Las leyes españolas, que castigan
distinto en función del sexo, son insólitas en Occidente.
Unas feministas radicales en una manifestación en
Argentina... el feminismo de género asume toda una carga doctrinal muy similar
a la del marxismo, pone a los hombres en lugar de la burguesía
E-Cristians
es una asociación de reflexión y
acción cristiana en la vida pública activa desde desde 2001, que participa en
el debate político y social no partidista. Ahora, la asociación acaba de
publicar un análisis sobre la ideología de género y el tipo de feminismo que
usa a esta ideología.
La
asociación denuncia que la ideología de género funciona como el marxismo,
simplemente sustituyendo a la burguesía y la (según el marxismo) lucha de
clases por los hombres o el patriarcado y la (según el generismo) lucha de
sexos. E-Cristians pide "suprimir la perspectiva de género de toda
legislación". También
pide "dotar de recursos, hoy inexistentes, la prevención y conciliación de los
conflictos en las relaciones familiares y de pareja".
El
análisis destaca 9 puntos que
denuncian los absurdos e injusticias de las leyes basadas en esta ideología
tan concreta, y especialmente su nefasta aplicación en España, como se ve muy
claro en la ley de género de Zapatero de 2004, hace ya 15 años. Lo reproducimos
por su interés, no sólo para España,
sino para todos los países que se enfrentan a esta ideología de género.
DECLARACIÓN
DE E-CRISTIANS: LA PERSPECTIVA Y EL FEMINISMO DE GÉNERO Y LA SITUACIÓN ESPAÑOLA
16 de enero de 2019
1.
La
defensa de las mujeres no puede fundamentarse en la criminalización de todos
los hombres, tal
como hace la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección
Integral contra la Violencia de Género, las políticas desplegadas y el Pacto de
Estado acordado. La defensa de un grupo está falseada y fracasa cuando remite
globalmente contra otro grupo. Cuando esto sucede sólo hay espacio para el
conflicto que destruye los vínculos personales y sociales, y con ellos el
bienestar de la sociedad.
2. La
aludida ley constituye una anomalía democrática. Ningún
otro país europeo sanciona para un mismo delito de forma desigual en función de
si el autor es hombre o mujer. Las diferencias son muy importantes por lo que
en el caso de los hombres la condena a prisión es muy frecuente. Por ejemplo, por coacciones leves la pena máxima para un
hombre es de un año de prisión y trabajos para la comunidad de 80 días,
pero si es una mujer, basta que tenga
una localización fija un máximo de 30 días y trabajos para la comunidad
de 30 días.
En el
caso de lesiones graves la pena mínima
para el hombre es de 2 años y con certeza entrará en prisión, el equivalente para la mujer será una
condena de 3 meses y permanecerá en libertad. El derecho ya ofrecía
instrumentos suficientes, como el de las causas agravantes para establecer caso
por caso una pena más grave a una de las partes, pero nunca debería prejuzgar de forma general la culpabilidad
mayor del hombre por ser hombre.
Si un hombre causa lesiones graves a su pareja femenina, irá a la cárcel
seguro, porque es pena mínima de 2 años; si es la mujer la que causa lesiones
graves a su pareja masculina, puede tener una pena mínima de 3 meses y no
entrar en prisión; la ley española es única al castigar distinto el mismo hecho
en función del sexo.
3. Las
leyes en un estado de derecho deben ser generales y no pueden hacer excepciones
de grupo. No es
relevante que sea hombre o mujer sino las características del delito concreto,
como no es relevante que sea inmigrante, gitano o de una etnia o género
determinado. Si los gobiernos legislan para
satisfacer reivindicaciones grupales, genera incentivos para producir
movimientos en sentido contrario.
4. Condenamos que la perspectiva de género se haya
convertido en una ideología política
con la pretensión (exitosa en el caso de España) de ser la doctrina del estado. La
laicidad, es decir la neutralidad de creencias del estado de derecho, es
vulnerada cuando asume una ideología
-como la perspectiva de género- y se desarrollan políticas en su nombre.
