jueves, 30 de septiembre de 2010

APRENDE A PERDONAR...


Sanar el cuerpo emocional.
Imaginemos de nuevo que padecemos una enfermedad en la piel y que nuestras heridas están infectadas. Como queremos que la piel se nos cure, acudiremos a un médico, y éste utilizará un escalpelo para abrir las heridas. Después las limpiará, aplicará un medicamento y las mantendrá limpias hasta que se curen y dejen de provocarnos dolor.

Pues bien, para sanar el cuerpo emocional procederemos del mismo modo. Abrir y limpiar las heridas, aplicar algún medicamento y mantenerlas limpias hasta que se curen. Pero ¿cómo las abriremos? Utilizando la verdad como si se tratase de un escalpelo. Hace dos mil años uno de los grandes maestros dijo: «Y conocerás la verdad y la verdad te hará libre».

La verdad es como un escalpelo porque produce dolor al abrir las heridas y descubrir todas las mentiras. Las heridas de nuestro cuerpo emocional están cubiertas por el sistema de negación, el sistema de mentiras que hemos creado a fin de protegerlas. Ahora bien, sólo cuando miremos nuestras heridas con los ojos de la verdad, seremos finalmente capaces de sanarlas.

Empieza a practicar la verdad contigo mismo. Cuando eres sincero contigo mismo, comienzas a ver las cosas como son y no como quieres que sean. Utilicemos un ejemplo que tiene una gran carga emocional: la violación.

Digamos que alguien te violó hace diez años; es cierto que fuiste objeto de esa violación. Pero, ahora mismo, ya no es cierto. Fue un sueño, y en ese sueño, alguien abusó violentamente de ti. No lo buscaste tú. No se trató de nada personal. Por la razón que fuera, te ocurrió a ti, igual que podría haberle ocurrido a cualquier persona. Pero ¿vas a condenarte a sufrir sexualmente el resto de tu vida por haber sido objeto de una violación? No es el violador el que te condena a hacer eso. Tú eres la víctima, y si te juzgas a ti misma y te declaras culpable, ¿cuántos años te castigarás a ti misma sin disfrutar de una de las cosas más maravillosas del mundo? En ocasiones, una violación puede destrozar la sexualidad para el resto de la vida. ¿Dónde está la justicia? Tú no eres el violador, de modo que ¿por qué tienes que sufrir el resto de tu vida por algo que no hiciste? No eres culpable de que te violaran, pero el Juez que reside en tu mente puede hacerte sufrir y vivir avergonzada durante muchos años.

Por supuesto, esta injusticia creará una profunda herida emocional infectada de veneno que bien podría necesitar unos cuantos años de terapia antes de ser liberado. Sí, es verdad que fuiste objeto de una violación, pero ya no es verdad que debas sufrir esa experiencia. Es una elección.

Este es el primer paso cuando se utiliza la verdad como si fuese un escalpelo: descubres que, ahora, en este mismo momento, la injusticia que originó la herida ya no es verdad. Quizá descubras que, lo que creíste que te había herido tan profundamente, nunca fue verdad. Y aun en el caso de que sí lo fuese, eso no significa que ahora lo continúe siendo. Cuando utilizas la verdad, abres la herida y ves la injusticia desde una nueva perspectiva.

En este mundo, la verdad es relativa; cambia sin cesar porque vivimos en un mundo de ilusiones. Lo que es verdad en este mismo instante no tiene por qué serlo más adelante. Y después, podría volver a serlo. En el infierno, la verdad también podría ser otro concepto, otra mentira capaz de ser utilizada en tu contra. Nuestro sistema de negación es tan fuerte y poderoso que se convierte en algo muy complicado. Hay verdades que están ahí para tapar mentiras, y, a la vez, también hay mentiras que tapan la verdad. Es como pelar una cebolla, la verdad se revela poco a poco hasta que, al final, abres los ojos y descubres que todas las personas que te rodean, incluido tú mismo, mienten constantemente.

En este mundo de ilusión, casi todas las cosas son mentira. Esa es la razón por la que les pido a mis aprendices que sigan las tres reglas para descubrir la verdad. La primera es: No me creas. No tienes que creerme, sino pensar y hacer elecciones. Cuando te digo algo, cree en lo que tú quieras creer, pero sólo si tiene sentido para ti, si te hace feliz. Si te conduce hacia tu despertar, entonces haz esa elección y cree en ella. Soy responsable de lo que digo, pero no soy responsable de lo que tú comprendas. Vivimos en un sueño completamente diferente. Aunque lo que yo digo sea absolutamente cierto para mí, no significa que tenga que serlo para ti. La primera regla resulta muy sencilla: No me creas.

La segunda regla es más difícil: No te creas a ti mismo. No te creas todas las mentiras que te dices: todas esas mentiras que tú nunca escogiste, pero que fuiste programado para creer. No te creas a ti mismo cuando te dices que no eres lo bastante bueno ni lo bastante fuerte ni lo bastante inteligente. No te creas tus propias limitaciones y dificultades. No te creas que no eres digno de amor o de felicidad. No te creas que no eres bello. No te creas ninguna cosa que te haga sufrir. No creas en tu desdicha. No creas en tu propio Juez o en tu propia Víctima. No te creas la voz interior que te dice que eres un estúpido, que te dice que te suicides. No te la creas porque no es verdad. Abre tus oídos, abre tu corazón y escucha. Cuando oigas que tu corazón te conduce hacia la felicidad, entonces haz una elección y mantenla. Pero no te creas a ti mismo sólo porque es algo que estás acostumbrado a decir, porque más del ochenta por ciento de las cosas que crees se basan en la mentira: no son verdad. La segunda regla es difícil: No te creas a ti mismo.

La tercera regla es: No creas a nadie. No creas a otras personas porque todas mienten constantemente. Cuando hayas curado tus heridas emocionales y no sientas la necesidad de creer a otras personas sólo para ser aceptado, lo verás todo más claro. Verás si es negro o blanco, si es o no es. Lo que ahora mismo es, quizá no lo sea dentro de unos pocos instantes. Lo que ahora no está bien quizá lo esté dentro de unos momentos. Todo cambia muy rápido pero, si eres consciente, podrás ver cómo acontece. No creas a los demás porque utilizarán tu propia estupidez para manipular tu mente. No le creas a una mujer que te diga que proviene de las Pléyades y que quiere salvar el mundo. ¡Malas noticias! No necesitamos que nadie venga a salvar el mundo. El mundo no necesita a intrusos que vengan del exterior a salvarnos. El mundo está vivo; es un ser vivo y es más inteligente que todos nosotros juntos. Si creemos que el mundo necesita ser salvado, pronto llegará alguien y dirá: «Bien, hay que escapar del planeta porque va a chocar contra nosotros un cometa. Mátate y ¡boom!, alcanzarás al cometa e irás al cielo». No creas en ese tipo de historias. Crea tu propio sueño del cielo; nadie puede hacerlo por ti. Sólo el sentido común será capaz de conducirte hacia tu propia felicidad, tu propia creación. La regla número tres resulta difícil porque necesitamos creer en otras personas. No creas en ellas.

No creas en mí, no creas en ti y no creas en nadie más. Cuando no crees, todo lo que no es verdad desaparece como por arte de magia en este mundo de ilusión. Todo es lo que es. No necesitas justificar lo que es verdad; no tienes que dar explicaciones. Lo que es verdad no necesita el apoyo de nadie. Tus mentiras necesitan de tu apoyo. Necesitas crear una mentira que sostenga la primera mentira, después otra que sostenga a la última y otras más para sostener todas las mentiras juntas. Y así, al final, creas una gran estructura de mentiras, y cuando aparece la verdad, todo se desmorona. Pero es así. No es necesario que te sientas culpable por decir mentiras.

La mayoría de las mentiras en las que creemos, sencillamente se disiparán cuando dejemos de creer en ellas. Todo lo que no sea verdad no sobrevivirá al escepticismo; ahora bien, la verdad siempre sobrevivirá. Lo que es verdad es cierto, lo creas o no lo creas. Tu cuerpo está hecho de átomos. No es necesario que te lo creas. Lo creas o no lo creas, es verdad. El universo está hecho de estrellas; esto es verdad lo creas o no lo creas. Sólo lo que es verdad sobrevivirá, y esto incluye los conceptos que tienes sobre tu persona.

