LA PATRONA DE CANARIAS AYUDÓ A MARINEROS ACOSADOS POR PIRATAS, Y LAS CRÓNICAS RECOGEN DETALLES
EL 2 DE FEBRERO SE
CELEBRA LA FIESTA DE LA CANDELARIA, Y LA ADVOCACIÓN DE LA VIRGEN DE LA CANDELARIA.
El origen bíblico está en Lucas
2, 22-40, cuando María y José
llevan al Niño Jesús, bebé, al Templo de Jerusalén para cumplir con
el mandato del Levítico de presentar al
primogénito y consagrarlo al Señor, en recuerdo de los
primogénitos de Egipto que había salvado Dios, ofreciendo un sacrificio. Como
eran pobres, llevaron dos palomas blancas.
Cuando llegaron al templo, el
anciano Simeón, movido por el Espíritu Santo,
tomó en brazos a Jesús y lo bendijo diciendo que Él sería la luz que
iluminaría a los gentiles. Por eso, en la misa en
este día se recuerda a Jesús como luz de
los hombres llevando velas o candelas (de ahí el nombre
«fiesta de la Candelaria»).
Los iconos y esculturas de la
Virgen de la Candelaria suelen representarla con una
vela y el Niño en los brazos.
Hay tradiciones especiales en
distintos lugares de cultura católica. En
varios países hispanos los devotos llevan a la parroquia su imagen del Niño
Jesús. En México
existe la costumbre de que quienes recibieron por azar el muñeco de la rosca de
reyes, lo deben llevar ese día a la parroquia, vestido y engalanado. Muchas familias tienen la costumbre de guardar las velas que se han sido bendecidas en esta fiesta
para encenderlas y rezar con ellas en los momentos de
dificultades durante el año.
EL HALLAZGO DE LA
IMAGEN EN CANARIAS
La Virgen de la Candelaria es
patrona de las Islas Canarias desde 1599, y desde allí se
extendió su devoción por los países hispanos,
una devoción especialmente ligada a los marineros.
Según la tradición, dos guanches encontraron la imagen de la
Virgen en Tenerife en 1392, en la boca de un barranco, décadas
antes de la conquista castellana. Su rebaño se
negaba a avanzar por donde estaba la imagen y los intentos de apartarla eran ineficaces.
El rey local, con su guardia, sí se la llevó a su casa y los guanches se daban
cuenta de que obraba milagros.
Cuando la isla se cristianizó, la
imagen se colocó en la cueva de Achbinico, un espacio subterráneo que parecía
un templo de la naturaleza. La cueva fue el primer
santuario mariano en el archipiélago.
Después de la conquista de la
isla fue declarada iglesia. Según Núñez de la Peña en 1497 Fernández de Lugo
celebró en esta cueva la primera fiesta de las Candelas o de la Purificación de
la Virgen. En ella fueron bautizados buena parte de los guanches. La Pila
Bautismal se conserva en la Basílica. En 1526 se traslada la imagen a su nuevo
santuario, levantado en el lugar donde posteriormente se construirá la
basílica. Alrededor de 1530, los dominicos se encargaron de
este santuario.
En 1789 el santuario sufre un
incendio. En 1790 se construye la cueva-ermita en mampostería con dos entradas
culminadas por arcos de medio punto. En 1803 la imagen se traslada a la capilla
del reconstruido convento dominico. La imagen original se perdió en
1826 en una inundación. La imagen actual se bendijo en 1830. En el 2000 se colocó una
réplica de bronce en la cueva.
UN CRONISTA QUE APUNTA
LOS MILAGROS
En 1579 llegó a Canarias el
dominico Fray Alonso de Espinosa (1543 – c.
1600), quien se convertiría en el primer
cronista de la isla de Tenerife y una de las grandes fuentes que consultan los
historiadores. Habla de la Virgen y la historia de la
isla en su libro «Del origen y milagros de la
Santa Imagen de nuestra Señora de Candelaria, que apareció en la Isla de
Tenerife con la descripción de esta Isla«, que se imprimió en Sevilla
en 1594.
La última parte del libro recoge 57 milagros atribuidos a la imagen de la virgen de
Candelaria en el siglo XVI. A menudos, los devotos
testigos de milagros y favores dejaban en el santuario o en las parroquias
partes de los barcos beneficiados. En mástiles mayores y en popa a menudo
llevaban una imagen de la Candelaria. Vamos a repasar algunos milagros que
relata Espinosa -varios se los contaron los protagonistas- centrándonos en 6 que implican a piratas y corsarios.
