parto la mujer sufre tanto, pero después, cuando el niño está con ella, se olvida”. Lo que queda, por tanto, es “la alegría de Jesús, una alegría purificada”. Esa es “la alegría que queda”. Una alegría – reconoció Francisco – “escondida en algunos momentos de la vida, que no se siente en los momentos feos, pero que viene después: una alegría en la esperanza”. Éste, por tanto, “es el mensaje de la Iglesia de hoy: ¡no tener miedo!”:

“Ser valeroso en el sufrimiento y pensar que después viene el Señor, después viene la alegría, después de la oscuridad sale el sol. Que el Señor nos de a todos nosotros esta alegría en la esperanza. Y el signo de que nosotros tenemos esta alegría en esperanza es la paz. Cuántos enfermos, que están en el final de la vida, con los dolores, tienen esa paz en el alma… Ésta es la semilla de la alegría, ésta es la alegría en la esperanza, la paz. ‘¿Tú tienes paz en el alma en el momento de la oscuridad, en el momento de las dificultades, en el momento de las persecuciones, cuando todos se alegran por tu mal? ¿Tienes paz? Si tienes paz, tú tienes la semilla de aquella alegría que vendrá después’. Que el Señor nos haga comprender estas cosas”.

NOSOTROS DECIDIMOS SER O NO FELICES. AHORA TENER…


La señora Pepita, bien equilibrada y orgullosa de sus 92 años de edad, estaba completamente lista como cada mañana a las 8 en punto, con su cabello bien peinado y un maquillaje perfectamente aplicado pese a ser casi ciega, dispuesta a mudarse hoy a un asilo de ancianos.

El que había sido su marido durante 70 años había muerto, lo que hacía necesario el traslado.

Después de muchas horas de esperar pacientemente en la recepción del asilo de ancianos, ella sonrió dulcemente cuando le comunicaron que su habitación ya estaba lista. Mientras ella maniobraba su andador al ascensor, yo le daba una descripción detallada de su pequeño cuarto, incluyendo las sábanas y cortinas que habían sido colgadas en su ventana.

“Me encantan”, dijo ella con el entusiasmo de un chiquillo de 8 años al que acaban de mostrar un nuevo cachorro.

“¡Sra. Pepita! usted aún no ha visto el cuarto…. espere”.

“Eso no tiene nada que ver”, dijo ella. La felicidad es algo que uno decide con anticipación.

El hecho de que me guste mi cuarto o no me guste, no depende de cómo esté arreglado el lugar, depende de cómo yo arregle mi mente. Ya había decidido de antemano que me encantaría”. “Es una decisión que tomo cada mañana al levantarme”.

“Estas son mis posibilidades: puedo pasarme el día en cama enumerando las dificultades que tengo con las partes de mi cuerpo que ya no funcionan, o puedo levantarme de la cama y agradecer por las que si funcionan.

Cada día es un regalo, y por el tiempo que mis ojos se abran me centraré en el nuevo día y en las memorias felices que he guardado en mi mente… sólo por este momento en mi vida.

La vejez es como una cuenta bancaria… uno extrae de lo que había depositado en ella”.

“Entonces, mi consejo para ti sería que deposites gran cantidad de felicidad en la cuenta bancaria de tus recuerdos”.

Recuerda estas simples 5 reglas para ser feliz:

(a) Libera tu corazón de odio,

(b) Libera tu mente de preocupaciones,

(c) Vive humildemente,

(d) Da más y

(e) Espera menos.

Enviado por Sara de Montemayor

Muy buen ejemplo para nuestra vida. Necesitamos entender que nada nos hace felices o alguien nos hace felices. Nosotros decidimos ser o no felices. Ahora tener al Señor en nuestra vida, es la principal razón para ser felices.

¿Ya lo eres?

No esperes mucho. Hazlo antes de que termine este año.

Haced todas las cosas sin murmuraciones ni discusiones, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin tacha en medio de una generación torcida y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo, sosteniendo firmemente la palabra de vida, a fin de que yo tenga motivo para gloriarme en el día de Cristo, ya que no habré corrido en vano ni habré trabajado en vano. Fil 2:14-16

EL ANACORETA Y LOS ACTOS VIOLENTOS


Veían en el telediario los actos violentos que se habían producido en diversos lugares por la noche. Movió la cabeza preocupado y dijo:

- Es cierto que nuestra sociedad necesita grandes cambios. Y si los políticos no son capaces de hacerlos, los han de hacer los civiles. Pero no vale todo. Si queremos alcanzar fines buenos, hemos de utilizar medios buenos. La violencia no engendra sino violencia. Y la violencia es la ley de los animales. Las personas, si quieren serlo, han de ser no-violentas.

