lunes, 18 de abril de 2016

EL MALIGNO QUIERE QUE HUYAMOS DEL PRESENTE [MIRA CÓMO DEFENDERTE]


Hay una inesperada táctica del enemigo para alejarnos de Dios que nos pasa inadvertida: “la huida del tiempo” como la llama el Cardenal Carlo M. Martini en su libro “Estoy llamando a la puerta”.

¿Qué significa “huir del tiempo”? Demasiados de nosotros caemos en una de las trampas más comunes del diablo: vivir en el pasado o estar preocupados por el futuro. Es muy fácil sucumbir a los dos estados de ánimo y a veces estamos aún anclados en el pasado y el futuro ¡al mismo tiempo!
Enfrentar nuestra condición de mortales nos hace perseguir afanosamente la búsqueda del placer que nos ayuda a evadir nuestros temores o sumergirnos fanáticamente en el trabajo que nos asegurará el “ser y el tener”.

DOS OPCIONES QUE NOS PROPONE SATANÁS

A la pregunta ¿para qué nos ha creado Dios? Respondemos por fe que nos ha creado para que compartamos su eterna felicidad en el Cielo.

Pero ¿tenemos esa fe? En realidad, nuestra fe, aunque nos creamos firmes y sólidos, es débil. Somos débiles frente a los problemas, a las tribulaciones, a la inseguridad que nos depara el estar vivos y no ser dueños de nuestro existir.

¿Cómo podemos evadir todas estas circunstancias que pesan en nuestra alma?

Hay dos opciones que nos sugiere satanás.

Una es vivir en el pasado, añorándolo, tal como una viuda lamenta un presente de soledad y prefiere negarlo, limitándose a dejar pasar sus horas en ensoñaciones de tiempos que se le antojan mejores.
La otra elección por la que podemos optar, también “ayudados” por el demonio, es la de vivir ya en el futuro, negándonos a darle a nuestro presente la dimensión real que tiene.

C.S. Lewis, en su libro Cartas del Diablo a su Sobrino (que puedes leerlo y bajarlo en un link de abajo) hace decir al demonio que Dios nos ha creado para que vivamos conectados con Él, como forma de anticipar nuestra partida hacia Sus brazos.

Los seres humanos”, dice el diablo “viven en el tiempo, pero Dios los destina para la eternidad”.

La peor situación que el diablo puede imaginar es un alma que está firmemente plantada en el momento presente.

DESTINADOS PARA LA ETERNIDAD PERO VIVIENDO EN EL PRESENTE

Lewis señala que Dios quiere que los hombres atiendan principalmente dos cosas, a la eternidad en sí, y a ese punto del tiempo que llaman presente.

¿Por qué? Porque el presente es el punto en que el tiempo toca a la eternidad.

Si nosotros estamos unidos a Dios en el espíritu, viviremos, tal como Dios espera de nosotros, nuestro presente de forma real,

obedeciendo la voz de la conciencia presente, llevando nuestra cruz presente, recibiendo la Gracia presente, dando gracias por el placer presente” (C.S.Lewis, Cartas…).

Por lo tanto, el negocio del enemigo será tratar de inducirnos a hacer todo lo contrario, o sea, negar nuestro presente por medio de sucedáneos que al diablo le parecen igualmente positivos: la droga “real” (sustancias tóxicas), y todo tipo de “otras drogas” (el aturdimiento) con que nos incita permanentemente, la ambición entre ellas. Eso seguramente nos aleja del presente y, lo que es más importante, de lo eterno.

EL MALIGNO QUIERE PENSEMOS EN EL FUTURO PORQUE NO EXISTE

Pero hay más sobre por qué el demonio se afana en empujarnos a vivir en el futuro. ¿Cuál es la razón? Pues que la astucia del enemigo conoce que en realidad, el futuro no existe.

El futuro es algo irreal, y tal como el enemigo nos incitaba a hacer caridades “imaginarias” y a negarnos todo pensamiento acerca de la muerte, nos empujará a afanarnos por asegurar un futuro que no sabemos siquiera si nos llegará. Ver 10 Tácticas Increíbles que usa el Maligno para hacernos caer.

