No nos gustan las dudas, porque provocan falta de claridad.
Por: P. Fernando
Pascual, L.C. | Fuente: Catholic.net
Dudamos de tantas cosas: de la calidad de este móvil, de la noticia sobre el futuro
contrato de un deportista, de la credibilidad del pronóstico sobre el tiempo
para mañana, de la fuerza o debilidad de la moneda del propio país.
Dudamos de personas: de la honradez de este político, de la sinceridad de este
“amigo”, de la fuerza de voluntad de un familiar a la hora de cumplir su última
promesa, de la competencia del médico que asegura que todo saldrá bien con esa
operación.
Vivimos rodeados por las dudas. Dudas de poca
importancia, si el tema no nos afecta seriamente. Dudas que nos inquietan: no tenemos claridad sobre la fecha del último día para
entregar la declaración de impuestos.
De algunas dudas podemos salir con más o menos
facilidad. Basta con llamar por teléfono, con consultar páginas “oficiales” de internet, con abrir un libro bien
hecho.
Otras dudas se prolongan por más tiempo. ¿Era sincero el jefe de trabajo cuando afirmó que este
año no habría despidos en la empresa?
No nos gustan las dudas, porque provocan falta
de claridad. Sin claridad, la voluntad no sabe qué opción sea mejor. Sin
decisiones, existe el peligro de la parálisis. Y si hay parálisis, el tiempo no
perdona: perdimos uno o varios días porque no
tomamos a tiempo una resolución importante.
Tampoco nos gustan porque a veces las dudas nos
arrastran a tomar decisiones equivocadas. Si no estaba claro qué candidato iba
a mejorar el país, votar simplemente según simpatías o intuiciones puede
llevarnos a un desengaño amargo.
Por eso, en medio de las confusiones y dudas de
la vida, ante noticias hoy confirmadas y mañana desmentidas, anhelamos luz,
pistas certeras, ayudas y palabras que descarten lo erróneo, que superen lo
oscuro y que nos acerquen hacia la verdad.
NO SOLO QUEREMOS AYUDAS,
SINO QUE TAMBIÉN DESEAMOS DAR UNA MANO A OTROS.
Podremos hacerlo en la medida en que caminemos
con prudencia y evitemos opciones precipitadas. Sobre todo, si aprendemos a
buscar, seriamente, cómo y con quién avanzar, aunque se trate solo de unos
centímetros, fuera del asedio de las dudas y más cerca del horizonte de la
verdad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario