El prefecto emérito de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el cardenal Gerhard Müller acudió a una entrevista en el canal de televisión EWTN donde habló sobre lo que llaman «el nuevo orden mundial, el gran reinicio».
(ACIPrensa/InfoCatólica)
El prefecto emérito de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el cardenal
Gerhard Müller acudió a una entrevista en el canal de televisión EWTN donde
habló sobre lo que llaman «el nuevo orden mundial,
el gran reinicio».
La entrevista fue en el
programa «Cara a cara», y dejó muy claro que
los católicos «tenemos que obedecer a la Palabra de
Dios y no a las reflexiones variables de los hombres dominantes»
refiriéndose a este tema.
El Foro Económico Mundial o
Foro Davos ha propuesto el «gran reinicio» como solución a los problemas en el
contexto pandémico, «el estado futuro de las
relaciones globales, la dirección de las economías nacionales, las prioridades
de las sociedades, la naturaleza de los modelos de negocios y la gestión de un
bien común global».
Años atrás ya habían presentado estas ideas en el foro.
El cardenal recordó que otras
ideas que no han sido buenas para la sociedad como el nacional socialismo
(nazismo), el fascismo y el comunismo también se vendían como «progresistas, también hablaban de la ciencia moderna,
según la doctrina de las razas y del biologismo. Y esta ideología era
dominante. Así como hoy había otras ideologías, pero también sobre la base del
biologismo, del naturalismo, que niegan la Revelación sobrenatural de Dios».
Dijo que actualmente muchos
millonarios piensan que saben mucho sobre muchos temas filosóficos, pero que en
realidad «ellos no están en grado de hablar
filosóficamente».
Además, estas personas no basan
su vida y sus criterios en «directamente en la Palabra de Dios. Cada uno
tiene que comenzar directamente a tener un contacto directo con Dios, y
orientar sus ideas hacia una convicción personal, una decisión personal: yo
quiero ser un cristiano, seguir directamente a Jesucristo y no hacer parte de
una cultura más o menos cristiana.
Yo creo en Jesucristo, el Hijo
de Dios que es la Verdad. Todas las verdades naturales tienen su centro en la
Verdad sobrenatural que es Jesucristo, la Verdad y la Gracia. Él nos muestra el
camino, el único camino: “Yo soy el Camino, la
Verdad, y la Vida”.
Al final cada uno tiene que
decir y decidir: yo soy un discípulo de Jesucristo
o no».
También señaló que estas
personas que creen saberlo todo quieren imponer cosas como la ideología de
género y quieren que todos aceptemos como pensamiento único sus ideas. «Y a quienes no piensan y hablan como ellos, como los
dirigentes de la opinión pública, los atacan, dicen son de la derecha, o son
nazis o (promueven) una teoría de la conspiración.
Atacan
personalmente, difaman personalmente a todos los que no se encuentran en este
pensamiento único. La fe cristiana quiere liberar a los hombres, no forzarlos a
pensar como los demás, sino a pensar según el pensamiento de Dios, la Palabra
de Dios».
Continuó explicando que por
mucho tiempo «el emperador Constantino, el mundo occidental vivió en una
sociedad y una cultura predominantemente cristiana. Pero a partir de la
Iluminación, un movimiento totalmente anticristiano, se produjo esta fractura
en la tradición cristiana, con la aparición de esas grandes ideologías ateas
del nacional socialismo, fascismo y comunismo en Europa. En otras partes del
mundo el cristianismo nunca ha sido la mayoría, los cristianos siempre han
tenido esta experiencia de ser una minoría.
Esa será también nuestra
experiencia en Occidente, de hacerse más o menos una minoría de creyentes.
Muchos católicos según la costumbre, pero sin contenido, sin esa substancia de
la fe.
Enfatizó que debemos
esforzarnos en «no ser solo una minoría que sufra,
sino también una minoría que es creativa, que defiende los derechos humanos
contra estas manipulaciones que tenemos hoy. Todo esto es contra la dignidad
humana.
Estos valores los
tenemos que defender. No solo la tradición cristiana, la Revelación, la fe
sobrenatural, sino también valores naturales: la dignidad de todos los hombres
contra el aborto, contra la inseminación artificial, donde el hombre, el bebé,
es solo un producto de las manipulaciones y no un don de Dios».
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