Existen ejemplos sobrados en nuestra vida de esto. Un concertista que no comparte horas de solaz con su familia y se enoja de intromisiones que llama “molestas” de sus hijos, porque está ensayando una pieza de música que interpretará tiempo después.

Un ejecutivo full time que parece dedicarse únicamente a cuidar los negocios futuros de su empresa, quitándole horas a aquellos que lo aman, todo en aras de un bienestar futuro que ignora si llegará.

Pero la cosa más probable que llegue es el reproche de los hijos ya grandes, de todos los olvidos y ausencias que su padre tuvo para con ellos.

Increíblemente, el diablo piensa en el futuro como la raíz de todos los males. Ha “insuflado” en el inconsciente colectivo, ideas como la evolución creadora, el humanismo científico o el materialismo marxista, que fijan los intereses y los afectos del hombre en el futuro.

“La gratitud mira hacia el pasado, y el amor al presente, pero es hacia adelante que miran todos los vicios, avaricia, lujuria, miedo, ambición. El futuro es de todas las cosas, la menos parecida a la eternidad”. Dice el demonio. (Lewis, Cartas de …)

¡Cuántas veces vivimos en el pasado o en el futuro y qué lejos estamos de la eternidad!

EL CIELO QUIERE QUE VIVAMOS EN EL MOMENTO PRESENTE

¿Recibimos ayudas del Cielo para rechazar las tentaciones del demonio y tratar de asentarnos con firmeza en nuestro presente? Por supuesto que sí.

Muchos santos han escrito por siglos acerca de vivir en el momento presente y eso está basado en las enseñanzas de Cristo. En Su vida terrena, Él nos enseñó que no debemos preocuparnos tanto por las cosas que nos dan seguridad.

Nuestro Señor, en los Evangelios de Marcos y Lucas, consagró las normas para “santificar” el momento presente. Esto significa que cada día tiene sus propios afanes; no estamos para pedir prestado problemas al día de mañana, porque ese día también traerá su propia cruz. Debemos dejar el pasado a la misericordia divina y confiar el futuro, cualesquiera sean sus retos, al amor y la providencia de Dios.

Por tanto, no os preocupéis por el día de mañana; porque el día de mañana se cuidará de sí mismo. Bástele a cada día sus propios problemas”. Mateo, 6:34

Por eso os digo, no os preocupéis por vuestra vida, qué comeréis o qué beberéis; ni por vuestro cuerpo, qué vestiréis. ¿No es la vida más que el alimento y el cuerpo más que la ropa? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros, y sin embargo, vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No sois vosotros de mucho más valor que ellas? Mateo 6:25

Marta, Marta, tú estás preocupada y molesta por tantas cosas; pero una sola cosa es necesaria, y María ha escogido la parte buena, la cual no le será quitada”. Lucas 10: 41,42

Se trata de tener Fe, lisa y llanamente. Fe y Confianza. También los Apóstoles enseñaban a depositar la confianza en Dios.

San Pablo exhorta a los Filipenses a no estar afanosos y a los Corintios a estar libre de preocupaciones. Y San Pedro nos indica que debemos entregar todas nuestras ansiedades al Señor, que cuida de nosotros.

RESISTIR AMARRADOS EN EL PRESENTE

Por lo tanto, y sabiendo que el enemigo querrá llevarnos hacia otro lado, debemos tomar conciencia de que no sirve de nada preocuparse por lo que “podría ser”. No conocemos el futuro y ni siquiera sabemos si vamos a disfrutar de los frutos de nuestro trabajo. Incluso más, aunque nos horrorice, hoy podría ser nuestro último día en la tierra.

Es por eso que siempre debemos esforzarnos por “ser y estar” en el momento presente. Dios nos creó para ser santos, y la santidad se consigue en el momento presente.

Kosloski señala acertadamente, que

no podemos empujar la santidad hasta cierto punto en el futuro ya que no sabemos si incluso tenemos un futuro”.

Pero más de una vez aplazamos, por desconfianza, nuestra entrega a los brazos amorosos de Dios, dejando para mañana el compromiso, la fidelidad, todo lo que nos llama a nuestra condición de criaturas creadas y dependientes del amor y la providencia del Creador.

