UN CORREO
Me ha escrito Fernando Nodirée
Lapellido esta mañana sobre una cuestión eclesial. Sí, concuerdo contigo. La
Iglesia ha sido confiada a manos de los hombres. Pero la Iglesia no ha sido
abandonada a las manos de los hombres.
Dios calla y permite, pero interviene: saca a unos, promueve a otros, permite que otros lleguen y que, desgraciadamente, otros se queden en el camino. Pero, a través de tantos renglones torcidos, en medio de tantas causas, Dios calla y actúa.
Dios calla y permite, pero interviene: saca a unos, promueve a otros, permite que otros lleguen y que, desgraciadamente, otros se queden en el camino. Pero, a través de tantos renglones torcidos, en medio de tantas causas, Dios calla y actúa.
UN COMENTARIO
Los errores en moral, a veces, tienen
en consecuencia en una persona; otras veces, en una nación entera. El buenismo,
con todo lo bueno y aterciopelado que parece, tiene consecuencias. Un error en
moral, con todo lo bueno que pueda parecer, al final, tiene un precio.
En moral las cosas son como son. Y no aplicar a los
problemas el remedio adecuado en intensidad y calidad siempre lo paga alguien o
muchos.
La lucha contra el Mal no tiene
otro camino que la verdad. El sentimentalismo (y hay hasta exégesis
sentimentalistas) se paga con dolor.
LOS VIEJOS LIBROS DE
MORAL
En el hospital no solo se cura,
tal como esto se entiende por el que no sabe medicina. También se cortan de
forma habitual dedos, pies y piernas, casi siempre de octogenarios con
diabetes.
Con cinco años de capellán en el hospital, he
aprendido a distinguir bastante bien cuando una infección ya no tiene cura y ha
derivado en gangrena.
Si algún día me tienen que cortar
el pie, me parece que lo voy a aceptar con una flema británica. Miraré el pie y
reconoceré que ya hemos llegado a ese momento en que no cabe otra posibilidad
de cercenar el miembro de un modo sangriento. No me resistiré. Y no conozco
otro modo de cortar un pie que de un modo sangriento. Si alguien sabe cómo
cortar un pie limpiamente con una novena, por favor, que se ponga en contacto
conmigo.
Pero he oído que dialogar con la
gangrena sí que ofrece resultados notables, así como hablar a las zanahorias o
poner música de Mozart a las vacas. Hay almas cándidas que aseguran que con
Mozart las vacas dan leche merengada.
P. FORTEA
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