JESÚS HABLA - 23 MAY 2014


23 MAY 2014 NO TENÉIS QUE ENTENDER LOS CAMINOS DE DIOS – SIMPLEMENTE DEBÉIS ACEPTARLOS

29.05.2014 23:18

Viernes 23 de mayo de 2014 a las 18:00 hrs.

Mi muy querida bienamada hija, venid, todos vosotros los que Me amáis, y traedme vuestro amor, porque Estoy muy necesitado de consuelo. Yo Soy vuestro Jesús, el Hijo del hombre, Salvador del mundo, y sin embargo, lloro. Cada Gracia legada al hombre me es lanzada de vuelta por las almas ingratas. Mi generoso corazón está abierto, así puedo atraer a todos vosotros hacia Mí, pero os dáis la vuelta. Incluso aquellos de vosotros que sí me amáis, no me dáis de vuestro tiempo. En lugar de hablarme, habláis entre sí sobre Mí. Demasiada charla sobre el Misterio de los Planes de Dios y lo que está por venir puede causar distracción y confusión. El exceso de análisis y el así llamado debate inteligente os lleva lejos de Mí.

Vosotros no tenéis que entender los Caminos de Dios - simplemente debéis aceptarlos. Nunca os he pedido entender el Misterio de Mi Divinidad, porque las almas que verdaderamente me aman, me amarán por Quien Soy Yo y no por lo que traigo. No van a buscar gloria para sí mismos. No van a desarrollar su espiritualidad para simplemente hacerse un hueco en mi Reino. Nunca van a utilizar el conocimiento que tienen de Mí de una manera jactanciosa para ganar puntos. Las almas que residirán dentro de Mí son las almas que no piden nada, sólo aquello que piden para el bien de su propia alma y la de los demás.

Cuando vosotros digáis que me representan, no habléis ni gritéis de lo mucho que decís conocerme. Simplemente tenéis que mostrar amor a los demás y seguir Mis Enseñanzas con un alma que esté vacía de orgullo. Por consiguiente, si sois verdaderamente Míos, vais a dedicar menos tiempo tratando de definir lo que os he dicho, lo que os he enseñado y lo que prometí. Os pido que vengáis a Mí y dediquéis más tiempo Conmigo en silenciosa contemplación. Cuando hagáis esto, Yo me revelaré a vosotros con más claridad y sabréis en vuestros corazones lo que realmente significa estar a Mi servicio realmente.

Vuestro Jesús

CON MARÍA, RECORDANDO LA ASCENSIÓN


La Ascensión es final y, al mismo tiempo, comienzo y promesa, camino y esperanza…

Cuarenta largos y extraordinarios días han trascurrido, Madre querida, desde el glorioso Domingo de Pascua.

Durante este tiempo, tu humilde corazón de madre repasó una y otra vez sus tesoros escondidos. En ése volver del alma cada acontecimiento vivido cobra ahora, sentido diferente. Pero tú, dulce Madre, a pesar de ser la elegida, la llena de gracia, la saludada por los ángeles y por los creyentes, tú no quieres brillar por esos días, pues Aquél cuya luz es inextinguible aún debe terminar la labor por la que había bajado del cielo a habitar en tu purísimo vientre. Por eso te mantienes casi oculta, limitándote a ser una presencia orante en la Iglesia naciente. Así te encuentro en los Evangelios, pero… necesito que me cuentes, Señora, lo que ha sido para ti el día de la Ascensión.

Y cierro los ojos tratando de imaginar tu rostro, tu mirada, tu voz serena que me responde al alma.

- El día de la Ascensión fue el final ansiado, presentido, mas nunca totalmente imaginado por mí, de la historia de amor más bella que jamás haya existido. Una historia de amor que comenzó un día, ya lejano, y al mismo tiempo tan cercano, en Nazaret. Una historia que trascurrió durante treinta años, en el silencio y sumisión a mi amor materno, de Aquél por quien el mundo debía salvarse.