Hemos dicho que, de pequeños, no tuvimos la oportunidad de escoger qué creer y qué no creer. Bueno, ahora es distinto. Ahora que somos adultos tenemos el poder de hacer una elección. Podemos creer o no creer. Aunque algo no sea verdad, si decidimos creer en ello, lo creeremos porque esa será nuestra voluntad. Puedes escoger cómo quieres vivir tu vida. Y si eres sincero contigo mismo, sabrás que siempre tendrás la libertad de hacer nuevas elecciones.

Cuando estamos dispuestos a ver con los ojos de la verdad, destapamos algunas mentiras y abrimos las heridas. Pero las heridas todavía están llenas de veneno.

Por lo tanto, una vez abiertas, las limpiaremos para eliminar todo el veneno. Pero ¿cómo lo haremos? El mismo maestro nos dio la solución hace dos mil años: el perdón. El único medio para limpiar las heridas y desprendernos del veneno es el perdón.

Debes perdonar a quienes te hirieron aunque, en tu mente, todo lo que te hicieron resulte imperdonable. Los perdonarás no porque merezcan tu perdón, sino porque no quieres sufrir y causarte más dolor a ti mismo cada vez que recuerdes lo que te hicieron. No importa lo que otras personas te hiciesen, las perdonarás porque no quieres sentirte permanentemente enfermo. El perdón es necesario para sanar tu mente. Perdonarás porque sentirás compasión de ti mismo. El perdón es un acto de amor hacia uno mismo.

Para ilustrar lo que acabo de decir te pondré el ejemplo de la mujer divorciada. Imagínate que has estado casada durante diez años, y por la razón que sea, tienes una gran pelea con tu marido a causa de una injusticia. Te divorcias de él; realmente no puedes soportarle. Sólo con oír su nombre sientes un fuerte dolor en el estómago y tienes ganas de vomitar. El veneno emocional es tan fuerte que eres incapaz de soportarlo más. Necesitas ayuda, de modo que acudes a un terapeuta y le dices: «Estoy sufriendo mucho. Estoy llena de enfado, de celos y de envidia. Lo que hizo es imperdonable. No aguanto a ese hombre».

El terapeuta te mira y te dice: «Necesita liberar sus emociones; necesita expresar su enfado. Lo mejor sería desahogar sus emociones con una gran pataleta. Coja una almohada, golpéela y libere su enfado». De modo que eso es lo que haces: montas una pataleta colosal y liberas todas esas emociones. Realmente parece funcionar. Le pagas cien dólares y le dices: «Muchas gracias. Me siento mucho mejor». Finalmente, aparece una gran sonrisa en tu rostro.

Abandonas la consulta del terapeuta, y ¿adivinas quién se te cruza por delante con el coche? Cuando ves a tu ex marido vuelves a sentir la misma cólera de inmediato, sólo que peor. Tienes que volver corriendo al terapeuta y desembolsar otros cien dólares para desahogarte de nuevo. Liberar tus emociones de esta manera sólo proporciona una solución temporal. Quizá te ayude a desprenderte de una determinada cantidad de veneno emocional y te sientas mejor momentáneamente, pero no curas tu herida.

El único medio para sanar tus heridas es a través del perdón. Tienes que perdonar a tu ex marido por la injusticia que cometió contigo. Ahora bien, sólo sabrás que has perdonado a alguien cuando lo veas y ya no sientas nada, cuando escuches su nombre y no experimentes ninguna reacción emocional. Por lo tanto, cuando seas capaz de tocar una herida emocional y ya no sientas dolor, entonces sabrás que verdaderamente has perdonado. Evidentemente, en ese lugar te quedará una cicatriz, del mismo modo que te queda en la piel. Recordarás lo que sucedió, cómo eras antes, pero una vez que la herida se haya curado, dejará de doler para siempre.

Tal vez pienses: «De acuerdo. Es fácil decir que debemos perdonar. Lo he intentado, pero no soy capaz de hacerlo». Tienes muchas razones, muchas justificaciones por las cuales no puedes perdonar. Pero no es verdad. La verdad es que no puedes perdonar porque aprendiste a no hacerlo, porque eso es lo que practicaste, porque llegaste a ser un maestro de la falta de perdón.

Durante una época, de pequeños, el perdón era nuestro instinto natural. Antes de habernos contagiado de esta enfermedad mental, perdonar nos resultaba fácil y normal. Acostumbrábamos a perdonar a los demás de un manera casi instantánea. Si observas a dos niños que juegan juntos y empiezan a pelearse y a pegarse entre ellos, comprobarás que, de pronto, rompen a llorar y corren hacia sus madres. «¡Eh, me ha pegado Una de las madres se acerca a la otra para hablar con ella. Las dos se pelean, y, sin embargo, a los cinco minutos, los dos niños están jugando juntos otra vez como si no hubiera sucedido nada, mientras las dos madres se detestarán la una a la otra el resto de su vida.

No tenemos que aprender a perdonar porque ya nacemos con la capacidad de hacerlo. Pero ¿adivinas qué nos ha ocurrido? Pues que hemos aprendido y practicado la conducta opuesta, y ahora nos resulta muy difícil perdonar. Cuando una persona nos hace algo, ya está, nos olvidamos de ella, queda expulsada de nuestra vida. Convertimos el asunto en una guerra de orgullo. ¿Por qué? Pues porque nuestra importancia personal crece cuando no perdonamos. Al decir: «Haga lo que haga no la perdonaré. Lo que hizo fue imperdonable», nuestra opinión parece cobrar importancia.

El verdadero problema reside en el orgullo. A causa del orgullo y del honor, añadimos más leña al fuego de la injusticia a fin de que nos recuerde que no podemos perdonar. Pero ¿adivinas quién es el que va a sufrir y a acumular más y más veneno emocional? Pues nosotros mismos, ya que sufriremos por las cosas que hagan las personas que nos rodean, aun cuando no tengan ninguna relación con nuestra persona.

También aprendemos a sufrir con el único propósito de castigar a la persona que nos maltrató. Nos comportamos como niños pequeños que montan una pataleta para llamar la atención. Me hiero a mí mismo sólo para decir: «Mira lo que estoy haciendo por tu culpa». Es una gran broma, pero eso es exactamente lo que hacemos. Lo que realmente queremos decir es: «Dios, perdóname», pero no diremos una palabra hasta que Dios venga y nos pida primero que le perdonemos. En muchas ocasiones ni siquiera sabemos por qué estamos tan disgustados con nuestros padres, nuestros amigos, nuestra pareja. Estamos disgustados y si, por alguna razón, la otra persona nos pide que la perdonemos, nos echamos a llorar de inmediato y decimos: «Oh, no, perdóname tú a mí».

Ves a buscar al niño pequeño que está en el rincón con una rabieta. Coge tu orgullo y tíralo a la basura. No lo necesitas. Sencillamente, libérate de tu importancia personal y pide perdón. Perdona a los demás y verás cómo los milagros empiezan a suceder en tu vida.

En primer lugar, haz una lista de todas las personas a las que crees que necesitas pedir perdón, y acto seguido, pídeles perdón. Aunque no tengas tiempo de llamarlas a todas, pide perdón en tus oraciones y a través de tus sueños. En segundo lugar, haz otra lista de todas las personas a quienes necesitas perdonar. Empieza por tus padres, hermanos y hermanas, tus hijos, tu cónyuge, tus amigos, tu amante, tu gato, tu perro, el gobierno y Dios.

Ahora perdonarás a los demás porque sabes que, independientemente de lo que alguien te hiciese, no tenía nada que ver contigo. Cada uno sueña su propio sueño, ¿recuerdas? Las palabras y los actos que te hirieron fueron, meramente, la reacción de esa persona a los demonios de su propia mente. Está soñando en el infierno y tú no eres más que un personaje secundario de su sueño. Nada de lo que hace nadie es por ti. Una vez que cobres esta conciencia, y no te lo tomes como algo personal, la compasión y la comprensión te conducirán al perdón.

Empieza a trabajar en el perdón; empieza a practicar el perdón. Al principio cuesta, pero después se convertirá en un hábito. El único medio de recuperar el perdón es volver a practicarlo. Practica incansablemente hasta que, al final, puedas comprobar si eres capaz de perdonarte a ti mismo. En un momento determinado, descubres que tienes que perdonarte a ti mismo por todas las heridas y el veneno que tú mismo creaste en tu propio sueño. Cuando te perdonas a ti mismo, empiezas a aceptarte, y entonces, el amor por tu persona crece. Ese es el perdón supremo: perdonarte a ti mismo.