Esta realidad maravillosa, que como criaturas de fe nos debería bastar, en cambio muchas veces nos disgusta, porque el demonio, sagazmente, ha ido convenciendo al mundo de su propia inmortalidad, de la no existencia de Dios, según el mundo secular moderno, invento de los temerosos e ignorantes. Como contrapartida, el hombre se cree a sí mismo autosuficiente y dueño de su futuro.

Esta “contaminación diabólica” del mundo, no nos debería interesar pero, al estar fríos en nuestra fe, se nos contagia. Y no nos damos cuenta de que así nos vamos deslizando por la suave pendiente que lleva hacia el abismo.

Y lo que es tanto o más grave, es que al negar nuestro presente, estamos dejando de cumplir el mandato evangélico y dejando de ser Cristo para los demás. Nos perdemos de escuchar la voz de Dios hoy y ahora y pensamos que algún día, cuando estemos dispuestos, la escucharemos.

El cardenal Martini nos dice que estamos yendo por “caminos ilusorios” y nos exhorta a vigilar.

Vigilar es la capacidad de volver a encontrar el tiempo necesario para escuchar la voz de Dios en el hoy y el ahora”.

La Bendita Madre Teresa, por ejemplo, deseaba estar en el momento presente. Ella dijo una vez,

“Creo en el persona a persona. Cada persona es Cristo para mí, y ya que sólo hay un Jesús, esa persona es única en el mundo para mí en ese momento”

Otra persona muy santa que se esfuerza por vivir en el momento presente es la Madre Angélica, fundadora de la cadena de televisión católica EWTN. Sus escritos sobre el tema fueron compilados en un “Pequeño libro de Lecciones de la Vida cotidiana y Espiritualidad” y son una gran fuente de inspiración.

También el Siervo de Dios Arzobispo Fulton Sheen expresó su punto de vista sobre este tema.

Toda la infelicidad (cuando no hay causa inmediata de pena) proviene de la excesiva concentración en el pasado o de extrema preocupación por el futuro. Los principales problemas de la psiquiatría hoy giran en torno a un análisis de los sentimientos de desesperación, pesimismo, melancolía, y complejos que son las herencias de lo que ha pasado o con los miedos, ansiedades, preocupaciones, que son las fantasías de lo que será”

LA SALVACIÓN ES EN EL MOMENTO PRESENTE

Tengamos presente entonces, para poder ser fuertes contra las tentaciones, que cada minuto de la vida tiene su propio deber, independientemente de la apariencia que pueda tener ese minuto. El momento presente es el momento de la salvación. Cada queja en contra de él es una derrota; cada acto de resignación es una victoria.

Hasta una figura secular como Winston Churchill se defendía de la tentación de abarcar demasiado el futuro:

Es un error mirar demasiado lejos. La cadena del destino sólo puede ser captada un eslabón a la vez.

Hay un bello mensaje que puede aplicarse a esto y se puede leer en todas las sacristías de las Misioneras de la Caridad. El texto dice:

“Sacerdote de Dios, celebra esta Misa como si fuera tu primera Misa, tu última Misa y tu única Misa.”

Santa Faustina tiene una oración alentando la esperanza en la oración de cada día de nuestras vidas:

Oh mi Dios, Cuando miro hacia el futuro, estoy asustada, Pero, ¿por qué sumergirme en el futuro? Sólo el momento presente es precioso para mí.

Ya que el futuro nunca puede entrar en mi alma en absoluto. Y no está en mi poder el cambiar, corregir o añadir algo al pasado; porque ni sabios ni profetas podrían hacer eso. Así, debo confiar a Dios lo que el pasado ya ha abrazado.

Oh, momento presente, me perteneces, todo entero. Deseo usarte lo mejor que pueda.
Y aunque soy débil y pequeña, Tú me garantizas la gracia de Tu omnipotencia.

Y así, confiando en Tu misericordia, camino por la vida como un niño pequeño, ofreciéndote a Ti cada día este corazón ardiendo de amor para Tu mayor gloria. Amén.

(De su Diario: Divina Misericordia en Mi Alma, Cuaderno 1)

Fuentes:




Escrito por María de los Ángeles Pizzorno - De Uruguay, Escritora, Ex Secretaria retirada

Foros de la Virgen María

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