- ¡Ah, Señora!, en esa sumisión a ti Jesús glorificó grandemente al Padre, por ello es que tus hijos glorificamos al Padre sometiéndonos a ti (1).

Sonríes…

Tu mirada se pierde ahora en la lejanía.

- Como te decía, la Ascensión es final y, al mismo tiempo, comienzo y promesa, camino y esperanza… por esos días Jesús se aparecía a sus amigos y les daba, con la fuerza extraordinaria de quien es la Verdad, los últimos consejos, las últimas recomendaciones, y les regalaba al alma, las más hermosas promesas.

Recuerdo claramente el día de su partida... era casi mediodía, el sol brillaba con fuerza, y hasta casi con alegría. Mi Hijo caminaba cerca de Betania con sus amigos, les pedía que fuesen hasta los confines de la tierra enseñando su Palabra. Su voz sonaba segura, serena, protectora, especialmente cuando les entregó aquella promesa que sería luego manantial de fe y esperanza para tantos hijos de mi alma..." Yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo"

Yo presentía la partida… y Él sabía que necesitaba abrazarlo… como cuando era pequeño, como cuando le hallamos en el Templo, luego de aquella lejana angustia. Él lo sabía y vino hasta mí, me miró con ternura infinita y me abrazó fuerte, muy fuerte, y susurró a mis oídos…:

- Gracias Madre, gracias… gracias por tu entrega generosa, por tu confianza sin límites, por tu humildad ejemplar… gracias.

Cuando se alejaba ya de mí se acercó Juan, el discípulo a quien Jesús amaba mucho. Entonces el Maestro le dijo, mirándome:

- Cuídala Juan, cuídala y hónrala… protégela y escúchala. Ella será para ti, y para todos, camino corto, seguro y cierto hasta mi corazón. Hónrala Juan, pues haciéndolo… me honras.

- Lo haré, Maestro, lo haré…- contestó Juan desde lo más profundo de su corazón.

Jesús y Juan volvieron con los demás. En ese momento mi Hijo, levantando las manos, los bendijo. Y mientras los bendecía se separó de ellos y subió al cielo ante sus ojos y una nube comenzó a cubrirlo, delicadamente.

Los apóstoles se arrodillaron ante Él.
Mientras yo levantaba mi mano en señal de despedida y mis ojos se llenaban de lágrimas, sentí que me miraba… y su mirada me hablaba…


- ¿Qué te decía, Señora? ¿Qué te decía Jesús mientras partía?

- Espérame, Madre, enviaré por ti… espérame...
Ay! Hija mía, mi corazón rebosaba de gozo. En tanto los amigos de Jesús miraban fijamente al cielo, como extasiados. En ese momento se acercaron a ellos dos hombres vestidos de blanco que les dijeron: Hombres de Galilea, ¿Por qué siguen mirando al cielo? Este Jesús que les ha sido quitado y fue elevado al cielo, vendrá de la misma manera que lo han visto partir( Hch 1,11)

Los hombres tardaron un rato en reaccionar, luego, uno a uno, se fueron acercando a mí.

- Debemos volver a Jerusalén, tal como Él lo pidió- dijo Pedro, quien sentía que debía velar por esa Iglesia naciente, hasta en el más mínimo detalle.

Los demás asintieron. Volvimos y subimos a la habitación superior de la casa. Nos sentamos todos. Pedro comenzó a recitar, emocionado, la oración que Jesús nos enseñó, al finalizar dijo:

- Hermanos, permanezcamos en oración hasta que llegue el día en que, según la promesa de Cristo, seamos bautizados con el Espíritu Santo.

Yo me retiré a prepararles algo para comer. Juan se acercó y me abrazó largamente. Yo sentía que comenzaba a amarlos como a mis hijos… me sentía madre… intensamente madre… y nacía en mí una necesidad imperiosa de repetir a cada hijo del alma, aquellas palabras que pronunciara en Caná de Galilea: ...Hagan todo lo que él les diga( Jn 2,5)

Así nos quedamos, hija, nos quedamos todos esperando Pentecostés, la Iglesia primera, en una humilde casa de Jerusalén.