Lleva a cabo un acto de poder y perdónate a ti mismo por todo lo que has hecho en tu vida. Y, si crees en las vidas anteriores, perdona todas las cosas que crees haber hecho en tus vidas pasadas. El concepto del karma es verdadero sólo porque creemos que lo es. Debido a nuestras creencias sobre la bondad o la maldad, nos sentimos avergonzados por lo que creemos que es malo. Nos declaramos culpables, pensamos que nos merecemos un castigo y nos castigamos a nosotros mismos. Estamos seguros de que lo que creamos es una inmundicia que es preciso limpiar. Y sólo por creerlo «Así es». Se convierte en algo real para ti. Creas tu karma y tienes que pagar por él. Así de poderoso eres. Romper un antiguo karma es fácil. Lo único que tienes que hacer es abandonar esa creencia negándote a creer en ella, y de este modo, harás que desaparezca. No necesitas sufrir, ni pagar por nada; ya pasó. Para que el karma desaparezca bastará con que te perdones a ti mismo. Cuando llegues a ese punto, podrás empezar de nuevo. El perdón es el único medio para limpiar las heridas emocionales; cuando perdonas, la vida se convierte en algo fácil. El perdón es el único medio para sanar nuestras heridas.

Una vez que hayamos limpiado las heridas, utilizaremos una poderosa medicina para acelerar el proceso de curación. Por supuesto, esta medicina también nos la ha dado el mismo gran maestro, y es el Amor. El amor es la medicina que acelera el proceso de curación. No existe otra medicina más que el amor incondicional. No se trata de: «Te amo si...», o «Me amo a mí mismo si...». Sin condiciones ni justificaciones ni explicaciones. Se trata sólo de amar. Ámate a ti mismo, ama a tu vecino y ama a tus enemigos. Es de sentido común, pero no seremos capaces de amar a los demás hasta que no nos amemos a nosotros mismos. Y esa es precisamente la razón por la que debemos empezar a hacerlo.

Hay millones de maneras distintas de expresar tu felicidad, pero sólo una de ser realmente feliz, y esa manera consiste en amar. No existe otra. No es posible ser feliz si no te amas a ti mismo. Es un hecho. Si no te amas a ti mismo no tienes ninguna posibilidad de ser feliz. No se puede compartir lo que no se tiene. Si no te amas a ti mismo, tampoco puedes amar a nadie. Aun así, sientes la necesidad de amor, y si hay alguien que te necesita, dirás que eso es amor; eso es lo que los seres humanos llamamos amor. Pero no es amor. No es más que un acto de posesión, de egoísmo y de control que no conoce el respeto. No te mientas a ti mismo; eso no es amor.

Sólo es posible ser feliz cuando el amor emana de ti, cuando sientes un amor incondicional por ti mismo y te entregas por completo a ese amor. Cuando actúas de este modo, dejas de resistirte a la vida. Dejas de rechazarte a ti mismo. Ya no cargas con todos esos reproches y ese sentimiento de culpabilidad. Sencillamente aceptas quien eres y a todas las personas tal como son. Tienes derecho a amar, a sonreír, a ser feliz, a compartir tu amor y a no tener miedo de recibirlo.

La curación se fundamenta en tres puntos muy sencillos: la verdad, el perdón y el amor hacia uno mismo. Una vez adquiridos, el mundo entero sanará y dejará de ser un hospital mental para siempre.

Estos tres puntos clave para sanar la mente nos fueron brindados por Jesús, pero él no fue el único que nos enseñó el camino de la curación. Buda y Krishna hicieron lo mismo. Y muchos otros maestros llegaron a las mismas conclusiones y nos enseñaron las mismas lecciones. En todo el mundo, de Japón a México, a Perú, a Egipto o a Grecia, la curación de los seres humanos fue un hecho. Vieron que la enfermedad residía en la mente humana y utilizaron estos tres métodos: la verdad, el perdón y el amor hacia uno mismo. Si somos capaces de ver nuestro estado mental como una enfermedad, descubriremos que existe una verdadera curación. No es necesario que suframos más; si somos conscientes de que nuestra mente está enferma, de que nuestro cuerpo emocional está herido, también seremos capaces de sanar.

Imagínate que todos los seres humanos empezasen a ser sinceros consigo mismos, que empezasen a perdonarse los unos a los otros y a amar a todas las personas. Si todos los seres humanos amasen de este modo, dejarían de ser egoístas; estarían abiertos a dar y a recibir y no se juzgarían los unos a los otros. Los chismes se acabarían y el veneno emocional, al final, se disolvería.

Ahora estamos hablando de un planeta completamente distinto. No se parece en nada a la Tierra. Esto es lo que Jesús llamó «El cielo en la tierra», Buda, «Nirvana» y Moisés, la «Tierra Prometida». Es un lugar en el que todos nosotros podemos vivir con amor porque centramos nuestra atención en el amor. Elegimos amar.

Sea cual sea el nombre que le des al nuevo sueño, sigue siendo un sueño tan real o tan falso como el sueño del infierno. Pero ahora eliges el sueño en el que tú quieres vivir. Ahora tienes en tus manos las herramientas necesarias para sanarte. La cuestión es: ¿qué vas a hacer con ellas?.
Dr. Miguel Ruiz
La Maestría de la vida

ORACIONES

Haz el favor de tomarte unos instantes para cerrar los ojos, abrir tu corazón y sentir todo el amor que emana de él.

Quiero que te unas a mí en una oración muy especial para experimentar la comunión con nuestro Creador.

Dirige tu atención a tus pulmones, olvidándote de todo lo demás. Cuando se expandan, siente el placer de satisfacer la mayor necesidad del cuerpo humano: respirar.

Haz una inspiración profunda y siente el aire a medida que va entrando en los pulmones. Siente que no es otra cosa que amor. Descubre la conexión que existe entre el aire y los pulmones, una conexión de amor. Llénalos de aire hasta que tu cuerpo sienta la necesidad de expulsarlo. Y entonces, espira y siente de nuevo el placer, porque siempre que satisfacemos una necesidad del cuerpo humano, sentimos placer. Respirar nos proporciona un gran placer. Es lo único que necesitamos para sentirnos felices, para disfrutar de la vida. Estar vivos es suficiente. Siente el placer de estar vivo, el placer del sentimiento del amor...

ORACIÓN PARA LA CONCIENCIA

Hoy, Creador del Universo, te pedimos que abras nuestro corazón y nuestros ojos para que podamos disfrutar de todas tus creaciones y vivir en amor eterno contigo. Ayúdanos a verte en todas las cosas que percibimos con los ojos, con los oídos, con el corazón, con todos nuestros sentidos. Permítenos percibir con los ojos del amor a fin de descubrirte dondequiera que vayamos y que te veamos en todas tus creaciones. Permítenos verte en cada célula de nuestro cuerpo, en cada emoción de nuestra mente, en cada sueño, en cada flor, en cada persona que conozcamos. No puedes esconderte de nosotros porque estás en todas partes y somos uno contigo.

Permítenos ser conscientes de esta verdad.

Permítenos ser conscientes de nuestro poder para crear un sueño del cielo en el que todo es posible. Ayúdanos a utilizar nuestra imaginación para que guíe el sueño de nuestra vida, la magia de nuestra creación, a fin de vivir sin miedo, sin enfado, sin celos, sin envidia. Ilumínanos para seguir, y permite que hoy sea el día en que finalice nuestra búsqueda del amor y de la felicidad. Permite que hoy suceda algo extraordinario que cambie nuestra vida para siempre: permite que todo lo que hagamos y digamos sea una expresión de la belleza que reside en nuestro corazón, que se fundamenta en el amor.

Ayúdanos a ser como tú eres, a amar como tú amas, a compartir como tú compartes, a crear una obra maestra de belleza y amor, del mismo modo que todas tus creaciones son obras maestras de belleza y de amor. Empezando hoy, ayúdanos a aumentar a diario el poder de nuestro amor a fin de que seamos capaces de crear una obra maestra de arte: nuestra propia vida. Hoy, Creador, te damos las gracias y nuestro amor porque nos has dado la Vida. Amén.

