El cardenal Robert Sarah habló
en una conferencia sobre liturgia en Londres en junio 2016 animando a los
sacerdotes a ofrecer la misa
mirando en la misma dirección que miran las personas, “ad orientem”,
o sea mirando hacia el Señor.
Prontamente Internet fue un
hervidero. Los católicos con el espíritu del Vaticano II se consternaron con la
idea de que algunas personas quieren “hacer retroceder el reloj” y
desmantelar todo el progreso que representa el cura de cara al pueblo
Mientras que los católicos “reformadores
de la reforma” insistieron en que misa de cara al pueblo nunca fue ordenada
por el Vaticano II y que la celebración ad orientem sigue siendo
la postura correcta.
Aquellos
que piensan que el sacerdote debe mirar hacia las personas hacen hincapié
en el aspecto comunitario, y ven la misa como la última cena, donde el pueblo
de Dios se reúne para la comida familiar de Acción de Gracias esperando el
banquete del cielo.
Mientras
que aquellos que piensan que el sacerdote debe celebrar mirando en la misma
dirección que las personas es decir hacia el Señor, hacen hincapié
en la idea de que el cura representa el sacrificio de una vez por todas en
nombre del pueblo de Dios.
Rápidamente
el arzobispo Vincent Nichols, de Westminster, en el Reino Unido, dijo que no estaba de acuerdo, al igual que el
padre Federico Lombardi, hasta ese momento portavoz del Vaticano.
Y los católicos de a pie podrían preguntarse por qué tanto alboroto cuando el mundo
está prendido fuego y persiguen a los católicos por todos lados, ¿no tenemos mejores cosas para estar
preocupados?
¿QUÉ POSICIÓN TIENE LA RAZÓN?:
AMBAS
El Catecismo
de la Iglesia Católica enseña que la misa es, “La Cena del Señor, debido a su
conexión con la Cena que el Señor celebró con sus discípulos en la víspera de
su pasión y es la anticipación del banquete de bodas del Cordero”
Pero
también dice que la misa es, “El Santo
Sacrificio, porque actualiza el único sacrificio de Cristo Salvador e
incluye la ofrenda de la Iglesia”.
Sacrificio de alabanza, sacrificio espiritual,
sacrificio puro y santo que completa y
supera todos los sacrificios de la Antigua Alianza.
Cuando se trata de la liturgia, cada vez es más
evidente que en un mundo moderno, cambiante y multicultural, la liturgia uniformizada al máximo deja de
lado tradiciones locales y no sirve para todos, menos a los católicos
radicalmente modernos y a los católicos radicalmente tradicionales.
En cambio, la Iglesia
Católica con toda la razón y de manera políticamente equilibrada, permite
la diversidad de estilos de culto, mientras que sólo permite una liturgia autorizada
y aprobada. O sea que maneja una mezcla de autoridad y libertad individual.
De alguna manera, la Iglesia Católica mundial ha
sido capaz de mantener la unidad,
mientras que no hace cumplir la uniformidad.
En lugar de desatar guerras litúrgicas e insistir
en que tenemos razón y los demás están equivocados, debemos estar agradecidos de que la Iglesia Católica
tiene suficiente diversidad dentro, y que esto es próspero.
Es cierto que la innovación y la diversidad
litúrgica es un riesgo. Porque puede
haber abusos y gustos excesivamente personales. Pero los abusos deberían ser
corregidos por la autoridad que corresponde.
No
parece adecuado en este momento de confusión de la Iglesia uniformizar todo
porque crearía una discusión innecesaria, y esto
vale especialmente para las diócesis que deberían permitir la variedad
de estilos porque atrae a más gente; unas parroquias manejando un estilo y
otras uno diferente, y que el público vaya eligiendo.
LA CELEBRACIÓN DE LA MISA AD
ORIENTEM
Muchos se preguntan, ¿cómo funciona exactamente la celebración ad orientem? ¿Cuándo
el sacerdote debe mirar a las personas y cuando mirar hacia el Señor?
Fr. Ryan
Erlenbush da en un artículo indicaciones básicas, extraídas de la Instrucción
General para el Misal Romano IGMR
(que es el libro oficial que dice el sacerdote cómo celebrar la misa) y de los
comentarios del Papa Emérito Benedicto XVI, así como las del cardenal Sarah.
La Instrucción
General para el Misal Romano (IGMR) y otros documentos de la Iglesia
no obligan a que el cura, mire hacia
las personas o mire siempre ad orientem.
La
Congregación para la Liturgia Divina ha cerrado este debate al afirmar en el
año 2000:
“A
medida que las dos posiciones [es decir, el anuncio ad orientem y de cara al
pueblo] disfrutan del favor de la ley, la
legislación no puede invocarse para decir que una posición o la otra está más
de acuerdo con el pensamiento de la Iglesia” (10 de abril de
2000)
La
IGMR no siempre indica de qué manera el sacerdote debe estar mirando.
Siguiendo la tradición de la
Iglesia y de su práctica litúrgica perenne, sería seguro asumir que el cura
siempre debe estar dirigido hacia el altar “ad orientem”, excepto en aquellos
lugares en los que se dirige expresamente a la gente.
Esta es la forma más natural de leer el IGMR, ya
que la indicación de hacer frente a la
gente se da como un cambio en la dirección.
El Papa Emérito Benedicto XVI
indica que la celebración ad orientem es adecuada para aquellas partes de la
misa en la que el sacerdote dirige a Dios directamente. El cardenal Sarah
insiste en este mismo punto afirmando que el sacerdote debe enfrentar ad
orientem no sólo en la Oración Eucarística, sino también para la Gloria y el
Credo.
¿CUÁNDO EL CURA ENFRENTA AL
PUEBLO?
El
cardenal Sarah
en una entrevista con “Familia Cristiana” (23 de mayo de 2016): “Yo propuse que
los sacerdotes y los fieles se dirijan ad orientem, al menos durante el Acto Penitencial, durante el canto del Gloria,
durante los Propios y durante la Oración Eucarística”.
En aras de la facilidad, Fr. Ryan
Erlenbush detalla los momentos
en los que el sacerdote está orientado hacia las personas cuando celebra la
misa ad orientem:
Cuando se hace la señal de la
Cruz y el diálogo de apertura (incluyendo “Hermanos, reconozcamos nuestros
pecados”), hasta antes de la Confíteor (“Yo Confieso”) o rito penitencial.
.
Cuando se introduce la oración de los fieles o peticiones generales.
.
En el ofertorio al decir la oración “Orate fratres” (“Oren hermanos”)
.
Después del Padre Nuestro, en el Signo de la Paz “Pax Domini” (“La paz del Señor esté siempre con vosotros”)
.
Cuando muestra la hostia consagrada al pueblo “Ecce Agnus Dei” (“He aquí el Cordero de Dios”)
.
Cuando se invita a la gente a rezar la oración de post comunión cuando él dice, “Oremus” (“Oremos”) (aunque la oración misma se dice ad orientem).
.
Para la bendición y despedida.
.
Cuando se introduce la oración de los fieles o peticiones generales.
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En el ofertorio al decir la oración “Orate fratres” (“Oren hermanos”)
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Después del Padre Nuestro, en el Signo de la Paz “Pax Domini” (“La paz del Señor esté siempre con vosotros”)
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Cuando muestra la hostia consagrada al pueblo “Ecce Agnus Dei” (“He aquí el Cordero de Dios”)
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Cuando se invita a la gente a rezar la oración de post comunión cuando él dice, “Oremus” (“Oremos”) (aunque la oración misma se dice ad orientem).
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Para la bendición y despedida.
Foros de la Virgen María
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