Espero haber contestado lo que tu alma me preguntó…


-Claro, Madre amada, claro que sí, como siempre, eres para tus hijos modelo de virtud, camino seguro hacia Jesús… compañera y amiga . Una vez más y millones de veces te lo diría, gracias, gracias por haber aceptado ser nuestra mamá, gracias por ocuparte de cada detalle relacionado a la salvación de nuestras almas, gracias por enseñarnos como honrarte, porque haciéndolo, honramos a Jesús... gracias por defendernos en el peligro… gracias por ser compañera, compañera, compañera...

Ahora, Santa Madre, debes enseñarnos a esperar, adecuadamente, Pentecostés.

Amigos que leen estas líneas, María ansía entrar a sus corazones para contarles las maravillas de Pentecostés… háganle sitio... es la mejor decisión que pueden tomar... no lo duden jamás...
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(1) San Luis María Grignon de Montfort “Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen” pag 94. Edit. Esin, S.A. -1999

NOTA

"Estos relatos sobre María Santísima han nacido en mi corazón y en mi imaginación por el amor que siento por ella, basados en lo que he leído. Pero no debe pensarse que estos relatos sean consecuencia de revelaciones o visiones o nada que se le parezca. El mismo relato habla de "Cerrar los ojos y verla" o expresiones parecidas que aluden exclusivamente a la imaginación de la autora, sin intervención sobrenatural alguna."

Autor: María Susana Ratero

LA CRIBA


La necesidad de poner a prueba, de someter a la purificación, a los que se acercaban a Dios hecho Hombre.

Tuve que ir a mi diccionario para encontrar el significado de la palabra cribar. Significa filtrar, clasificar, purificar, depurar, separar lo bueno de lo malo, lo útil de lo inútil. Y es realmente una criba lo que Dios hace en Sus Viñas de cuando en cuando, para asegurar que la Obra avance sólo con aquello que está adherido del modo correcto; con aquello que está fuerte y sinceramente prendido del tronco del que brota la Gracia verdadera. Y también para forzar a que se desprendan las plantas parásitas que solo intentan robar de aquello que no les corresponde, de lo ajeno.

Dejen que trate de explicarme con un pasaje ocurrido en las cercanías del Mar de Genezaret, dos mil años atrás. Cuando Jesús alimentó milagrosamente a la multitud en Galilea, y les habló con Palabras de amor y consuelo, todos se sintieron protegidos y seguros. Jesús bajó entonces a predicar a la sinagoga de Cafarnaún, mientras la multitud lo siguió, esperando más comida gratuita y palabras consoladoras para el alma, más caricias. En Su Prédica, Jesús fue duro. Presentó Su mirada profunda de lo que abrigaban los corazones de muchos, la intención de recibir, no de dar. Les puso una carga en sus espaldas: la de trabajar, la de ser buenos, la de amar, la de ser humildes y aceptar el último lugar, la de servir y no ser servidos. Puso en carne viva las miserias que había que extirpar de los corazones, para que surja el nuevo y definitivo Pueblo de Dios, la nueva iglesia que debía nacer.

Casi todos se la tomaron a mal con Jesús, Él tuvo que huir prácticamente bajo una lluvia de insultos y acusaciones, de gritos y amenazas. Los Doce, frustrados y enojados, le dijeron: ¿por qué los espantaste, si costó tanto trabajo juntarlos? Jesús les dijo entonces: ¿es que ustedes también me van a dejar? Los Apóstoles comprendieron que no importaba la multitud para Jesús, o que los que lo sigan sean muchos o pocos, sino que sean aquellos que estén dispuestos a hacer la Voluntad del Padre, y no simplemente estar para recibir algo, material o espiritual. Comprendieron la necesidad de poner a prueba a los seguidores, de someter a la criba, a la purificación, a los que se acercaban a Dios hecho Hombre.

Como ocurrió en aquellos tiempos, Dios nos atrae en algún momento de nuestra vida de un modo impactante, relevador. Se puede decir que en ese momento El nos golpea con un llamado de Amor, con una alegría interior incontenible que nos produce un deseo de trabajar para El, de hacer algo por los demás, de hacer brillar nuestro carácter de cristianos con una alegría chispeante, contagiosa. ¡Un deseo de seguirlo! Puede ocurrir durante nuestra niñez, adolescencia, o en cualquier momento de nuestra vida. La decisión de cuando es el momento indicado va por cuenta de El, exclusivamente. Incluso, Jesús puede hacerlo más de una vez en nuestra vida, si es que eso hace sentido a Su Plan de Salvación. En esos momentos nos sentimos felices, llenos de la alegría de ser hijos de Dios ¿Qué más podemos pedir?