ORACIÓN PARA EL AMOR POR UNO MISMO

Hoy, Creador del Universo, te pedimos que nos ayudes a aceptarnos a nosotros mismos tal como somos, sin juzgarnos. Ayúdanos a aceptar nuestra mente tal como es, con todas nuestras emociones, nuestras esperanzas y nuestros sueños, nuestra personalidad, nuestra manera de ser única. Ayúdanos a aceptar nuestro cuerpo tal como es, con toda su belleza y su perfección. Permite que el amor hacia nosotros mismos sea tan fuerte que nunca más volvamos a rechazarnos o a sabotear nuestra felicidad, nuestra libertad y nuestro amor.

De ahora en adelante, permite que cada acción, cada reacción, cada pensamiento y cada emoción se fundamente en el amor. Ayúdanos, Creador, a aumentar el amor hacia nosotros mismos hasta que todo el sueño de nuestra vida se transforme, y el miedo y la desdicha sean sustituidos por el amor y el júbilo. Permite que el poder del amor hacia nosotros mismos sea lo suficientemente fuerte para romper todas las mentiras que nos hicieron creer; todas las mentiras que nos dicen que no somos suficientemente buenos o suficientemente fuertes o suficientemente inteligentes, y que no seremos capaces de conseguirlo. Permite que el amor hacia nosotros mismos sea tan fuerte que ya no necesitemos vivir nuestra vida según las opiniones de otras personas. Permite que confiemos del todo en nosotros mismos a fin de que hagamos las elecciones que debamos hacer. Con este amor que sentimos por nosotros mismos ya no tenemos miedo de enfrentarnos a las responsabilidades de nuestra vida o a los problemas, ni de resolverlos a medida que surjan. Permite que el poder del amor hacia nosotros mismos nos ayude a realizar todos nuestros deseos.

Ayúdanos a empezar hoy mismo a amarnos tanto que nunca creemos una circunstancia que vaya en contra nuestra. Podemos vivir la vida siendo nosotros mismos y sin fingir que somos distintos sólo para ser aceptados por otras personas. Ya no necesitamos ser aceptados por otras personas ni que nos digan lo buenos que somos, porque sabemos lo que somos. Con el poder del amor que sentimos hacia nosotros mismos, permítenos que disfrutemos de la imagen que vemos cada vez que nos miramos al espejo. Permite que una gran sonrisa se dibuje en nuestro rostro y que realce nuestra belleza interior y exterior. Ayúdanos a que el amor que sentimos hacia nosotros mismos sea tan intenso que nos permita disfrutar siempre de nuestra propia presencia.

Permítenos amarnos sin juzgarnos, porque cuando nos juzgamos, cargamos con el peso de la culpa y los reproches, necesitamos castigarnos y perdemos la perspectiva de tu amor. Fortalece nuestra voluntad para perdonarnos a nosotros mismos en este momento. Limpia nuestra mente del veneno emocional y de las recriminaciones a fin de que vivamos en un amor y una paz completos.

Permite que el amor que sentimos hacia nosotros mismos sea el poder que cambie el sueño de nuestra vida. Con este nuevo poder en nuestro corazón, el poder del amor por uno mismo, permítenos transformar todas las relaciones que mantenemos, empezando por la que tenemos con nosotros mismos. Ayúdanos a estar libres de conflictos con los demás. Permítenos ser felices por compartir nuestro tiempo con las personas que amamos y perdonarlas por cualquier injusticia que sintamos en nuestra mente.

Ayúdanos a amarnos tanto a nosotros mismos que perdonemos a cualquier persona que nos haya herido en nuestra vida. Concédenos el valor para amar a nuestra familia y a nuestros amigos incondicionalmente y, para cambiar nuestras relaciones de la manera más positiva y amorosa posible. Ayúdanos a crear nuevos canales de comunicación en nuestras relaciones a fin de que no se produzca una guerra de control, de que no exista un vencedor o un perdedor. Permítenos trabajar unidos, como un equipo, para el amor, la dicha y la armonía.

Permite que las relaciones con nuestra familia y nuestros amigos se fundamenten en el respeto y la alegría a fin de que no sintamos la necesidad de decirles qué deben pensar o cómo deben ser. Permite que nuestra relación romántica sea la relación más maravillosa; permite que nos sintamos dichosos cada vez que lo compartimos todo con nuestra pareja. Ayúdanos a aceptar a los demás como son, sin juicios, porque cuando los rechazamos, nos rechazamos a nosotros mismos, y cuando nos rechazamos a nosotros mismos, te rechazamos a ti.

Hoy es un nuevo comienzo. Ayúdanos a empezar otra vez nuestra vida con el poder del amor hacia nosotros mismos. Ayúdanos a disfrutar de la vida, a disfrutar de las relaciones, a explorar la vida, a arriesgarnos, a estar vivos y a no vivir mas con miedo al amor. Permítenos abrir nuestro corazón al amor que nos corresponde por derecho de nacimiento. Ayúdanos a convertirnos en maestros de la Gratitud, de la Generosidad y del Amor a fin de que seamos capaces de disfrutar de todas tus creaciones por siempre jamás. Amén.

Sobre el autor.
El doctor Miguel Ruiz es un maestro de la escuela tolteca de tradición mística. Combina su mezcla única de conocimientos en talleres, conferencias y viajes guiados a Teotihuacán, México. En esta antigua ciudad de las pirámides, conocida por los toltecas como el lugar en el que «el hombre se convierte en Dios», el doctor Miguel Ruiz sigue el proceso que los antiguos profetas trazaron para guiar a los buscadores a través de sus niveles ascendentes de conciencia.

BUEN DICHO... AHORA QUE SE ACERCAN LAS ELECCIONES MUNICIPALES EN PERÚ


Geoge Bernard Shaw
Qué brillante capacidad de síntesis la de George Bernard Shaw en esta breve frase:
"Los políticos y los pañales se han de cambiar a menudo... y por los mismos motivos".

SOÑAR


A veces soñamos ser y tener lo que no podemos ser ni tener.

Esto nos impide disfrutar de lo que tenemos. Deberíamos dar gracias a Dios de lo que tenemos. Muchas personas tienen menos que nosotros.

Dios podía haberles dado a ellas lo nuestro y a nosotros lo de ellas. Deberíamos ser agradecidos y no quejarnos.

No es que sea malo aspirar a más.

Pero los sueños no deben privarnos de disfrutar de la realidad.
Jorge Loring, S.I

LA VOZ DEL SILENCIO


La voz es una de nuestras armas más potentes en la comunicación. De su volumen, entonación y ritmo dependen el entusiasmo que manifestamos, nuestra capacidad de convicción y el éxito en captar y mantener la atención e interés de nuestros interlocutores.

El silencio es una poderosa arma de comunicación, aunque su uso eficaz no es sencillo y requiere cierta habilidad. Necesitamos reconocimiento de los que nos rodean, no sólo para sentir que nos escuchan y comprenden, sino para no sentirnos excluidos de ese ambiente.

El silencio puede ser en ocasiones un acto de rechazo, de no reconocimiento voluntario. Puede llegar, por tanto, a constituir una importante barrera de comunicación.

Sin embargo, el silencio también puede ser utilizado en sentido positivo, para alentar a alguien a que continúe hablando, que revele sentimientos y conseguir retroalimentación o una auténtica capacidad de escucha.

No es fácil guardar ese silencio, pero lograrlo nos trae como recompensa la veta de oro, mientras más dura nuestro silencio en torno a lo que queremos lograr, mayor es la pasión que crece dentro de nosotros.

A veces, nuestro silencio es la peor mentira, algunos encuentran el silencio porque tienen demasiado ruido dentro de ellos mismos.

El amor, un beso lo enciende, el silencio lo apaga… el mérito que acepta el silencio como la cosa más natural del mundo es el más alto aplauso.

Hemos de tener muy en cuenta que cuando hables, procura que tus palabras sean mejores que el silencio, en ningún momento el silencio es más crucial que durante los retiros de meditación…

¿Qué es el silencio?
Es un sueño que se queda en sueño, un beso sin respuesta o bien es una rosa sin agua…

El silencio y la soledad son complementos. La soledad es el silencio del alma y el silencio es la soledad de las palabras, La palabra es un don tan hermoso que es mejor dejarla ir sola o cuando estrictamente sea necesario.

El silencio es la voz del corazón hablando contigo. Por eso tenemos que escuchar lo que dice el corazón en silencio.