MILAGRO 15: UN BARCO
ESPAÑOL, INVULNERABLE A LAS BALAS FRANCESAS
»Viniendo de España
para Indias un navío de españoles con próspero viento, en el golfo de las
Yeguas, que es cerca de estas islas de Canarias, toparon con un navío francés,
que les vino siguiendo tres días y tres noches; al cabo de los cuales
habiéndoles ganado el barlovento, vino un martes en la tarde a ponérseles a
tiro de cañón», escribe Espinosa. Detalla
que «los españoles venían sin armas ofensivas ni defensivas» y
que «se encomendaron todos a esta Señora [la
Candelaria], prometiendo de ir en romería a su bendita casa. El navío
francés les comenzó a bombardear».
Espinosa describe el suceso como «espantable caso». Las bombas, describe, «como si ellas fueran de
cera y el navío de bronce o metal, resurgían hechas pasta, sin hacer daño alguno; y muchas balas, así
de los esmeriles y piezas que tiraban como de los mosquetes y escopetas, daban a los hombres en los pechos y otras partes, y caían a sus pies sin
hacerles daño alguno. Y en particular dio una bala a los del navío español a
uno en una muñeca del brazo, donde traía unas cuentas de reumas, y quebrándole
una de ellas, no le hizo otro mal».
Los españoles, animados por «tan manifiesto milagro», decidieron avanzar
contra el barco francés, mientras que «los franceses
cobraron tanto temor y miedo que, no osando esperar a los que tenían rendidos y
acobardados, dieron a huir por
el espacioso mar, quedando los españoles libres y vencedores; desde donde
vieron al puerto de Santa Cruz, para venir a dar gracias a quien les había
librado tan patentemente y con tanta honra».
Detalles finales: «vinieron diez y nueve hombres del navío arriba dicho
descalzos y en romería, uno de los cuales era don Gabriel de Montalvo,
que con muchas lágrimas contaron todo lo sucedido. Este milagro está
comprobado«, escribe rotundo el cronista.
MILAGRO 16: LOS VASCOS
QUE METIERON SU BARCO EN TIERRA Y LO SACARON INDEMNE
En este caso, dos barcos piratas ingleses localizaron a un barco de vizcaínos cerca de Tenerife. El piloto vasco no
conocía las aguas y los ingleses le rodearon y colocaron frente a unas rocas
donde podía encallar. Un portugués en la tripulación
vasca les animó a rezar a la Candelaria y prometer ir en peregrinación a su
santuario. Después,
decidieron encallar en barco contra las rocas, ya que sabían que los ingleses,
que odiaban a los vizcaínos, no sólo les robarían sino les matarían.
Los ingleses no se atrevían a abordar a los vascos porque «conocen de los vizcaínos
que es gente cabezuda y que no se
han de rendir» y se dedicaban a cañonearles desde lejos, pero por
milagro atribuido a la Virgen las balas apenas
le dañaban, no entraba agua en los agujeros «ni las rajas que salían hacían
algún daño a las personas».
Los vascos arrojaron el barco
contra las rocas y encallaron, sin sufrir daños humanos. Los ingleses
consideraron que el barco se hundiría, todos se ahogarían y no podrían
recuperar nada, y se fueron.
Pero los vizcaínos rezaron de
nuevo a la Virgen: «Quien libras de
enemigos, librarás de piedra».
«Determinación vizcaína; mas salióles bien con ella», añade el dominico (que
nació en Alcalá y se crio en Guatemala). Entonces, un golpe de mar sacó al barco
«de la peña donde estaba encallado, y lo echó a la mar, cosa milagrosa».
En el barco no entraba más agua que antes: era un milagro patente.
Fueron al puerto de Santa Cruz y 18 peregrinaron a dar gracias a la Candelaria
«los cuales no se hartaban de contar el milagroso caso, quedando muy devotos y
aficionados a esta santa imagen».
