La disponibilidad como presupuesto para la visita de Dios.
«Haz mi vida, Señor, recta y sencilla como una flauta de cana para
que tú la llenes de tu música» (Rabindranath
Tagore)
Una
flauta de caña no es más que vacío aprisionado con unas fugas abiertas en forma
de agujeros.
¡Señor, haz de mi vida una flauta vacía!
Que
yo no ponga más que el vacío completo entre las paredes limpias de mi pobre caña
humana.
Y
que tú pongas…, la sinfonía clara y limpia de una vida que vibra y suena porque
tú vertiste en ella la vibración sonora de tu arte divino.
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