El
amor entre esposos tiene el toque de lo divino, contiene el germen de la vida
eterna
Pronto mi esposa y yo cumpliremos treinta años de casados, sus padres y
los míos son abuelos que rebasaron ya los cincuenta años de matrimonio.
Veteranos de mil batallas en el amor, nos han guiado con su ejemplo, teniendo
el privilegio de verlos aun convivir en una dinámica amorosa que bien sabemos
no deja de entrelazarlos, y cuyas formas salpicadas de las mil peculiaridades
dan testimonio de cuan profundamente diferente es el amor personal en cada
matrimonio que se moldea de forma única e irrepetible. Dios romperá
amorosamente esos moldes una vez que hayan partido a su presencia, pues el amor trasciende el tiempo de nuestro
paso por la tierra.
El divorcio desconoce la naturaleza del amor personal, pues en él se
llega a considerar el amor como una cosa que acaba. Pero al amor personal no lo
mide el tiempo, porque no está en el tiempo, como no lo está el ser personal.
Pertenece a la eternidad y la eternidad es Dios quien lo pone en el corazón del
hombre.
Por ello, el amor entre esposos tiene el toque de lo divino, contiene el
germen de la vida eterna.
Amar a alguien significa llamar bueno a alguien, ponerse cara a él y
decirle: es bueno que existas, es bueno que estés en el mundo siendo
precisamente lo que eres.
El amor personal es ser entre seres únicos e irrepetibles, el modo
personalísimo en que un cónyuge manifiesta su amor al otro, en absoluto puede
ser indiferente a este último.
Querer algo es desear un bien o algo del cual carecemos, pero el amar
personal es algo radicalmente distinto, pues es no querer algo sino a alguien,
para dar y darse generosamente sin reservarnos nada, sin esperar nada a cambio.
Ama verdaderamente quien es capaz de entregar su vida y ser feliz. El
amor no forza la libertad de quien se da a sí mismo para siempre.
Un claro ejemplo del amor conyugal de entrega plena y total, es que al
extenderse a los hijos lo hace buscando su bien sin buscar compensaciones.
El amar personal da la capacidad de reconocer el bien para las personas
amadas por lo que el amor es luz. Así, no existe bien sin amor, ni amor sin
bien.
Cuando se busca el bien de la persona amada no importan los sacrificios,
pues dejan de serlo por la abnegación. La medida del amor es el amor es medida.
Quien ama lo hace con todo su ser comprometido, no es un querer hasta
cierto punto o con condiciones pues se pone toda la voluntad en el amor; quien
no es capaz de sufrir tampoco es capaz de amar; la herida del amor la sana el
mismo amor que la produce.
Quien ama se da a conocer con un amor lucido y trasparente que anda en
verdad sin ocultar nada.
La apertura amorosa personal es dejarse ver tal cual se es al amado, en
un otorgamiento, un darse confiadamente. El amor no cansa pues no se cansa
quién confía, no hay verdadero amor donde existe una sospecha.
El amor personal es fortaleza frente al abatimiento, es capacidad de
humildad para salir al encuentro y volver a empezar una y mil veces.
El sufrimiento no lo pueden ahogar nuestras miseria humanas, si queremos
seguir queriendo porque el amor somos nosotros.
Amar es capacidad de ser felices saliendo de nosotros mismos para hacer
felices a los demás.
El amor personal es convertirse en un regalo, un Don de Dios.
Foros de la Virgen María
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