Reproducimos íntegra la
conferencia-análisis que el escritor ha pronunciado en España.
Rod Dreher propone crear comunidades cristianas
vivas, que deberán ser bastante contraculturales, alternativas y creativas...
Rod
Dreher, el periodista y analista autor de La
opción benedictina, insiste: los cristianos deben organizarse y crear comunidades
contraculturales. De lo contrario, desaparecerán absorbidos por un mundo
hedonista, materialista y muy, muy hostil a las exigencias de la vida
cristiana.
"Occidente está en su peor crisis espiritual desde la caída de Roma.
Los laicos cristianos que vivimos en el mundo debemos observar el ejemplo de los primeros benedictinos para tener una vida más
disciplinada espiritualmente, en comunidad, en medio del colapso moral y
religioso de nuestro tiempo. No estamos llamados a vivir exactamente como
monjes, porque vivimos en el mundo, pero si vamos a vivir en el mundo como
auténticos cristianos, nuestras vidas deben volverse más monásticas. La
"opción" es la elección que debemos tomar para ser más radicalmente contraculturales en nuestra fe, para dejar
de tratar de defender este "Imperio" agonizante y poner la búsqueda
de Dios en primer lugar, de manera concreta. Aunque los cristianos, en todos
los tiempos, han tenido que luchar para ser fieles al Evangelio (esto es
normal), lo que hace que nuestro tiempo sea diferente es que nuestra antigua civilización cristiana ahora
es post-cristiana. La Opción Benedictina es urgente. ¡Nuestra casa está
en llamas!",
exhorta.
¿Cuáles son los peligros para
los cristianos de Occidente hoy? "Primero, la oposición, incluso persecución, del Estado y de otras
instituciones, como los medios de comunicación y las instituciones
educativas. Segundo, y más importante, el individualismo radical y el consumismo de nuestra sociedad, así
como nuestra obsesión con la tecnología: eso hace que sea muy difícil entender
qué es el cristianismo y qué requiere de nosotros. Tercero, nuestras instituciones religiosas (iglesias y
escuelas) a menudo no son del todo “saludables”, falta liderazgo. Los
cristianos laicos debemos asumir la responsabilidad personal de educarnos y
formarnos a nosotros mismos y a nuestros hijos", detalla.
El Monte Saint-Michele es un símbolo de lo que sería una "opción
benedictina": un lugar retirado y orante, pero fuerte, hermoso,
atractivo, que irradia la luz de Dios y genera cultura.
En este
contexto, la Opción Benedictina no es
un esconderse en las catacumbas pero sí prepararse para salir al mundo
bien equipados. "Nunca podemos dejar de
evangelizar y servir a los demás. Pero cuando salimos al mundo, tenemos que
llevarle algo. No podemos dar al mundo
lo que no tenemos. Los estudios demuestran que muchos cristianos de hoy son muy
débiles en la fe y, de hecho, piensan que es poco más que ser amable con
otras personas y ser feliz. Ser amable y feliz suele ser algo bueno, pero no es
cristianismo. Si vamos a ir al mundo como portadores de Jesucristo, debemos pasar más tiempo lejos del mundo, en
oración, leer las Escrituras, ir a catequesis y hacer otras prácticas
que profundicen nuestro conocimiento y compromiso con la fe. No es un caso de
"uno u otro", sino de "uno y otro".
Publicamos
a continuación la conferencia íntegra que Rod Dreher preparó y usó en sus
presentaciones en España.
LA
OPCIÓN BENEDICTINA: CONFERENCIA EN ESPAÑA
Gracias
por darme la bienvenida a España. Ojalá estuviera aquí con buenas noticias. En
realidad, creo que tengo buenas noticias. No soy optimista, pero tengo
esperanza. La esperanza, como
explicaré, no es lo mismo que el optimismo. Para encontrar nuestro
camino a la esperanza, primero tenemos que ser dolorosamente honestos acerca de
las malas noticias.
Estos no
son tiempos normales. Nosotros en Occidente estamos en la peor crisis desde el
colapso del Imperio Romano. No vemos este colapso claramente porque está oculto
por nuestra riqueza. Pero no se equivoquen: los pilares fundamentales de la civilización occidental se están
desmoronando, ninguno más severamente que la Iglesia.
Nuestra
crisis es en realidad una combinación de crisis.
Es una crisis de SENTIDO.
En Occidente, hemos llegado a un lugar donde muchas personas ya no creen que el
sentido exista en absoluto, ni que podamos encontrarlo.
El
historiador moderno Yuval Noah Harari dice que el mundo de hoy puede explicarse
mediante una transacción simple: las
personas han intercambiado SENTIDO por PODER.
Es decir, para obtener el derecho de hacer lo que deseemos con nuestro cuerpo y
con la naturaleza, renunciamos a la idea de que existe un significado objetivo.