Sin embargo, siempre Dios nos pone en el camino la hora de la prueba, para asegurarse de que comprendimos sinceramente el sentido del llamado. En la criba, aquellos que se acercaron a Su obra por interés material, se encuentran expuestos ante los demás en esa miseria insostenible que es la de mezclar el dinero con el espíritu. Aquellos otros que llegaron por vanidad y deseo de protagonismo y figurar bajo el halo de los reflectores, no soportan el ser enviados al último lugar y estallan de envidia y celos. Los que buscan dar lástima y ser siempre consolados por los demás, sin deseo alguno de dar, muestran su descontento y enojo cuando fallan a la hora de trabajar desinteresadamente por amor a los hermanos. Los que se aproximaron arrastrándose falsamente dando imagen de amigos, con la sola intención de destruir, son expuestos a su miserable verdad cuando no resisten su falsa actitud y sale a la luz su verdadero rostro.

Estas y muchas otras miserias son expuestas en la hora de la criba. Duele y mucho, porque quienes conducen las obras del Señor y Su Madre los vieron acercarse con enorme esperanza, alegría y deseo de que su intento de conversión sea duradero, sincero. Sin embargo, es inevitable que una cantidad de ellos caigan pesadamente en la hora de la prueba. Duele, pero así debe ser. Lo más triste es que casi nunca se van en silencio, sino que se alejan con una actitud de destrucción, de negación de la Presencia del Amor de Dios allí. Y suelen entonces unirse en un grupo, donde se alimentan mutuamente de palabras de crítica y juicios del todo humanos. Lo hacen así para justificarse, ya que su conciencia les grita por el pecado cometido. Quieren que quede claro ante los demás que ellos hacen lo correcto, pero olvidan que para Dios nada puede ocultarse, no hay lugar para el engaño. Pueden engañar a algunos hombres, o a muchos, pero no a Dios ¡Qué El se apiade de sus almas!

Como en Cafarnaún, en la hora de la criba Jesús se queda rodeado de unos pocos. Pero son los que siguen adelante con humildad y sinceridad, y terminan pasando las muchas pruebas que Dios pone en su camino, alimentando a la Iglesia con su sangre, sangre de mártires. En aquella época eran mártires carnales, reales, porque eran muertos por el testimonio que daban. En esta época son mártires sociales, porque son asesinados socialmente ante los demás. Mártires en los dos casos, pocos pero valiosos, son quienes siguen inflamando las venas de la iglesia, son la sangre espiritual del Cuerpo Místico de Jesús.

Autor: Oscar Schmidt

jueves, 29 de mayo de 2014

UNO DE LOS PRINCIPALES OBJETIVOS ISLAMISTAS


Uno de los principales objetivos islamistas es eliminar a los cristianos de las tierras controladas por el Islam, Dar al Islam, la tierra, hogar, casa, del Islam.

En Siria se están enfrentando dos sectores islamistas que aspiran al poder absoluto, los gobernantes alauitas, rama heterodoxa del chiísmo, dirigidos por Bashar Al-Assad que recibe la ayuda del movimiento islamofascista libanés chiíta Hizbulá, el “partido de Alá”, o del demonio, como acertadamente señalan sus también criminales opositores, y de la República Islámica de Irán frente a los “rebeldes” sunnitas de Al-Qaeda y grupos afines ayudados por diversos países sunnitas, Arabia Saudita, y mayormente por Turquía.

El sector que recibe proporcionalmente más golpes mortales en la guerra intermusulmana de Siria es el cristiano. Se ha informado y constatado decapitaciones de sacerdotes y fieles cristianos, violación y secuestro de monjas, destrucción de edificios religiosos cristianos, iglesias, crucifixión de cristianos. Hay al menos 1.213 casos de persecución cristiana reportados sólo en Siria el año pasado, donde el 10 por ciento de la población es cristiana. [1]

A diario en Nigeria es constante el goteo de asesinatos contra cristianos. Boko Haram ha saltado a la fama y admiración islamista por el secuestro de casi trescientas niñas, obligadas a convertirse al Islam, pero esta acción es una de tantas que lleva a cabo este grupo islamista financiado y pertrechado por Arabia Saudita.

