¿La Biblia, la Sagrada Escritura y Palabra de Dios,
contiene errores? El famoso teólogo español José Antonio Fortea, autor de
libros como Summa Daemoniaca y Exorcística, responde a esta inquietud.
En un reciente post titulado “Creemos en el
Dios de la Biblia: una petición a tantos pastores”, el P.
Fortea lamentó que “no pocos profesores de
facultades teológicas nieguen la inerrancia de la Biblia”.
“La Tradición del Pueblo de Abraham y del Pueblo de
la Nueva Alianza es clara: en los
textos sagrados no hay ni el más pequeño error: ni sobre la fe ni
histórico ni de ningún tipo”, aseguró.
El sacerdote español recordó que en la constitución dogmática Dei verbum
del Concilio Vaticano II se señala que “como todo
lo que los autores inspirados o hagiógrafos afirman, debe tenerse como afirmado
por el Espíritu Santo, hay que confesar que los libros de la Escritura enseñan
firmemente, con fidelidad y sin error, la verdad que Dios quiso consignar en
las sagradas letras para nuestra salvación”.
Además, indicó, “las citas de la Tradición que podría aducir son numerosísimas”, entre
ellas las del Papa León XIII en su encíclica Providentissimus
Deus. En ese documento, el Santo Padre recuerda que los Padres y
Doctores de la Iglesia estaban convencidos “de que
las divinas Letras, tales cuales salieron de manos de los hagiógrafos, eran
inmunes de todo error”, por lo que “se esforzaron,
no menos sutil que religiosamente, en componer entre sí y conciliar los no
pocos pasajes que presentan contradicciones o desemejanzas”.
León XIII cita además una carta de San Agustín a Jerónimo, en el que el
santo obispo de Hipona asegura que “yo confieso a
vuestra caridad que he aprendido a dispensar a solos los libros de la Escritura
que se llaman canónicos la reverencia y el honor de creer muy firmemente que ninguno de sus autores ha podido cometer un
error al escribirlos”.
Para el P. Fortea, “no se puede decir más
claro. Por favor, os pido a los pastores de almas que me estéis escuchando que
leáis la Palabra de Dios con la sencillez con que lo hicieron Amós, Ageo, San
Pedro o San Bartolomé, con la sencillez de un pastor de Judea en el siglo II antes
de Cristo o la de un monje irlandés del siglo VIII”.
“No nos olvidemos de que estamos hablando de la
Palabra de Dios, es decir, de las palabras que han salido de la Boca de Dios,
aunque nos hayan sido transmitidas por hombres. Pero es Dios quien habla y Dios
no puede errar ni inducirnos a error. Dios
nunca nos va a inducir a error”, señaló.
El sacerdote español indicó que “si en I
Macabeos 3,24 se nos dice que murieron en una batalla ochocientos hombres de
los enemigos de Judas, podemos estar seguros de que murieron alrededor de 800
hombres, no 700 ni 900, sino alrededor de 800 hombres”.
“En nuestra religión, como en la de los judíos, la
historia y la fe están completamente entrelazadas. No es que haya una historia
al lado de la fe, sino que la historia forma parte de la fe”.
El P. Fortea señaló que los cristianos “no
solo creemos en un Dios Único, sino que creemos que Dios envió las plagas que
se relatan en el Éxodo y que allí están descritas fielmente. No creemos meramente en Dios en general,
creemos en ese Dios”.
“Podemos estar de acuerdo en algunos puntos acerca
del Motor Inmóvil de Aristóteles o del Dios descrito por los neoplatónicos,
pero nosotros creemos exactamente en el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob”, finalizó.
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