-Cuando la voz de un enemigo acusa, el silencio de un amigo condena. (Ana de Austria)

-Nada suena tan estridente a los oídos del autor como el silencio de la crítica. (Anónimo)

-Si los españoles habláramos sólo y exclusivamente de lo que sabemos, se produciría un gran silencio que nos permitiría pensar. (Manuel Azaña)

-El silencio es la virtud de los locos. (Sir Francis Bacon)

-Nada fortifica tanto las almas como el silencio; que es como una oración íntima en que ofrecemos a Dios nuestras tristezas. (Jacinto Benavente)

-El jarrón da forma al vacío y la música al silencio. (Georges Braque)

-El silencio es el elemento en el que se forman todas las cosas grandes. (Thomas Carlyle)

-Lo más atroz de las cosas malas de la gente mala es el silencio de la gente buena. (Mahatma Gandhi)

-La verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio. (Marco Tulio Cicerón)

-Manejar el silencio es más difícil que manejar la palabra. (Georges Benjamin Clemenceau)

-Para toda clase de males hay dos remedios; el tiempo y el silencio. (Alejandro Dumas)

-La verdadera amistad llega cuando el silencio entre dos parece ameno. (Erasmo de Rotterdam)

-El silencio del envidioso está lleno de ruidos. (Khalil Gibran)

-Las grandes elevaciones del alma no son posibles sino en la soledad y en el silencio. (Arturo Graf)

-El silencio es el partido más seguro para el que desconfía de sí mismo. (François de la Rochefoucauld)

-Nuestra generación no se habrá lamentado tanto de los crímenes de los perversos, como del estremecedor silencio de los bondadosos. (Martin Luther King)

-Cuesta más responder con gracia y mansedumbre, que callar con desprecio. El silencio es a veces una mala respuesta, una respuesta amarguísima. (Gar Mar)

-En virtud de la palabra, el hombre es superior al animal; por el silencio se supera a sí mismo. (Paul Masson)

-La democracia no es el silencio, es la claridad con que se exponen los problemas y la existencia de medios para resolverlos. (Enrique Múgica Herzog)

-La palabra más soez y la carta más grosera son mejores, son más educadas que el silencio. (Friedrich Wilhelm Nietzsche)

-No consiento que la mujer enseñe ni domine al marido, sino que se mantenga en silencio. (San Pablo)

-Si lo que vas a decir no es más bello que el silencio: no lo digas. (Proverbio árabe)

-Cuando hables, procura que tus palabras sean mejores que el silencio. (Proverbio hindú)

-La arena del desierto es para el viajero fatigado lo mismo que la conversación incesante para el amante del silencio. (Proverbio persa)

-Me he arrepentido de haber hablado, pero nunca de haber guardado silencio. (Publio Siro)

-De todas las reacciones posibles ante una injuria, la más hábil y económica es el silencio. (Santiago Ramón y Cajal)

-La palabra es plata y el silencio es oro. (Mi amiga árabe)

-La poesía huye, a veces, de los libros para anidar extramuros, en la calle, en el silencio, en los sueños, en la piel, en los escombros, incluso en la basura. Donde no suele cobijarse nunca es en el verbo de los subsecretarios, de los comerciantes o de los lechuguinos de televisión. (Joaquín Sabina)

-Es mejor ser rey de tu silencio que esclavo de tus palabras. (William Shakespeare)

-Soy tan partidario de la disciplina del silencio que podría hablar horas enteras sobre ella. (George Bernard Shaw)

-No sigo… te vas a quedar muy callada. El autor

PECES CONFUNDIDOS


El pez ardilla es, obligadamente, un habitante nocturno del arrecife de coral.

Sus ojos de un tamaño mayor a la medida normal (de donde recibe su nombre) poseen un tejido situado detrás de la retina, que se conoce como tapetum lúcidum, que forma como pequeños espejitos que se acomodan para reflejar y ampliar hasta un millón de veces la muy escasa luz nocturna.

Esta forma de amplificar la luz le permite capturar pequeños invertebrados iluminados apenas por la luz de las estrellas. Pero es esa misma propiedad que convierte al pez ardilla en enemigo del sol. Es por eso que durante el día se esconde en las sombras de pequeñas cavernas submarinas, el interior de naufragios o debajo de los aleros que forma el coral.

Estos pequeños draculeanos evitan la luz del sol que los cegaría completamente poniéndolos a merced de sus enemigos. Tal vez por eso, durante el día, mientras duerme en su lecho de oscuridad, apaga el color rojo intenso de su cuerpo hasta convertirse en un pez pálido y deslucido.

Con las primeras horas del atardecer, cuando el sol aún no terminó de caer, los peces ardillas, vestidos aún con su tono pálido comienzan a recorrer el arrecife en busca de presas. Al principio se los ve torpes y aletargados pero a medida que oscurece sus cuerpos cada vez más vermeyantes se mueven con mayor ductilidad poniéndose más agresivos en la búsqueda de alimento.

Puede que el color rojo intenso tenga alguna relación con la excitación que provoca la caza, mientras que el color pálido se logre al distender los músculos durante el descanso.

A diferencia de otros animales el pez ardilla no parece tener un reloj biológico que le avise que llegó la hora de comer, sino que parece guiarse por la intensidad de luz que puebla el arrecife. Cuando empieza a descender la intensidad de luz es porque está oscureciendo y si está oscureciendo, es hora de ir a cazar.

Es así que en los días nublados los buzos solemos sorprendernos al ver cardúmenes de peces ardilla suspendidos a media agua y, todavía vestidos de pálido. Se reúnen en grupos como si no supieran qué hacer, aletargados y confundidos. Pueden pasar horas fuera de sus cuevas, expuestos a los depredadores sin entender por qué no termina de hacerse de noche, por qué no llega la protectora oscuridad. Sorprendidos por un día sin sol, parecen no encontrar la respuesta para salir de su letargo.

Residentes de un mundo sin cielo, los peces ardilla nada saben de las nubes ni de soles escondidos. Tal vez el equilibrio ecológico haya diseñado para ellos un tendón de Aquiles para evitar su superpoblación. O tal vez sea el mar que se divierte confundiendo a sus inocentes habitantes. Después de todo, las nubes no son más que mar evaporado que juega a esconder el sol.
Tito Rodríguez
Director: Instituto Argentino de Buceo

Cuantas veces hay cristianos que se parecen a estos peces ardilla. No saben distinguir por discernimiento espiritual cuando el cielo está nublado y quedan inmóviles y confundidos esperando que llegue la noche y en medio de tal confusión son presa del enemigo. Recuerda que tú naciste para vivir en la luz y tener el discernimiento espiritual para detectar la noche.

Nehemías 10:28 - Y el resto del pueblo, los sacerdotes, levitas, porteros y cantores, los sirvientes del templo, y todos los que se habían apartado de los pueblos de las tierras a la ley de Dios, con sus mujeres, sus hijos e hijas, todo el que tenía comprensión y discernimiento.

1 Corintios 12:10 - A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas.

Hebreos 5:14 - Pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.

EN LO MÁS PROFUNDO


Esa mañana recibimos un aviso urgente, con la petición de interceder por treinta mineros chilenos que habían quedado en lo profundo de la tierra, a varios cientos de metros y había muy pocas o nulas esperanzas de que estuvieran con vida.

Entonces, los miembros de ese Ministerio Cibernético de Oración e Intercesión comenzamos a levantar las plegarias, unos individualmente, otros haciendo partícipes también a sus congregaciones.

Semanas después, estaba mirando la televisión cuando vi la noticia de que habían logrado tener contacto con estos hombres, que estaban en un lugar, un pequeño refugio de unos pocos metros cuadrados para todos ellos, pero… ¡estaban vivos y ahora animados por haber sido encontrados! En la televisión se comentaba como un testimonio de fe y esperanza… ¡más allá de la fortaleza humana! ¡Qué regocijo ha sido tener noticias de los avances, ver cómo inclusive la NASA ha enviado equipos especiales para el rescate la solidaridad del hombre al servicio de sus hermanos! ¡Qué sensación más maravillosa, porque es como ver real la mano de Dios actuando y moviendo todo!

Esta situación me ha hecho reflexionar… ¡qué tan imposible era que en aquel hoyo tan profundo, en las entrañas de la tierra, se lograra un rescate! Pero ¡cuántas veces vivimos situaciones adversas que nos hacen sentir así, refundidos sin esperanza de que alguien siquiera nos pueda ver! Sentimos en medio de esa desolación… ¿será que Dios podrá rescatarme de aquí? No hay luz, apenas respiro y el espacio donde me muevo es tan escaso que seguramente quedaré aquí por siempre sin volver a mirar la luz del día de una sonrisa, sin sentir de nuevo la brisa del amor refrescante de quienes amo… sin poder alimentarme de lo cotidiano, de lo humano y lo divino.

