Siempre
te volverás a levantar, porque la unción del Espíritu Santo restaura tu vida
espiritual sin importar como te sientas. La cruz nos abrió la puerta para
acceder a la gracia de Dios en todo tiempo. Amén
En 2 Reyes 6:5-7 dice: “De
pronto, al cortar un tronco, a uno de los profetas se le zafó el hacha y se le
cayó al río. —¡Ay, maestro! —gritó—. ¡Esa hacha no era mía! —¿Dónde cayó?
—preguntó el hombre de Dios. Cuando se le indicó el lugar, Eliseo cortó un palo
y, echándolo allí, hizo que el hacha saliera a flote”.
Los profetas seguidores de Eliseo, estaban cortando árboles
para construir una nuevo lugar de reunión, lo que muestra el avance en la obra
de Dios. Pero a uno de ellos se le zafa el hacha y se hunde en el río. Pide
ayuda a su maestro Eliseo y éste le pregunta Dónde cayó, luego toma un palo y
lo tira justo en ese lugar, lo que produjo el milagro del hacha flotando.
El filo del hacha simboliza al Espíritu Santo quién nos da la
unción para avanzar. El palo de madera que Eliseo utiliza es una figura de la
cruz, el madero donde Jesús pagó el precio de la salvación. Si te encuentras
estancado, sin la unción que te levanta para alcanzar nuevas cosas y crecer,
necesitas aferrarte a la cruz, todo lo necesario para salir a flote está en la
cruz de Cristo, allí Jesús pagó el precio completo para la salvación,
restauración, sanidad, y para que recibamos la unción que nos da victoria en
nuestra vida. En la cruz está la respuesta verdadera para que siempre salgamos
a flote.
Oremos
juntos así:
“Dios Padre, gracias por
enviar a tu hijo a morir en la cruz, en ella encuentro la restauración que
necesito para seguir avanzando y no hundirme jamás. Declaro que saldré a flote
a causa de la unción y gloria de Dios, lo proclamo en el nombre de Jesús. Amén”
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