DESIGNIOS DE DIOS PARA EL FUTURO DEL MUNDO
¡Este es el tiempo
de María!
Vi a la Santísima Trinidad hablar sobre el destino de la humanidad ahora
inmersa en el pecado. Los ángeles, los santos y todo el cielo postrados al
mismo tiempo, la adoraban en silencio. El Padre celestial dijo:
–El mundo inmerso en el pecado tiene que ser destruido de acuerdo con mi
justicia.
Luego vi a Jesús, el Amor Misericordioso, cerca del Padre, suplicando;
se postró ante el Padre, y aunque unido a Él, Él era sin embargo una persona
distinta; dijo:
– ¡Padre mío, soy tu Hijo. Me ordenaste morir por este mundo!
Luego Él mostró sus heridas que ardían como fuego. La mano del Padre
celestial –que ahora no parecía una mano paternal, sino una mano pesada, justa
y castigadora- cargaba su peso sobre el mundo. Luego Jesús puso su mano herida
debajo de la de su Padre y pidió:
–Por favor, ¡ten misericordia por algún tiempo!
Pero la mano del Padre celestial empujó hacia abajo la mano de Jesús y
dijo:
–No, Hijo mío, el pecado está clamando justicia.
Esta fue una visión terrible, porque parecía que la justicia
prevalecería sobre el Amor Misericordioso. Entonces Jesús miró a su Madre que
estaba a su lado y exclamó:
–Madre Inmaculada, ven, ayúdame a sostener la mano de mi Padre
celestial.
En el momento en que la Santísima Virgen puso su mano debajo de la de Jesús,
el Padre celestial levantó la suya y dijo:
– ¡Hijo mío!, la misericordia ha prevalecido. El mundo pecador ha
alcanzado misericordia debido a las súplicas de la Madre Inmaculada de Dios.
Encomendaremos a Ella la tarea de salvar al mundo. Para salvar al mundo, Ella
necesita poder. Por lo tanto dotamos a la Inmaculada Madre de Dios con los
poderes de Reina. Su título será: “La Victoriosa Reina del Mundo”. El género
humano que está condenado a morir a causa de sus pecados, recibirá gracia y
salvación a través de Ella. Pondremos bajo su manto una multitud de ángeles.
Tan pronto como el Padre celestial pronunció estas palabras, los
ejércitos celestiales dieron gritos de alegría, alabando a María. Cuando
apareció la Virgen Madre, estaba adornada con sus tres grandes virtudes: pureza
inmaculada, amor ardiente y profunda humildad. Viéndola –aunque Él mismo se las
había dado- ¡hasta Dios estaba admirado!
Su Corazón estaba lleno de felicidad por aquellas palabras: “la humildad
será exaltada”, que como desconocida Niña de Nazareth pronunció en el
Magnificat y que se habían realizado en Ella. La Santísima Trinidad la coronó.
La brillante corona tenía tres piezas, significando al Padre, al Hijo y al
Espíritu Santo. Cuando el manto real fue traído, vi que su prendedor estaba
reluciente. Esto también significaba su parentesco con la Santísima Trinidad,
como hija del Padre, madre del Hijo y esposa del Espíritu Santo.
Dios en tres personas actuó en la Madre Inmaculada, como si el Espíritu
Santo la hubiera cubierto de nuevo con su sombra, para que Ella pudiera dar
otra vez Jesús al mundo. El Padre celestial la llenó de gracias. De parte del
Hijo, indecible felicidad y amor irradiaban hacia Ella, como si Él quisiera
felicitarla, mientras decía:
– ¡Mi Inmaculada Madre, Victoriosa Reina del Mundo, muestra tu poder!
Ahora serás la salvadora de la humanidad. Así como fuiste parte de mi obra
salvadora como Corredentora, de acuerdo con mi voluntad, así quiero compartir
contigo mi poder como Rey. Con esto te confío la obra salvadora de la humanidad
pecadora; Tú puedes hacerlo con tu poder como Reina. Es necesario que Yo
comparta todo contigo. Tú eres la Corredentora de la humanidad.
Entonces vi que su manto estaba impregnado con la sangre de Jesús, y
esto le daba un color escarlata. Mi atención luego fue a los ángeles, quienes
rodeaban a su Reina con gran reverencia. Los ángeles vestían de blanco, rojo y
negro. Entendí que el blanco simbolizaba la futura pureza del mundo, el rojo el
martirio de los santos y el negro el luto por el destino de las almas
condenadas.