No obstante, hoy quiero animarte… ¡hay una sonda que te conecta a tu Padre Celestial: La oración y ella no se desconecta en ningún momento y el alimento sigue fluyendo a través de Su Palabra y la comunión con Él…! ¡Permanece, no desfallezcas! ¡Porque el que es tu guardador no duerme ni desmaya y si fuera necesario, reunirá a las naciones para venir en tu ayuda y rescatarte una vez más! No hay lugar donde Él no pueda encontrarte, de donde no pueda rescatarte… ¡aún si estás en lo más hondo, en lo más profundo de un abismo Él es capaz de llegar allí y remover todo para volverte a la vida!

Y recuerda, no estás solo, hay otros que te estiman y que quizá ni siquiera te conocen que oran por ti y claman por tu vida y tu rescate.

Yo te bendigo hoy y como si te mirara a los ojos, te doy una sonrisa y te digo…¡tal vez nunca nos hemos conocido, pero hay Alguien que hoy me pidió escribir estas líneas para ti y decirte que te ama y que no desfallezcas, que su ejército ya está en camino para levantarte! Y allí, justo en ese momento en que más lo necesites, encontrarás en la red este mensaje que te recordará que eres amado, de tal manera que Jesús murió y resucitó por ti… ¡para que hoy yo pudiera tomarte de la mano y decirte sigue adelante Él abrirá camino, Él te dará la fuerza y conocerás su amor personalmente!
Rosa Amelia Díaz.

UNA JOVEN TETRAPLÉJICA: AGRADEZCO A DIOS "LA BELLEZA DE MI VIDA"


María José, discapacidad degenerativa total.

Agradezco a Dios «la belleza de mi vida» y pido «poder llevar las cruces de los que sufren»

Una vecina de la localidad valenciana de Caudete de las Fuentes, María José Solaz Viana, de 36 años, afectada desde niña por una ataxia degenerativa que le produce desde hace diez años una discapacidad de grado legal máximo, reza todos los días dos horas a solas en su parroquia para pedir a Dios, entre otras cosas, poder llevar la cruz de las personas que sufren y en acción de gracias por la belleza de mi vida.

De ese modo, me ofrezco al Señor para que remitan los males de quienes sufren y me piden que ore por ellos o, al menos, para que encuentren alivio, ha explicado a la agencia AVAN María José, que es natural de Caudete, donde vive con sus padres.

María José recibió la noticia de su enfermedad con 9 años cuando tomé la Primera Comunióny precisa que el último día que pude andar por mí misma fue el de mi Confirmación, con 15 años. En los meses siguientes, su musculatura se fue atrofiando como consecuencia de la enfermedad que le afecta ya a todo el cuerpo. En 1995, su grado de discapacidad era del 95 por ciento, según los estudios médicos que se le hicieron, y hace ya una década llegó al cien por cien. Además de no poder mover apenas parte alguna de su cuerpo, desde hace años padece graves dificultades para oír, ver y, sobre todo, hablar.

Cartas a Dios para agradecerle el regalo de cada nuevo día.
A María José le resulta especialmente difícil en los últimos meses su creciente incapacidad para utilizar el ordenador. Con él escribe, fundamentalmente, reflexiones y meditaciones, la mayoría de ellas espirituales y dirigidas, en segunda persona, a Dios. En una de ellas, a modo de una carta de amor y titulada Gracias, María José comienza diciendo: “Dios mío, gracias de todo corazón por haberme creado, por regalarme un nuevo día, por todo lo que me das y por lo que me darás porque, aunque me inquiete, siempre será lo mejor. En otro pasaje, expresa su gratitud a Dios por tu amor y por permitir que cada día me enamore un poco más de Ti, por ayudarme a llevar esta cruz, por hacerme fácil lo difícil o porque estás a mi lado en mis luchas diarias”. La carta concluye así: “Seguro que algún agradecimiento se me habrá quedado en el tintero de la memoria, así que lo mejor es darte las gracias por todo, Dios mío.

En 1999, María José publicó, además, Y a veces, Venus…”, un libro recopilatorio de algunas de sus poesías así titulado porque ese planeta es lo que más brilla en la noche, como el Señor, el lucero que me despierta cada mañana”. En la actualidad, el avanzado estado de su enfermedad hace que apenas pueda escribir ya, pero lo poco que escribo es muy gratificante para mí.

Lo más duro”, no poderse comunicar bien.
A consecuencia de su enfermedad degenerativa, una ataxia de Friedreich que afecta progresivamente a su sistema nervioso y muscular, María José permanece desde hace dos décadas en una silla de ruedas. Durante los primeros años, utilizó una silla convencional ya que ella misma podía desplazarla. Con el paso del tiempo, tuvo que cambiarla por una eléctrica, que al principio también manejaba autónomamente pero, desde hace unos años, debe ser trasladada siempre por otra persona, al no poder accionar ya el mando de la silla.

A pesar de la magnitud de sus problemas físicos, afirma que lo más duro ahora para ella está siendo la soledad que nota ante su creciente dificultad para conversar con los demás, que es lo que le encanta hacer. También encuentra alivio a sus dolores intensos mirando el crucifijo. Tiene uno en su habitación rodeado por un rosario. Me consuela mucho pensar que Jesús, siendo Dios, quiso pasar por la cruz por amor a nosotros”, afirma.

Los padres vendieron sus campos para dedicarse a ella por completo.
Los padres, Pepe y María Luisa, ambos de 73 años, se encargan de todo el cuidado de María José en casa. El padre, campesino durante toda su vida, tuvo que vender sus tierras para poder dedicarse por completo a su hija cuando el grado de degeneración de la enfermedad lo requirió. Cuentan con ayudas económicas de la Administración pero, en palabras de María Luisa, que ha ejercido siempre como ama de casa, lo que nos mantiene en pie es, sobre todo, la fe.

Los esposos también destacan laarmonía familiar y el buen humor que tratan de imprimir a cada momento. Cuando veo a María José tristona, no tardo ni un momento en hacerla reír; entonces ella me dice que siempre estoy haciendo el tonto, y yo le respondo que es mejor así, explica Pepe.

Después de comer, su padre la levanta en brazos y, con ayuda de la madre, la colocan en otro aparato especial con unas abrazaderas que la sujetan y la mantienen erguida, para estirar su musculatura y facilitar su digestión. Con él puede permanecer de pie casi dos horas, tiempo que suele aprovechar, además, para leer, una de sus actividades preferidas. Pepe y María Luisa colocan los libros sobre un amplio soporte de madera situado adecuadamente por debajo de los ojos de María José y van pasando las hojas. Leo casi de todo: novelas de misterio o de aventuras, poesía, libros espirituales, biografías…”, enumera María José, que muestra su sentido del humor al añadir: Me faltan horas para hacer todo lo que quiero.

Mantiene plenamente su capacidad mental e intelectual.
Con todo, su ejercicio favorito es el espiritual, que es también al que más horas dedica. Todos las mañanas Pepe la acerca hasta la parroquia del pueblo para que pueda rezar ante el sagrario, en una pequeña capilla anexa al templo, donde se celebra la misa de diario. Allí, pasa a solas dos horas. María José sonríe al advertir que ése es para ella el mejor momento del día. Al describir su grado de intimidad con Dios, expresa de forma figurada: Hablo con Jesús cara a cara. También participa en la vida celebrativa de la parroquia, como la adoración al Santísimo de los viernes o las misas del fin de semana, a las que acude junto con sus padres.

La ataxia que sufre María José no sólo atrofia paulatinamente su musculatura, sino que merma la coordinación de cualquiera de sus escasos movimientos. Sin embargo, el proceso degenerativo no ha afectado a su capacidad intelectual. Desde pequeña ha sido muy inteligente; venían a casa los niños de la escuela para copiarse los deberes; y hoy día su mente sigue siendo una máquina registradora, asevera el padre. María José es, pues, totalmente consciente de su situación, lo que no impide que la afronte con serenidad y entereza.

