¿ESTÁS DISPUESTO A AFERRARTE A
TUS SUEÑOS?
No estoy hablando sobre un deseo – un deseo es
usualmente solo un pensamiento con el que la mayoría de gente no hace nada al
respecto. Pero un sueño es algo que captura tu corazón y espíritu. Enciende tu
imaginación y te llena de una inextinguible esperanza. Se convierte en algo que
no puedes dejar a un lado fácilmente.
Los sueños consumen tus pensamientos y te llenan
de emoción y pasión. Esto puede pasar en un solo momento, o pueden cautivar tus
pensamientos por años. A veces cuando el sueño es muy grande, tú lo abrazas, y
de algún modo sientes que él te abraza también.
Nuestros sueños son usualmente sobre
experimentar una vida mejor, sobre lograr grandes cosas… son imágenes que
tenemos del futuro que revelan una parte de nuestras vidas que serán mejores
que en el pasado.
Se necesita valor para soñar. En cualquier
momento en el que te atrevas a soñar, habrá riesgos que involucrarán. ¿Qué si nunca ocurre? ¿Qué si cuesta mucho? ¿Qué si la
gente se ríe de ti?
Es difícil sostener un sueño. Es difícil creer
cuando el mundo y los que están alrededor tuyo no te dan ninguna razón para
presionar y seguir adelante.
Yo he sido bendecido al poder
realizar muchos sueños en mi vida y ministerio, y estoy convencido de que un
sueño solo ocurre cuando dos cosas toman un lugar:
1. Vives con una fe expectante
de que ocurrirá.
2. Te rehúsas a dejar ir tu
sueño – independientemente a las circunstancias en tu vida.
Cuando Dios puso el sueño en mi corazón de
adquirir una arena deportiva como el lugar para la iglesia Lakewood, tengo que
admitir que incluso en el primer momento, estaba muy inseguro de cómo eso
podría ocurrir. Pero solo me mantuve creyendo en la palabra de Dios. El me
animó a que creyera en que con Él “nada es
imposible”. Mientras los meses pasaban, hubo muchos momentos cuando los
obstáculos y problemas eran innumerables y sobrepasaban la posibilidad de
recibir la promesa que Él nos había hecho.
Pero durante esos momentos, fui a la palabra de
Dios y aprendí algo sobre la vida de David. En 1 Samuel 30:6, dice que David se animó en el Señor.
Así que tomé la decisión de que cuando las
circunstancias o gente dijera cosas que me desanimaran a seguir con los sueños
de mi corazón, regresaba al Señor y me paraba en sus promesas. Además de eso,
yo haría todo lo que pudiera para expresar continuamente esperanza, tanto
verbalmente como en mis acciones, en lo que creía que Dios tenía guardado para
nosotros.
Escogí no dejar ir a mi sueño
o abandonarlo, sino seguir adelante y alabar a Dios.
Yo sé que en mi vida, nunca habría realizado
algunos de los sueños más increíbles con los que Dios me ha bendecido, sino
fuera por el apoyo de mi esposa Victoria. Cuando comienzo a dudar o sentir la
presión de dejar ir lo mejor de Dios, ella está allí para recordarme la
fidelidad de Dios, y para darme palabras de esperanza, vida y animarme sobre mi
futuro.
Deseo que cada uno tenga una voz de ánimo como
esa en su vida, pero a veces no es el caso. De hecho, a veces los más cercanos
a ti pueden ser los más grandes “incrédulos” de
tus sueños.
Creo que una cosa Dios me ha
llamado a ser y es una voz de ánimo en tu vida:
¿Cuál es la visión de Dios que
captura tu corazón, que ha permanecido, que no se ha ido? ¿Sigues sosteniéndolo
o ya lo dejaste ir? Si lo hiciste, ha llegado el tiempo de recogerlo otra vez y reclamar tu
sueño.
Déjame animarte: un
sueño no siempre tiene que ser espectacular como ganar una medalla olímpica o
llegar a ser presidente.
De hecho, uno de los mejores sueños es ver a tu
hijo caminar en una correcta relación con Dios o experimentar la restauración
de tu matrimonio o tener un trabajo que te pague por hacer lo que amas hacer.
A veces un sueño es solo una foto, una imagen
que no entendemos por completo y requiere fe para creer en ella. Dios quizás te
de un sueño en pedazos – pidiéndote que creas. Mientras vas dando pequeños
pasos de fe, Él llenará los espacios en el camino.
Eso es lo que pasó en la vida de José en Génesis
37. Dios le dio a José un sueño inusual que él no
entendió por completo, pero José creyó inmediatamente. Y por eso, los hermanos
de José lo odiaban y su padre lo regañó. Nadie creía en José, y por años y años
su sueño hizo su vida realmente difícil. Traicionado y dado por muerto por sus
hermanos, fue vendido como esclavo en una tierra extranjera, solo y
atemorizado, todo lo que José tenía para sostenerse eran sus sueños y su fe en
Dios. Pero José no lo dejaría ir, y poco a poco el empezó a ver las pistas de
que su sueño se iba a hacer realidad.
Los desafíos que enfrentas van a requerir que tu
tomes la misma opción – ¿dejarás tu dolor en el
pasado para conseguir tus sueños, o dejarás que esos sufrimientos roben tu
esperanza de una mejor vida?
Como lo dije, ver cómo se lleva a cabo tu sueño
puede no ser fácil, pero una vez que ocurre, vale la pena todo lo que
invertiste.
Soñar y creer que mejores cosas en tu vida y en
la vida de los que están alrededor tuyo vendrán es contagioso. Cuando tú te
rodeas de alguien con el coraje para soñar, eso tiene un tremendo impacto en
ti.
Como creyentes, no ponemos nuestra confianza en
las circunstancia o en la gene. Nuestra confianza descansa en el Señor. Dios
hará muchísimo más de lo que podamos pedir o pensar. Esto es lo que estamos
creyendo y tengo la confianza de que ocurrirá mientras unimos nuestras manos y
corazones para ofrecer esperanza real a la gente… una esperanza que solo se
puede encontrar en una relación personal con Jesucristo.
No dejes que nadie te haga retroceder. No dejes
que nadie te aleje de tus sueños. Los sueños que Dios te ha dado son tesoros
por los que vale la pena vivir. ¡Ellos valen pagar
el precio, te lo prometo!
Por Pastor Joel Osteen
Por AvanzaPorMas
Fuente: joelosteen.com/Pages/Article.aspx?articleid=6509