No hace falta esperar a pasar a la otra ribera de la vida, es ya en esta tierra donde se oculta este tesoro.
«Basta escavar – dice Pronzato -, tener imaginación y coraje para
lanzarte a la aventura lejos de los caminos convencionales.
Basta ponerse a explorar el terreno del siervo humilde, del último
lugar, del minúsculo favor a la persona que no se lo merece, del silencio
frente a la acusación injusta, del tiempo «perdido» con aquel pelma de turno…
Veras como saltara un surtidor inagotable de felicidad».
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