Crisis de fe.
Hasta alcanzar ese grado de aceptación, no obstante, ha tenido que atravesar también profundos baches anímicos y espirituales. Ella misma reconoce que, siendo una veinteañera, tuvo una fuerte crisis de fe, ya que en esa época rechazaba de plano su situación. No sólo iba perdiendo la salud, sino también a muchos amigos”, lo que le llevó a sentirse sola y desgraciada, a pesar de que también había gente que me ayudaba, recuerda. Incluso confiesa que estuvo a punto de arrojar la toalla.

Para superar su desánimo, reconoce que fue fundamental la fe que le transmitieron sus padres, el ejemplo cristiano de mi tía Caridad o la ayuda de sus dos hermanas, entre otras personas.

Muestra extraordinaria de amor, fe y ganas de vivir”.
El párroco de Caudete, Salvador Romero, define el testimonio de María José como una muestra extraordinaria de amor, fe, superación y ganas de vivir. El sacerdote, de 40 años de edad, hace hincapié, además, en el altísimo grado de comprensión que tiene María José de su misión como intercesora entre Dios y los hombres, algo que nos corresponde a todos los cristianos, pero que en casos como el de ella se asume desde una coherencia fuera de lo común.

Asimismo, el presbítero destaca el hecho de que no sólo vive su situación con aceptación y paz, sino con gratitud e incluso generosidad, al ofrecerse a Dios para llevar también los sufrimientos de los demás. Todo ello supone una vida espiritual muy elevada”, lo que no resta nada a su humanidad, que se manifiesta por ejemplo en su temor a que sus padres falten antes que ella. Aun así, ella vive esas lógicas incertidumbres con una enorme confianza en Dios.

Mi vida es bella.
María José explica que es esa vida espiritual lo que desde hace ya muchos años le permite comprender que mi vida es bella, así como manifestar que no cambiaría nada y que, a pesar de sus problemas, puede ser feliz. También afirma que se siente amada de Jesús, una de sus preferidas. Dios no me ha maltratado, no me arrepiento en absoluto de haber confiado en Él y ni siquiera le pido que me cure con un milagro, sino que haga siempre su voluntad en , agrega.

Para ella, el sentido de su vida radica en saber que Dios me ama hasta el extremo y que su discapacidad, su soledad… tienen sentido porque me han ayudado a conocerle a Él y porque, además, puedo ofrecerle mi sufrimiento para ayudar a otros. Preguntada sobre las personas que en su situación prefieren morir, responde que si se acogieran a Dios, todo cambiaría.

Además, quizás viendo mi pequeñez, es como algunas personas puedan reconocer que Dios es grande y que, a pesar de cosas como las que me pasan a mí, es posible sonreír y tener muchos momentos buenos. Con todo, al acceder a la publicación de esta entrevista aclara que yo nunca he aspirado a nada grande y que el mérito de todo lo que he contado no es mío sino de Dios, que me da la fuerza; sin Él, todo esto sería imposible.
AVAN

FRUTOS DE LA ENTREGA


Entregarse al Señor, abandonarse en Él, produce en el alma humana unos frutos insospechados, que solo percibe el alma que se ha entregado.

Realmente no son muchas las almas que después de haberse negado a sí mismas, despojándose de toda clase o tipo de apetencia mundana, se han puesto como meta de su vida espiritual entregarse a la voluntad divina y después de bastante tiempo, pues ya sabemos que en los temas de carácter espiritual el Señor carece de prisas, han llegado a una perfecta entrega al Señor. Han llegado a poder repetir gozosamente aquellas palabras de San Pablo cuando dijo: “Vivo, pero no vivo yo, sino que es Cristo quién vive en mí. (Gal 2,20). Y a sensu contrario, Royo Marín, O.P. escribe que existen también almas, en las que: “Ya no son ellos quienes viven; quién vive en ellos es Satanás. Por supuesto que se trata de almas, cuya condenación no aseguraremos que la tienen ya conseguida, pero desde luego poco les falta.

De lo necesario para obtención de este estado de entrega a Dios, ya hemos hablado en varias glosas y no existe un catálogo de normas para la consecución de este estado de santidad, que no es otra cosa, que el desarrollo de la vida de Dios en nosotros mismos, en lo más íntimo de nuestro ser. Los hombres y mujeres santos son los que han conseguido vivir en Dios, por Dios y para Dios y también para los demás, en vez de vivir para sí mismos.

Para obtener este fin, de una perfecta entrega al Señor, son básicas varias consideraciones: La primera es conseguir un profundo contacto con el Señor y para ello no hay nada más efectivo, tal como escribe el dominico Royo Marín O.P. que la comunión diaria, ya que es el medio más rápido y eficaz para lograr nuestra plena transformación en Cristo, en la que consiste esencialmente la santidad; puesto que a diferencia de lo que ocurre con el alimento material, no somos nosotros los que asimilamos a Cristo, sino que es Cristo quien nos transforma. La oración continua es también básica, porque es el continuo o contacto con el Señor, por ello Él ya nos dijo: “…, conviene orar perseverantemente y no desfallecer. (Lc 18,1). Orar, pero tratar de orar con el corazón, no mecánicamente sino lentamente, saboreando lo que se dice para evitar en lo posible las distracciones. No se puede rechazar nunca las contrariedades y sufrimientos que nos salgan al paso. Que nadie pretenda santificarse sin amar la cruz, el que trate de buscar a Dios sin sufrimientos pierde el tiempo, nunca llegará a encontrarlo. Son muchas más las cosas que hemos de considerar, como por ejemplo, el refreno de nuestra lengua, la aceptación de toda posible humillación, el pensar que las personas, nunca nos mortifican sino que nos santifican, etc.

El logro de esta situación o nivel de amor a Dios, solo es posible alcanzarlo contando con las divinas gracias, porque solos no podemos alcanzar nada. Lo importante es el deseo, el deseo de amar profundamente al Señor y cuando ese deseo se tiene y es profundo, y siempre es Dios quien lo genera, Él pone también a continuación en esta alma, las gracias necesarias para llevar a cabo la realización de ese deseo.

Cuando se alcanza esta situación, el alma que a este estado llega nada de este mundo desea, ni nada necesita, solo anhela el amor de su Amado y que se cumpla su voluntad. Y nada de este mundo le interesa a esta alma porque ha comprendido, que el principio que dice: Para poseerlo todo, hay que perderlo todo. El Señor bien claro que nos lo dejó dicho: "24 Entonces dijo Jesús a sus discípulos: El que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. 25 Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la hallará, (Mt 16,24-25). Y así perfectamente lo entienden estas almas, que saben que no merece la pena tratar de poseer algo, de lo que esta vida nos ofrece cuando se tiene la certeza de que se va a poseer va a ser, no ya las obras hechas por el Creador, sino al mismo Creador. ¿Porque van conformarse con unas insignificantes partes del todo, cuando van a poder poseer el Todo de todo?

A este respecto Henry Nouwen escribe diciendo: Cuando nuestro corazón pertenece a Dios, el mundo y sus poderes no son capaces de róbanoslo. Cuando Dios se ha convertido en el Señor de nuestro corazón, nuestra alienación básica está superada, y podemos rezar con el salmista: “13 Tú creaste mis entrañas, me plasmaste en el seno de mi madre: 14 te doy gracias porque fui formado de manera tan admirable. ¡Qué maravillosas son tus obras! Tú conocías hasta el fondo de mi alma. (Sal 139, 13-14). Y yo te doy gracias Señor por tan grandes maravillas: prodigio tuyo soy, prodigios son todas tus obras.

Una vez que nuestra nada es puesta al servicio de Dios, una vez que nos hemos convertido por amor en servidores incondicionales del Señor, la vida cambia y nos volvemos menos víctimas de nuestros estados de ánimo. Las ansiedades, las angustias, las tristezas, las antipatías, los recelos humanos, las enemistades hacia otros, las frustraciones, la depresión, la indignación, la apatía, la preocupación por el futuro, el pesimismo, las obsesiones, los resentimientos, el rencor, el mal humos, la soledad humana, las tristezas, toda una serie de males que acongojan al alma humana van desapareciendo y transformándose en otros estados de ánimo positivos, como pueden ser y son: el optimismo, la alegría de vivir, la esperanza en el futuro solamente basada en el amor a Dios, la entrega a los demás, la seguridad en los acontecimientos, porque estas almas están seguras de que nada de lo que ocurre es malo, todo lo que nos pasa es bueno porque nos viene del Señor, aunque a nuestros ojos no lo veamos así. El jesuita Pierre Teilhard de Chardin, exclamaba: “Todo lo que nos ocurre es siempre adorable”.