Entonces la Virgen María empezó a caminar suavemente y con majestuosidad
hacia el mundo. Vi al mundo como una esfera gigante cubierta con una corona de
espinas y que estaba llena de pecado, y a Satanás, en forma de serpiente
enrollada alrededor y salían de él toda clase de pecados y suciedad. La Virgen
Madre se levantaba erguida sobre el globo como la Victoriosa Reina del Mundo.
Su primer acto como Reina fue cubrir al mundo con su manto, impregnado con la
sangre de Jesús. Entonces Ella bendijo al mundo y vi que al mismo tiempo la
Santísima Trinidad también bendecía al mundo.
La serpiente satánica entonces la atacó con terrible odio; de su boca
salían llamas. Temí que su manto fuera alcanzado por el fuego y ardiera, pero
las llamas no podían ni siquiera tocarlo. La Virgen María estaba tranquila como
si no estuviera en una contienda, y serenamente pisó el cuello de la serpiente.
La serpiente no cesaba de arrojar llamas, símbolo de odio y venganza, pero no
podía hacer nada, mientras la corona de espinas, hecha de pecados, había
desaparecido de alrededor del mundo, y desde su centro una azucena brotó y
empezó a abrirse.
Vi también que la bendición de la Virgen Madre había caído en todas las
naciones y personas. Su voz era indescriptiblemente apacible y majestuosa
cuando dijo:
– ¡Aquí estoy! ¡Yo ayudaré! ¡Yo traeré orden y paz!
Jesús entonces me explicó:
–Mi Madre Inmaculada vencerá el pecado mediante su poder de Reina. La
azucena representa la purificación del mundo, la llegada de la era del paraíso,
cuando la humanidad vivirá como sin pecado. Habrá un mundo nuevo y una era
nueva. Será la era en que la humanidad recobrará lo que perdió en el paraíso.
Cuando mi Madre Inmaculada pise el cuello de la serpiente, las puertas del
infierno se cerrarán. Los ejércitos de los ángeles tomarán parte en la lucha.
Yo he sellado a los míos con mi sello para que ellos no se pierdan en esta
batalla.
¿Cómo apresurar la victoria de la
Reina del Mundo?
Jesús dijo:
–Mi Madre Inmaculada será la Corredentora de esta era que viene.
–Jesús mío, ¿qué debemos hacer para acelerar la victoria de Nuestra
Madre Inmaculada y nuestra Reina?
–Díganle con frecuencia: “¡Madre Nuestra Inmaculada, muéstranos tu
poder!”
Cuando repetí esta oración, le pregunté a nuestra Madre:
– ¿Qué quieres que hagamos hasta que llegue tu gloriosa era?
El vestido de la Virgen cambió de color. Estaba cubierto con un velo
negro transparente, aunque en su cabeza todavía vi su triple corona. Su feliz
semblante de improviso cambió a una expresión de profunda tristeza. Dobló sus
manos y rogó por el mundo, llamando a todos: “¡Vengan, mis queridos hijos, y
junto conmigo consuelen al Padre celestial que está profundamente ofendido!”
Fue claro para mí que todo el mundo, en especial modo Hungría, tenía que
hacer mucha penitencia, reparación y sacrificios.
Jesús me explicó en numerosas ocasiones qué es lo que Él consideraba
como reparación y lo que deseaba que hiciéramos.
1. La primera forma de entender
la reparación es que cada uno se esfuerce por cambiar su vida.
2. “Yo redimí al mundo con ayuno
y oración durante la noche. Yo pido ayuno, oración, rezar la Hora Santa, orar
en la noche y aguardar con paciencia los sufrimientos por mi amor”.
3. Jesús nos pide el rezo del
rosario. Vi que cuando se reza cada cuenta, una gota de la sangre de Jesús cae
sobre la persona por quien se dice, o sobre aquellas almas que Jesús quisiera
salvar. Esto fue pedido especialmente por las almas del purgatorio.
4. Jesús pide en particular la
devoción al Corazón Inmaculado de su Madre.
La oración de la noche
La Santísima Virgen pide una hora de reparación (Hora Santa) los jueves.
Puede hacerse individualmente o en familia, o en comunidad; en la iglesia ante
el Santísimo Sacramento o en el hogar, rezando el rosario, leyendo y meditando
las Escrituras, poniéndonos en la presencia de Jesús y de su Madre Inmaculada.
Cuando uno se despierta en la noche, debe tratar de rezar alguna oración
antes de volverse a dormir; mucha gente que no puede dormir en la noche,
especialmente personas mayores, pueden llenar su tiempo con la oración, rezando
por las almas que en esos momentos estén en agonía. La Virgen Madre dijo: “Si
más y más almas oran en la noche, la Llama de mi Amor crecerá proporcionalmente
con el número de los que oran”.
Publicado por Unción Católica y Profética
No hay comentarios:
Publicar un comentario