El rechazo de este tipo de estado ideológico y contrario al pluralismo es
un imperativo moral.
5.
También
es imperativo moral rechazar a un estado que adoctrina en la perspectiva de
género a nuestros hijos
aprovechando su control de las escuelas públicas. Los centros escolares
públicos no pueden imponer una determina ideología sobre la naturaleza humana,
y deben estar supeditados a los
criterios de los padres respecto a la educación moral y religiosa, como
indica el principio constitucional.
6. Del
mismo modo que hemos querido diferenciar entre perspectiva e ideología de
género en el sentido de que la
primera responde a una determina metodología de análisis, y la segunda consiste
en una cosmovisión que se pretende alternativa de los fundamentos
antropológicos, culturales, sociales, económicos y políticos de la
sociedad, también consideramos
pertinente diferenciar entre feminismo y feminismo de género.
El
primero es la lucha histórica de las mujeres para garantizar sus derechos
civiles, sociales y políticos en igualdad de condiciones que los hombres. Es
una práctica de largo recorrido que tiene en su origen pioneras cristianas como en
Seneca Falls.
Estatuas en Seneca Falls recuerdan
la primera asamblea feminista, la de 1848: eran cristianas veteranas en la
lucha contra el alcoholismo y la esclavitud, y se reunieron en una capilla
wesleyana porque era una sede de activismo de estas causas.
En el
segundo caso, el feminismo de género es aquella aplicación política que surge
de esta ideología y que tiene como finalidad una dialéctica de lucha contra los
hombres, tomando del marxismo la lucha
de clases en la que la burguesía y los burgueses son sustituidos por el
patriarcado y los hombres.
7. El
feminismo de género no tiene otra finalidad y no utiliza otra estrategia que la
de penalizar más y más la condición masculina, y con
ella al marido, al padre, al adolescente. Sólo defiende a las mujeres en aquellas situaciones que encajan con su
ideario. El uso que hace del término “patriarcado”,
en una burda transposición de las categorías marxistas de burguesía y
clase obrera.
Las
mujeres que no se ajustan a esa
instrumentalización son despreciadas como
tales y en sus necesidades. Son los casos de las mujeres embarazadas que
quieren tener el hijo, las madres, las mujeres que trabajan en el hogar, las
viudas que dependen de los recortes de pensiones de sus maridos, y en general todas las que no se adscriben a la
perspectiva de género, o que no son partidarias de las leyes generadoras
de cuotas y privilegios. Todas ellas, son
invisibles, cuando no criticadas, por el feminismo de género.
Las "antígonas"
en Francia fue una campaña de jóvenes molestas con el feminismo grosero y
violento de las activistas de Femen.
8. La
violencia mayor que se ejerce sobre las mujeres es la prostitución. A pesar de la evidencia, todos los partidos
políticos coinciden en su práctica de mantenerla. Nunca han encontrado la ocasión para prohibirla, limitarla o al
menos evitar que terceros se lucren de la venta del cuerpo de las mujeres. Es
una gran hipocresía, como lo son los
vientres de alquiler y, a otro nivel, la pornografía, que alimenta
imaginarios de violencia y forzamiento sexual.
9. Hombres y
mujeres debemos protegernos de la violencia y de los violentos; todos, del abuso del más fuerte sobre el más
débil, que sin lugar a dudas es también el
anciano, el niño y el pobre que vive en la calle, el inmigrante sin
derechos. Es por todos que el estado debe velar por su integridad física y su
dignidad. Los poderes públicos deben proteger a los más débiles de acuerdo con sus necesidades.
Llamamos
a recomenzar dialogando para buscar unas
políticas públicas más respetuosas con el pluralismo y la neutralidad de
los poderes públicos, con la protección de todas las personas y en especial los
más débiles, a revisar el carácter discriminatorio de las leyes, y suprimir la perspectiva de género de toda
legislación. A dotar de
recursos, hoy inexistentes en la prevención y conciliación de los
conflictos en las relaciones familiares y de pareja.
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