Somos libres de hacer lo que queramos, pero el coste de esa libertad es el
nihilismo.
También
es una crisis de la VERDAD. Hemos perdido la capacidad de determinar
qué es verdadero o falso. Ya no podemos estar de acuerdo en una
narrativa que nos permita razonar juntos. Esta es una de las razones por las
que no podemos resolver nuestros conflictos.
También
es una crisis de FRAGMENTACIÓN. En nuestro tiempo, las personas han
perdido el sentido de unidad y propósito. Ya no sentimos que somos parte
de una comunidad más amplia. El individualismo radical es la nueva normalidad.
Los antiguos vínculos de familia y comunidad se han disuelto en su mayoría.
Es,
finalmente, una crisis de IDENTIDAD. Nos hemos separado de Dios, de
nuestro pasado, de la familia, de nuestros lugares y de las fuentes
tradicionales del Ser. No sabemos quiénes somos. Hoy, en nombre de la libertad,
incluso negamos nuestra biología como hombres y mujeres.
Todas
estas crisis son manifestaciones de lo
que un crítico ha llamado "modernidad
líquida". Este crítico,
el fallecido sociólogo Zygmunt Bauman, dice que la condición moderna es aquella
en la que todo cambia tan rápidamente que resulta imposible encontrar
estabilidad. El que prospera en la
modernidad líquida es el que no tiene relaciones ni compromisos. El
hombre moderno no es un peregrino, es decir, un hombre que realiza un viaje
significativo con otros hacia un determinado destino, sino un turista que viaja
a donde quiera que lo lleven sus caprichos.
Esto no
es nada nuevo. En su famosa Regla del siglo VI, San Benito de Nursia identificó
a este tipo de persona como un "giróvago", y lo llamó "el peor tipo de monje". Va de
monasterio en monasterio, sin estabilidad, se apropia de lo que puede y
sigue. El giróvago está perdido.
La regla
de San Benito es una forma de vida que ofrece todo lo que el giróvago rechaza.
Capacita a las comunidades que viven según la regla para descubrir el sentido,
la verdad, la comunidad, la integridad y la identidad. La regla es una fuente
de vida y esperanza para un mundo oscuro y confuso, precisamente porque Benito
lo escribió a partir de su propia experiencia del colapso de la civilización
romana. Como joven cristiano, huyó de la ciudad de Roma, fue a vivir y a rezar
a una cueva en Subiaco, y finalmente salió para fundar monasterios y escribir
su regla.
Cuando
murió en el año 547, solo había unos pocos monasterios benedictinos, pero a lo
largo de los siguientes siglos, el movimiento creció. Los historiadores dan crédito a los benedictinos por sentar las bases
para el renacimiento de la civilización en Occidente.
¿Cómo lo hicieron? Benito
fue un cristiano que buscaba una manera de servir a Dios en comunidad, en medio
de un mundo donde todas las certezas y todas las estructuras morales estaban
colapsadas. Los primeros monjes
benedictinos NO buscaban salvar la
civilización. Ellos solo querían dar prioridad a la búsqueda de Dios y
ordenar todo lo demás a partir de eso.
Para
encontrar a Dios, establecieron una forma de vida que consagraba todo a su
servicio. La oración, el trabajo, el estudio, la adoración, la comida, la
convivencia, todo estaba ordenado por la regla, para mantener a los miembros de
la comunidad siempre en un peregrinaje interior hacia la unidad con Dios. Sus
vidas fueron de constante conversión.
Los
frutos de esa conversión se extendieron por toda Europa occidental durante los
siguientes siglos. Los monjes no solo se quedaron dentro de sus monasterios,
sino que se convirtieron en una bendición para todos aquellos a su alrededor.
Sobre todo les enseñaron a orar, pero también les enseñaron cómo cultivar, cómo
construir bienes útiles, y cómo llevar a cabo todo tipo de tareas que la gente
había olvidado tras el colapso de Roma. En
las bibliotecas del monasterio, los monjes conservaron la memoria cultural de
la civilización grecorromana.
Creo que
hoy, los cristianos que vivimos en el mundo tenemos mucho que aprender de la
regla de San Benito, y del ejemplo histórico de los monjes y monjas
benedictinos. Lo que yo llamo la "Opción Benedictina" es la elección que
debemos hacer todos los cristianos si queremos mantener nuestra fe en
esta era de oscuridad.
Los
cristianos de hoy en día debemos
considerarnos a nosotros mismos como exiliados, y desarrollar formas de
vida que mantengan viva la fe a través de esta larga prueba que la Iglesia
ahora está soportando.