En Pakistán la diminuta minoría cristiana es acorralada, muchas de sus jóvenes son secuestradas y obligadas a convertirse al Islam y a casarse con sus raptores.

En Egipto ocurre lo mismo, hechos que han aumentado desde que los islamistas llegaron al poder, aunque ahora gobierna el Ejercito. En Irak la minoría cristiana es la que recibe más golpes mortales por parte de los islamistas sunnitas y de los chiítas, ambos grupos musulmanes que se odian y se combaten mortalmente.

En la República Centroafricana un grupo de islamistas ha irrumpido el miércoles 28 de mayo de 2014 en el complejo de una iglesia en la que se refugiaron muchísimos cristianos, algunos testimonios relatan que miles de cristianos. Los islamistas hablaron en su lenguaje preferido: lanzar granadas y ametrallar a los cristianos. [2]

La lista no se limita a estos pequeños, pero horribles, casos, y a estos países, es larga y deprimente y se produce en todos los países de Dar al islam. Los gobiernos de Occidente, en general, y los grupos que dicen defender las minorías, en particular, desvían la mirada y guardan silencio. No quieren irritar a sus clientes y proveedores de petróleo y gas. Consideran que ese es el precio a pagar para que los estados árabes y/o musulmanes continúen proporcionando hidrocarburos e incrementen sus compras de bienes y servicios en Occidente.

Las muestras de desagrado hacia Boko Haram por el secuestro de las niñas no son más que puro teatro para calmar las conciencias narcotizadas de los occidentales que “súbitamente” se escandalizan de un acto que es persistentemente cotidiano en Dar al Islam.

Si los cristianos no adquieren músculo y presionan a sus gobiernos, paulatinamente las tierras que antaño fueron cristianas pero que fueron reducidas por la expansión del Yihad, quedarán sin cristianos, resultado de una persistente y constante “limpieza religiosa”.

NOTAS



Wiederholen

UN ABRAZO DEL SEÑOR


Todo creyente sabe…, o debe de saber, que Dios nos ama, a todos y a él en especial, porque todos somos especiales para el amor de Dios. En la medida que un alma avanza en el camino hacia el Señor, siempre va viendo con más claridad, lo que es el mundo de la espiritualidad y esto tiene su lógica porque en la medida que nuestra alma se va perfeccionando los ojos de su alma y ellos reciben más luz divina y subsiguientemente ellos empieza a ver con más claridad lo que antes no veían. Y esta nueva visión le descubre al alma, un mundo desconocido en el que el amor, es el todo de todo y para todo.

            Pero desgraciadamente no son todas las almas, las que al menos han tenido una leve visión de lo que es el amor del Señor a todos y cada uno de nosotros. Son varias las razones por las que avanzar hacia el Señor no es todo lo fácil que desearíamos que fuese. Por un lado en el mundo de la vida espiritual, el tiempo no existe como si existe, en el mundo materia. Todo lo que pertenece al mundo del espíritu es inmortal o eterno, como lo es nuestra alma, los bienes espirituales que podamos recibir, o los que nosotros podamos crear con nuestras oraciones y sacrificios. Por otro lado nunca olvidemos las actuaciones demoniacas, que siempre están obstaculizado nuestro camino hacia el amor al Señor, San Pedro en su segunda epístola nos dice: “Sed sobrios y vigilad, que vuestro enemigo el diablo, como león rugiente, anda rondando y busca a quien devorar, resistidles firmes en la fe”. (2Pdr 5,8).

            En los Evangelios y en el resto de la Biblia, encontramos numerosas expresiones, que no dan fe de ese amor incomprensible que el Señor nos tiene, hasta el punto que ello debe de ser incomprensible también para los ángeles, que nos contemplan y que seguramente se deben de preguntar: Pero que le han dado los hombres a Dios que Él está que pierde la cabeza, siendo el mendigo de amor de los hombres como nos decía Santa Teresa de Lisieux. Y así es el Señor nos ama de tal forma que reiteradamente busca nuestro amor. Pero quizás el versículo más expresivo de los evangelios, referente al amor de Dios a nosotros, es el que dice: “Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en Él no perezca, sino que tenga vida eterna”. (Jn 3,16).

