«FLOTABA SOBRE MI CUERPO»: LA EXPERIENCIA DE ANDREA TÓTH, PSICÓLOGA QUE TRABAJA CON MORIBUNDOS
ANDREA TOTH ES PSICÓLOGA, TRABAJA CON ENFERMOS Y MORIBUNDOS Y SU FE SE ALIMENTA DE UNA EXPERIENCIA CERCANA A LA MUERTE
Andrea Tóth es una psicóloga húngara que trabaja con personas muy enfermas o moribundas
en un hospicio de cuidados paliativos.
A veces les habla también de su
experiencia espiritual: estuvo dos veces
en muerte clínica, y en la segunda vivió una experiencia de conciencia cercana a la muerte.
Ha contado su testimonio en la
serie de vídeos Dios y yo, grabados en 2020 con motivo del Congreso
Eucarístico Internacional en Budapest (en húngaro, con subtítulos en inglés).
"Estuve en
estado de muerte clínica dos veces. La primera, de niña, en abril de 1977,
cuando tuve el tumor cerebral. La otra en 2008, cuando me hicieron la cirugía
de la vesícula biliar. En esta, todo lo que pude ver era estar fuera del
cuerpo, flotando en el techo. Y empezaba ya a salir aún más allá.
Tenía la sensación de que una fuerza gigantesca tiraba de mí hacia
fuera de la estancia. Sentí un tremendo dolor cuando se me empujó
de nuevo de vuelta a mi cuerpo", explica.
"Creo
que fue el Espíritu Santo mismo quien me dio esta oportunidad de ver cómo era la vida tras la muerte", considera.
"Empecé a vivir de otra manera, a intentar hacer
las cosas cada día de tal forma que si me muriera no tuviera que
retornar", comenta.
ACOMPAÑAR A ENFERMOS A
LLEVAR SU DÍA A DÍA
"Hace cinco
años que soy psicóloga. Aquí, en el hospicio, ayudo a la gente a llevar su cruz,
cuando caen bajo su peso. Pero no puedo llevar su dolor ni esfuerzo.
Lo que puedo hacer es ayudarles a levantarse con su cruz. También les animo a caminar
juntos y a hablar unos con otros", detalla.
Los enfermos ayudan a Andrea, contándole
lo que viven y sienten. Ella les cuenta cómo empezó a prestar
atención a su vida interior, como empezó a vivir de verdad su fe y como la vive con plenitud
hoy.
Desde niña, ella ya aprendió que "en la enfermedad cambia la vida de una persona, y uno se replantea muchas cosas; lo que era importante hasta
entonces, deja de serlo".
UN TUMOR CEREBRAL Y
CRANEAL DE NIÑA
Ya se dio cuenta cuando tenía seis años y medio y notó un bulto que empezaba a crecer a la izquierda de su
frente. Tenía un grave tumor cerebral y de hueso en el cráneo.
"Desde
entonces mi vida cambió: de princesita delicada tuve que convertirme en un chica
valiente... cuyo lóbulo frontal y hueso craneal estaban completamente ausentes.
Con un gorro me tapaba la falta de cabello. Fui el primer niño que sobrevivía a
un tumor cerebral en mi ciudad", recuerda.
El cerebro de Andrea tuvo que "recablearse": las cosas que habitualmente
hacía una parte del cerebro, pasaron a procesarse en otras zonas. Pensaron
que sería una discapacitada. Pero ella no se rindió.
"Aprender se
hizo mucho más difícil para mí... pero por ahora ya tengo 4 títulos. Mi secreto
es estar estudiando sin cesar,
tener siempre activo mi cerebro, para que no se ponga tonto", comenta.
UNA VIDA CON SENTIDO
Hoy visita a los enfermos y habla
con ellos y piensa que su vida tiene mucho sentido. "Noto
al Espíritu Santo y que tengo un propósito en la vida y que todo
lo que me pase, bueno o malo, me ayuda a darme cuenta de para qué sigo en esta
tierra", explica.
Pero, más allá de la vida aquí,
piensa que el sentido viene de la Otra Vida. "Tras
la muerte, completamente purificados, nuestras almas se pueden encontrar con Dios y
quedarse con Él: para eso vivimos", asegura.
P.J.G./ReL
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