No somos
monjes. Estamos llamados a vivir EN el
mundo. Pero si vamos a vivir fielmente
en el mundo, debemos dedicar mucho más tiempo y esfuerzo lejos del mundo, en
oración, estudio, ayuno y otras prácticas para enraizar la fe en lo más
profundo de nuestros corazones. Nuestra espiritualidad debe ser más
disciplinada, y sí, más monástica.
Debido a
que nuestra llamada implica vivir en el mundo, siempre debemos ofrecer al mundo
el evangelio, tanto de palabra como de obra. Pero hoy en día, los cristianos somos débiles en la fe y no podemos dar
al mundo lo que no tenemos.
Si han
leído la novela española "El despertar de la señorita Prim" de Natalia Sanmartín Fenollera, entonces se harán
una idea acerca de qué tipo de vida sería aquella vivida de acuerdo a la Opción
Benedictina. ¡Imagínense lo encantado que estaba al leer el libro y descubrir que el monasterio
benedictino de Nursia, en la ciudad natal de San Benito, juega un papel
clave en la trama de la novela!
Hace tres
años, antes de escribir el libro,
visité el monasterio de Nursia, en el centro de Italia. Hablé con el
padre Cassian Folsom, que en ese momento era el prior. Me dijo que cualquier
familia cristiana que deseara sobrevivir a estos tiempos oscuros con su fe
intacta debe aceptar alguna forma de la Opción Benedictina.
El padre
Cassian me dijo que atravesara las montañas desde Nursia y fuera a una ciudad
en la costa llamada San Benedetto del Tronto. Allí debería conocer a un hombre
llamado Marco Sermarini, líder de un grupo de unas 20 familias católicas que se
llaman a sí mismos Tipi Loschi, un
nombre asociado con el Beato Pier Giorgio Frassati. El padre Cassian dijo: "Estos católicos están
viviendo la opción Benedictina. Ve a verlo por ti mismo".
El padre
Cassian tenía razón. Los Tipi Loschi es el mejor ejemplo de la Opción
Benedictina que he visto. Todos viven
en sus propios apartamentos en la ciudad, trabajan en trabajos normales
y asisten a las parroquias normales los domingos, pero tienen un fuerte sentido de comunidad. Comenzaron
su propia escuela, la Scuola
Gilbert Keith Chesterton. Tienen la casa-club Santa Lucía, donde se reúnen para
oraciones comunitarias, para la Misa, para el estudio de la Biblia, para
celebrar, para cultivar juntos el jardín, para peregrinar y para practicar
deportes. Sirven a los pobres y crean oportunidades para otros de fuera de su
comunidad, que necesitan ayuda.
Marco
Sermarini me dijo que él y sus amigos comenzaron el grupo en la década de 1990,
después de terminar la universidad. Estaban
insatisfechos con el catolicismo minimalista que es común en Italia.
Querían algo más. Profundizaron en las tradiciones de la Iglesia, buscando ser
formados como auténticos católicos. Abrazan
completamente el magisterio de la Iglesia.
Marco dijo:
"Nosotros no inventamos nada. Solo
re-descubrimos los tesoros que habían sido guardados y escondidos de nosotros
en una vieja caja. Lo habíamos olvidado.
Algunos críticos dicen que la Opción Benedictina aconseja a los
cristianos que corran hacia las montañas y que construyan muros para mantener
al mundo fuera. No es cierto, y el Tipi Loschi lo demuestra. Han construido estructuras comunitarias,
hábitos y disciplinas, de los cuales pueden nutrir su fe, de modo que
cuando se encuentran con el mundo, pueden llevarle a Cristo. Como dice
Federica, la esposa de Marco,
"podemos estar abiertos al mundo
sin miedo porque sabemos quiénes somos".
Otros
críticos dicen que la Opción Benedictina tiene que ver con el miedo y la ira
hacia el mundo moderno. Si eso es lo que piensa, vaya a visitar el Tipi Loschi.
Vivir juntos el catolicismo es el centro de sus vidas, y son los cristianos más llenos de alegría que
conozco. Nos ofrecen a todos una hermosa forma de vivir, en el esplendor
de la verdad y el amor.
Cada vez
más cristianos se están dando cuenta de la gravedad de esta crisis de nuestra
civilización y están buscando esperanza en medio de una corriente interminable
de malas noticias. En Roma, el otoño pasado, me sorprendió y agradó escuchar la
aprobación a la Opción Benedictina por parte de alguien que está en lo más alto
de la Iglesia Católica.
El
arzobispo Georg Gänswein es el prefecto de la casa papal y el antiguo
secretario personal del Papa Benedicto XVI. En una conferencia en Roma,
monseñor Gänswein habló sobre la situación de la Iglesia en términos que eran
claramente apocalípticos.
Dijo que
leer La
opción Benedictina era para él una fuente de
consuelo e inspiración. ¿Por qué? Porque se
basa en la profunda sabiduría y experiencia de la Iglesia para ofrecernos a
todos una salida.