            Con referencia a ese amor tan tremendo que Dios nos tiene, he recibido una historia anónima, pero manifestándose en ella, que la misma, se refiere a hechos verídicos, la historia dice:

Había una pareja sin creencia religiosa alguna, puramente atea que tenía una hija de muy corta, edad. Como es de suponer desde su nacimiento, ni el padre ni la madre la habían bautizado, ni nunca le habían hablado de Dios a la niña y como tampoco nunca había ido todavía a ningún colegio, nadie le había hablado de Dios. Las malas relaciones de los padres entre sí, daban origen a continuas peleas entre ellos.

Una noche, cuando la niña tenía 5 años, sus padres se pelearon, la pelea fue aumentando, de intensidad, hasta el punto de que el padre de la niña, tomo una pistola y disparó a la madre matándola y a continuación con la misma pistola el padre se suicidó, quedando la niña huérfana. Toda la escena de la muerte de los dos progenitores, fue vista por la niña, que en silencio contemplaba la tragedia.

La niña fue recogida y llevada a un hogar adoptivo. Su nueva madre adoptiva era cristiana y frecuentemente la llevaba a la Iglesia. El primer día de clases dominical en la Iglesia, la madre le dijo a la maestra que la niña nunca había escuchado nada de Jesús, que tuviera paciencia con ella. Un día la maestra mostró una foto de Jesús y dijo: ¿Alguien sabe quién es Él? Y la niña con asombro de su maestra dijo: Yo si lo sé, “Ese es el hombre que me estaba abrazando la noche que mis padres murieron”.

            Es lógico que una niña de 5 años tenga la inocencia el candor y la limpieza de alma suficiente, para poder ver con más facilidad que nosotros, pues es la luz divina, no la material, la que tiene en su alma.

            Cuando decimos que Dios nos ama y sufre con nosotros nuestras penas, no son muchas las personas que comprenda ese loco amor que el Señor nos tiene, hasta el punto de sufrir con nosotros nuestras penas. Más de uno puede pensar, ¿Y siendo Dios omnipotente?, porque no elimina la causa del sufrimiento de los hombres, en vez de acompañar en su dolor al que sufre? Los que así piensan no comprenden lo que es y como necesitamos el valor redhibitorio del sufrimiento. Una madre ve como el médico, le hace daño con su intervención a su hijo y que este, grita y llora, pero la madre no interviene porque sabe que es necesario que el médico realice lo que está haciendo por el bien de su hijo. Evidentemente Dios puede evitarnos el sufrimiento, pero ello sería interferir el libre albedrío que nos ha donado y eso jamás lo hará. Él sufre viendo nuestro sufrimiento, lo mismo que la madre sufre cuando el médico le produce dolor a su hijo.

            El amor del Señor a nosotros no es un amor genérico, sino personal y especifico. Por cada uno de nosotros, Él volvería a pasar otra vez una noche de agonía en Getsemaní, otra noche ante el Sanedrín y ante Pilatos, con las burlas, bofetones y salivazos, otra coronación de espinas y las burlas de la soldadesca, una brutal lluvia de azotes con látigos con puntas de metal que le desgarraban la piel, una caminata hacia el calvario que no pudo resistir y una tremenda crucifixión, hasta su muerte por una lanzada y todo ello lo volvería a hacer cuantas veces fuese necesario por ti lector o por mí a fin de que nos salvemos y no pequemos porque su amor es ilimitado, de tal forma que nosotros no somos capaces de ver hasta dónde puede llegar. Prueba evidente de este amor es la inhabitación Trinitaria, que nos dejó, como consecuencia del sacramento del bautismo y el deseo de estar siempre con nosotros por medio del misterio de la Eucaristía.

            Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.

Juan del Carmelo

GALLETAS DE LA ALEGRÍA Y LA INTELIGENCIA



En este tramo final de la primavera, que ha sido, en mi ciudad, un poco inhabitual en lo meteorológico con muchos días nubosos y menos luz que otras primaveras, vemos a gente que sufre de lo que se conoce como astenia primaveral y además a todos los estudiantes que están preparándose para dar de sí lo mejor posible de cara al sprint del final de curso.

Para ayudar de manera muy eficaz, en casos como los descritos, quiero compartir con todos vosotros un remedio de Santa Hildegarda que, además de su eficacia y su facilidad de preparación, reúne en sí lo útil y lo agradable.