Sea bueno o malo lo que recibamos, de sus divinas manos viene y es lo que más nos conviene, aunque no lo comprendamos.

Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.
Juan del Carmelo

BENEDICTO XVI "ES UN VALIENTE"


Habla su secretario particular.

Monseñor Georg Gänswein hace balance de los cinco primeros años del pontificado.

Benedicto XVI no teme las confrontaciones ni los debates, afirma su secretario particular, monseñor Georg Gänswein, destacando la valentía del Papa.

Monseñor Gänswein ha aprovechado la entrega del premio italiano Capri San Michele por su libro Benedicto XVI urbi et orbi. Con el Papa en Roma y por los caminos del mundo (Librería Editora Vaticana, 2010) para hacer un balance de los cinco primeros años del pontificado de Benedicto XVI.

En esta intervención, publicada en L´Osservatore Romano, monseñor Gänswein destaca el lado cálido y la simplicidad de quien fuera prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

También la valentía que marca su pontificado: Él llama por su nombre a los defectos y los errores de Occidente, critica esa violencia que pretende tener una justificación religiosa, afirma.

Benedicto XVI no cesa nunca de recordar que con el relativismo y el hedonismo e imponiendo la religión por la amenaza y la violencia se da la espalda a Dios.

El secretario particular de Benedicto XVI recuerda que este Papa, a quien califica como el Papa de la palabra, pone todo su interés en reafirmar el núcleo de la fe cristiana: el amor de Dios al hombre, que encuentra en la muerte de Jesús en la cruz y en su resurrección una expresión insuperable.

Fe y razón en el centro.
En el centro del pensamiento del Papa, se encuentra la cuestión de la relación entre fe y razón; entre religión y renuncia a la violencia.

Para Benedicto XVI, destaca monseñor Gänswein, la reevangelización de Europa y del mundo será posible cuando los hombres entiendan que la fe y la razón no se oponen sino que se complementan.

En el fondo, señala, el Papa quiere reafirmar el núcleo de la fe cristiana: el amor de Dios al hombre, que encuentra en la muerte de Jesús en la cruz y en su resurrección una expresión insuperable.

Este amor es el centro inmutable en el que se basa la confianza cristiana en el mundo, pero también el compromiso con la misericordia, la caridad y la renuncia a la violencia.

El mensaje del sucesor de Pedro es tan sencillo como profundo: la fe no es un problema por resolver, es un don por descubrir, día tras día - explica -. La fe da alegría y plenitud.

El secretario de Benedicto XVI afirma finalmente que si todas las miradas y las cámaras se fijan en el Papa, no es por él”: “el Santo Padre no se coloca en el centro, no se anuncia a sí mismo, sino que anuncia a Jesucristo, el único redentor del mundo.

La fe ayuda a vivir, la fe ofrece alegría, la fe es un gran don: he aquí la convicción más profunda del Papa Benedicto, añade.

Un estilo propio.
Cada Papa responde a la llamada de Jesús con su personalidad y su sensibilidad, explica también el secretario particular del Pontífice.

Benedicto XVI no es Juan Pablo II, recuerda, a Dios no le gustan la repetición ni las fotocopias”.

Por eso, continúa, he aquí algo verdaderamente singular y edificante, el Papa Benedicto XVI se presentó al mundo como el primer devoto de su predecesor: éste es un acto de gran humildad, que sorprende y suscita admiración.

El Papa Benedicto XVI ha dado a la Iglesia y al mundo una maravillosa lección de estilo pastoral: “quien empieza un servicio pastoral - he aquí su lección - no debe borrar las huellas de quien ha trabajado antes, sino que debe poner humildemente sus pies en las huellas de quien ha caminado y se ha cansado antes que él”.

Así, Benedicto XVI ha acogido esta herencia y ha construido con su estilo humilde y reservado, con sus palabras tranquilas y profundas, con sus gestos comedidos pero incisivos.

Y concluye: Juan Pablo II fue el Papa de las grandes imágenes, Benedicto XVI es el Papa de la palabra, de la fuerza de las palabras: es un teólogo más que un hombre de grandes gestos, un hombre que habla de Dios.
Zenit

PARA UNA REVISTA BRITÁNICA DE IZQUIERDAS, EL PAPA ES LA SEXTA PERSONA MÁS INFLUYENTE DEL PLANETA


Los 50 personajes de «New Statesman»

Benedicto XVI ha pegado un salto tremendo pues ha escalado 20 puestos en el ranking con respecto al año anterior.

La revista británica New Statesman ha elaborado su propia lista de las 50 personalidades más influyentes del planeta colocando al Papa Benedicto XVI en el puesto número seis.

Para los editores de la publicación progresista y de izquierdas, el Papa ha pegado un salto tremendo pues ha escalado 20 puestos en el ranking con respecto al año anterior que lo situaba en el 26.

Según algunos analistas esta clasificación es significativa pues se da nada más concluida la exitosa visita del Santo Padre al Reino Unido y en un año en el que su figura ha aparecido persistentemente en medios periodísticos en un contexto especialmente negativo.

En su artículo La lista de individuos con influencia global y poder para cambiar nuestro mundo, el magazín reconoce el impacto de la visita papal a Escocia e Inglaterra, sin dejar de deslizar críticas y resaltar aspectos negativos.

New Statesman destaca que Benedicto XVI lidera a casi 1,2 millones de católicos bautizados en todo el mundo y que el Vaticano es una potencia financiera por lo que, afirma, la influencia del Papa va mucho más allá de la inspiración espiritual de su rebaño.

La lista coloca en el primer lugar de la lista al multimillonario de las comunicaciones Rupert Murdoch y en el segundo al presidente norteamericano Barack Obama. En el tercer puesto figura el mandatario iraní Mahmoud Ahmedinijad y en el cuarto Xi Jinping, vice-presidente de China, y de los miembros más importantes del Secretariado del Comité Central del Partido Comunista de dicho país.

Un lugar por encima del Papa está el fundador y dueño de Apple, Steve Jobs, y por debajo el general Ashfaq Kayani, jefe del ejército de Pakistán.

El octavo, noveno y décimo lugar están ocupados por la canciller alemana Angela Merkel; Eric Schmidt, Larry Page & Sergey Brin de Google y el presidente de Venezuela Hugo Chávez, respectivamente.
Gilberto Pérez/ReL

OBAMA SALE AL PASO DE LOS RUMORES SOBRE SU CREDO RELIGIOSO Y SE DECLARA "CRISTIANO POR ELECCIÓN"


La fe de «Mr. President»

El presidente norteamericano afirma que la decisión de abortar «debe tomarla únicamente la familia y no el Gobierno».

El presidente de los EEUU, Barack Obama, ha afirmado, durante un encuentro con un grupo de ciudadanos en el jardín de una casa en Albuquerque (Nuevo México), que se declara "cristiano por elección" y que la decisión de abortar "debe tomarla únicamente la familia y no el Gobierno".

Aborto.
Así lo ha señalado Obama en respuesta a la pregunta de una de las asistentes y, en este sentido, ha destacado que el aborto ha de ser "seguro, legal y excepcional" y que "las familias y no el Gobierno deben ser las únicas que tomen la decisión".

"Todos deberíamos reconocer que es una situación difícil, y en muchas ocasiones, son situaciones trágicas", ha añadido el presidente.

Creencias religiosas.
En cuanto a sus creencias religiosas, ha asegurado que es cristiano "por elección" propia pues, según ha indicado, su familia no iba a misa todas las semanas. "Mi madre era una persona muy espiritual pero no me metió en la Iglesia. Encontré mi fe más tarde, porque los preceptos de Jesús me hablaron y pensé que era la vida que quería seguir", ha subrayado.

Así, ha enunciado algunas claves de ese tipo de vida: "Tratar a los demás como me gustaría que me trataran a mí, comprendiendo que Jesucristo murió por mis pecados, tener humildad, hacer lo mejor que podamos para ayudar a otras personas a encontrar su propia gracia". "Es por lo que me esfuerzo y rezo cada día", ha agregado.

Asimismo, ha enfatizado que "parte de lo mejor de EEUU es que abraza a personas de muchas creencias o sin fe". "Es un país con mayoría de cristianos pero tenemos judíos, musulmanes, budistas, hindúes, ateos, agnósticos, y su propio camino hacia la gracia es algo que tenemos que respetar tanto como el nuestro", ha concluido.
Europa Press