No
debería haberme sorprendido que un siervo fiel de Benedicto XVI ame "La opción Benedictina". Cuando era un
sacerdote joven, el padre Joseph Ratzinger vio venir esta catástrofe. En un
discurso emitido en 1969 en la radio alemana, el padre Ratzinger dijo que la
Iglesia ya estaba en crisis. Dijo que en los próximos años, la Iglesia perdería
a mucha de su gente, perdería su riqueza y perdería su poder. La Iglesia se
reduciría a un pequeño número de verdaderos creyentes, que querrían a Cristo
más que cualquier otra cosa, y que vivirían de manera diferente porque verían
más profundamente. Estos verdaderos creyentes serán una luz en la oscuridad, y
las semillas de la verdadera renovación, dijo el futuro Benedicto XVI.
¿Cómo lo harán estos cristianos? Comprometiéndose
completamente con las disciplinas de la vida cristiana tradicional. La
investigación de las ciencias sociales es muy clara: si
no estás totalmente comprometido con el cristianismo, entonces es casi seguro
que tu –o al menos tus hijos- terminéis siendo ateos. No hay punto medio.
Creo
firmemente que Dios está hablando al mundo a través de los monjes de Nursia.
Por eso escribí este libro. Pero esos monjes se convirtieron en una fuente de
esperanza para mí de una manera que no esperaba cuando comencé a escribir a
principios de 2016.
En el
verano de ese año, cuando los primeros
terremotos comenzaron a golpear la región alrededor de Nursia, aparecieron
grietas en las paredes del monasterio y la basílica. Los monjes vieron
esto como señales de advertencia, como una escritura profética en la pared,
para recordar la famosa historia del Libro de Daniel. Se mudaron a tiendas de campaña justo fuera de las murallas de la ciudad.
Es por eso que los monjes no estaban dentro de la basílica en la oración de la
mañana del 30 de octubre, cuando ocurrió el gran terremoto que provocó el colapso total de la basílica.
Los
monjes sobrevivieron. Ahora viven en un nuevo monasterio en la ladera de la
montaña que domina Nursia. Ellos ven las ruinas de la basílica como un símbolo
de la Iglesia en el mundo moderno, y están comprometidos a reconstruirla.
Uno de
los monjes de Nursia me dijo que el terremoto fue un regalo para su comunidad.
Les hizo darse cuenta de cuán radicalmente necesitaban a Dios. Qué extraño y
maravilloso es visitar una comunidad de hombres
que han perdido casi todo, y que tienen un camino muy difícil para la
recuperación, pero que están llenos de luz, de alegría y, sobre todo, de
ESPERANZA.
La
resistencia de los monjes después del terremoto me recuerda a una frase del
psiquiatra judío Viktor Frankl, quien sobrevivió a los campos de exterminio
nazis. Escribió: "Aquellos que tienen un 'por qué' para vivir pueden soportar casi
cualquier 'cómo'".
Si
elegimos a Dios por encima de todo lo demás, podemos sobrevivir a cualquier
situación. En esta civilización post-cristiana, si no ponemos a Dios primero,
perderemos todo lo que realmente importa. La elección es nuestra.
Las cosas
que anhelamos hoy, verdad, sentido, propósito, identidad y comunidad, se
encuentran en Cristo y en la auténtica comunidad cristiana. Como pueblo,
solíamos saber estas cosas. Lo hemos olvidado. Tal como la comunidad Tipi
Loschi lo descubrió, la Iglesia y sus tradiciones son una hoja de ruta que nos
saca de la oscuridad. Están a la espera de ser redescubiertos.
¿Tenemos el coraje de dar la espalda a este mundo, como lo hizo San
Benito, y buscar a Cristo donde se le puede encontrar en estos tiempos
calamitosos? La
respuesta debe ser SÍ, pero el tiempo pasa rápidamente. Debemos decidir.
Nuestra
civilización es tan rica materialmente como espiritualmente pobre. A lo largo
de los siglos, la Iglesia española ha
sufrido tanto, ha sacrificado tanto, ha producido tantos santos y tanta belleza.
Por
favor, hermanos y hermanas cristianos, defiendan la fe con todo su corazón, con
toda su alma y con toda su mente. Esa es la única manera en que sus hijos, y
los hijos de sus hijos, puedan recibir estas tradiciones como señales que
iluminan el camino de peregrinación a Cristo, a través de la noche oscura de la
era post-cristiana.
De una
semilla de mostaza de fe plantada en una cueva en Subiaco surgió un gran
movimiento cristiano que salvó a la civilización occidental. Sucedió una vez; podría volver a pasar.
Solo Dios lo sabe, pero considere esta posibilidad: que el nuevo y muy diferente San Benito que el mundo necesita es... usted.
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