Me estoy refiriendo a lo que ella llama:

GALLETAS DE LA ALEGRÍA Y LA INTELIGENCIA

Como saben los amigos de Santa Hildegarda cuando habla de la salud se refiere a poder lograr un equilibrio dinámico en lo corporal, lo anímico, el universo y lo espiritual. Esta situación saludable solo se puede lograr en plenitud si cada uno de esos ámbitos mencionados está a su vez en armonía para poder formar un conjunto que funcione de manera global.

Estas son sus palabras:

“La persona pulverice nuez moscada y el mismo peso de canela y algo menos de clavo. Prepare tortitas con ese polvo, flor de harina de espelta y un poco de agua y cómalas a menudo y le ahogarán toda la amargura del corazón y de su espíritu y le abrirán sus embotados sentidos, le alegrarán el espíritu y le disminuirán todos sus humores nocivos.”

Para Santa Hildegarda es un signo de buena salud el que los cinco sentidos corporales funcionen adecuadamente. Para ella tener los sentidos embotados es una señal inequívoca de que las cosas no van bien y en sus libros insiste mucho en la importancia del olfato, vista oído, etc. La pérdida del olfato, por ejemplo, es considerada como un signo precursor de graves enfermedades que pueden tardar años en manifestarse.

Estas galletas son un remedio para las personas que creen que se han metido en un callejón sin salida. No tiene porque ser así en la realidad pero, si es su vivencia, igualmente necesitan ayuda para salir de esa situación.

La Santa asegura que en tales situaciones límite se embotan los sentidos, se siente uno amargado y no se ve salida por ninguna parte.

Como solución propone estos cuatro remedios o líneas de actuación:

o   un análisis objetivo de la situación, (muchas veces nos olvidamos de que somos hijos de Dios y de que Dios provee)

o   el valor de asumir un riesgo en sentido positivo, (nuestro sabio refrán dice “el que algo quiere algo le cuesta”

o   la oración, (es la manera de estar “conectados” a la fuente del Amor y de la Vida y en la oración Él nos habla),

o   estas galletas prestan una ayuda adicional para salir del aprieto, (puesto que, agudizan los sentidos, alegran, alejan la amargura del corazón y disminuyen todos los humores nocivos para el bienestar corporal).

Con estos remedios el hombre (el ser humano) se vuelve previsor, ensancha su horizonte y fortalecido de esta forma, puede encontrar una solución para sus problemas.

El Dr. Strehlow que mencionaré muchas veces, porque casi todo lo que sé de Santa Hildegarda se lo debo a él, ha traducido el remedio al lenguaje contemporáneo para facilitarnos a nosotros, gente del siglo XXI, su elaboración. Fruto de su experiencia de largos años tanto en elaborarlas como en ver los efectos tan beneficiosas que producen es la:

RECETA DE LAS GALLETAS DE LA ALEGRÍA Y LA INTELIGENCIA:

22g de nuez moscada molida en polvo

22g de canela molida en polvo

5g de clavo molido en polvo

750g de harina de espelta (escanda) (toda blanca o mejor,500g blanca y 250g integral)

200g de azúcar de caña

200g de mantequilla (se puede sustituir por 200g de aceite de coco)

200g de almendras molidas

1 pizca de sal

2 huevos (enteros o, aún mejor, solo las yemas)

PREPARACIÓN:

Se mezclan primero las especias con la harina en seco y luego se derrite la mantequilla, sin calentarla demasiado, y se mezcla con el azúcar y los huevos . Se mezcla todo y se amasa, añadiendo un poco de agua (unos 200ml ) para que la masa ya no se pegue a las manos.

Se extiende con el rodillo para que quede muy fina (3mm) y se hacen galletitas con un molde como en navidad. Con estos ingredientes salen unas 130-150 (si os salen menos, es que las hacéis más grandes y entonces en lugar de tres al día para los niños y 5 para un adulto os reguláis según el tamaño que os haya salido).

Se colocan sobre papel de horno en una bandeja metálica y se hornean a 180º

8-15 minutos hasta que se doren.

Estas galletas tienen un sabor excelente y deberían tenerse siempre a mano en la despensa.

A los niños en edad escolar les ayuda mucho, sobre todo en casos de déficit de atención, pero Santa Hildegarda dice que no les demos más de tres galletitas diarias para que “no se vuelvan demasiado pillos”.

Me despido con el deseo de que os animéis a hacerlas y a disfrutarlas.

Juan Antonio Timor Pineda