MILAGRO 17: LA VIRGEN
QUE LIBERA A LOS PRISIONEROS SIN UN DISPARO
«Viniendo de
Portugal un navío portugués para estas islas, en que venía uno llamado Manuel
Fernández, topó con otro navío francés en el golfo de las Yeguas; el cual les
vino siguiendo hasta que los tomó. Y después de haber maltratado a los hombres que
en él venían, por ser sobre noche y no haber lugar de pasar el pillaje a su
navío, metieron los franceses a los portugueses debajo de cubierta», escribe Espinosa.
Los portugueses, prisioneros y desarmados
en su propio barco, se pusieron a rezar a la Virgen de la Candelaria. Entonces,
por azar o asombrosa providencia, el navío francés golpeó al barco portugués
apresado y le rompió el espolón. Los franceses pensaron que el
barco portugués se hundiría y lo abandonaron corriendo, pasando a su barco y abandonándolo.
Los portugueses «pusieron hombros y fuerza al escotillón y lo abrieron, y saliendo
sobre cubierta no hallaron francés alguno». Aunque el barco
estaba en mal estado, de forma asombrosa (Espinosa dice «sin milagro era imposible») lograron
llevarlo al puerto canario de Garachico sanos y salvos. Así lograron salvar vida y libertad.
MILAGRO 18: TRES
GALEOTAS DE MOROS CONTRA UN BARCO SIN ARMAS
«Viniendo de España
para estas islas un navío, en que entre otros pasajeros venía Gaspar González,
beneficiado de Candelaria, y saliendo de la bahía de Cádiz, luego otro día dieron
con tres galeotas de moros, de quien sin milagro no se podían escapar, por
tenerlos cercados y ser el navío manco y sin armas para poderse defender», explica Espinosa. Detalla que el mar estaba en calma: las galeotas contaban con remeros y podían avanzar, pero
el barco cristiano no podía hacer nada.
«Como casi todos
eran isleños los que en el navío venían, acudieron a llamar por su patrona y
abogada la Candelaria, con la devoción que hombres puestos en necesidad y
conflicto suelen. Y ella no les faltó, porque de repente, estando la mar en
calma, vino tanto viento Norte, que las galeotas no pudieron llegar a ellos y
los del navío se fueron su viaje sin temor». Así, la Virgen envía el viento y salva a sus devotos.
MILAGRO 20: DOS
CORSARIOS CONTRA UN BARCO SIN VIENTO
«El año de 1576,
yendo un navío de Pedro Belo, de estas islas para España, en el cual iba el
bachiller Felipe Machado, beneficiario que es ahora del Realejo, y estando ya
de los cabos adentro, vieron venir por su estera y popa dos navíos de corsarios que
venían a ellos con tiempo hecho, estando el triste navío en calma muerta», detalla
Espinosa.
Los canarios sabían que esos
corsarios probablemente les matarían, porque el día antes los portugueses
habían atrapado otro barco de esos corsarios y habían ejecutado a 15
criminales, por lo que los corsarios querrían vengarse. Se encomendaron «algunos de ellos a Nuestra Señora de Candelaria, patrona
suya, con mucha devoción y lágrimas. Y no les faltó, porque luego en ese punto milagrosamente
se mudó el tiempo, y dando en popa al navío que estaba en calma, salió con
mucha ligereza; y los enemigos, como si estuvieran atados, se
quedaron en calma, sin bullirse ni poderlos seguir; y así se fueron con
libertad a puerto seguro».
MILAGRO 32: A
CUCHILLADAS CON CORSARIOS, SIN SER HERIDO
En los otros milagros que hemos
comentado no llegó a haber combate cuerpo a cuerpo. En este sí.
«Un hombre honrado
y principal de La Orotava, pueblo de esta isla, llamado Fulano de Alfaro,
viniendo en un navío, dieron corsarios con él. Y peleando los unos
con los otros, murieron muchos de ambas partes. El dicho era muy devoto de
Nuestra Señora de Candelaria y siempre tuvo en memoria y se encomendaba a ella
cuando estaba peleando. Y no le faltó su favor, porque, aunque
eran muchos contra él y le daban de cuchilladas por un cabo y por otro, no le
hacían más daño que en la ropa, la cual tenía toda atasajada; y
principalmente el sombrero no
tenía cosa sana, y la cabeza sin ninguna herida, habiendo
recibido tantas; y en memoria y agradecimiento está el sombrero y la espada en
la iglesia», detalla el cronista.
(Publicado
originariamente en el portal de noticias marianas www.carifilii.es)
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