Transformar la imagen de una personalidad emprendedora,
llena de energía, de fuerza y vitalidad, a una forma de ser propia y natural.
El tener
carácter implica una decisión firme y una férrea voluntad para proponernos
objetivos y alcanzarlos en la medida de nuestras posibilidades, el cultivo de
los buenos hábitos, la actitud positiva hacia el trabajo y el esfuerzo por
dominar a nuestros impulsos y al egoísmo.
El
transformar la imagen de una personalidad emprendedora, llena de energía, de
fuerza y vitalidad, a una forma de ser propia y natural, es sin lugar a dudas,
algo atractivo para cualquier persona. Con cierta facilidad podríamos calificar
si una persona tiene carácter o no, dependiendo de las actitudes que
consideramos como positivas, o en su defecto, con falta de firmeza y según sea
el caso. Esta valoración que hacemos de los demás, ¿la hacemos para nuestra
persona sin tratar de engañarnos nosotros mismos?
En
algunos momentos se ha malentendido el “tener carácter” como sinónimo de
rudeza, prepotencia, altanería, u obstinación. Por otra parte, no siempre se ha
identificado la falta de carácter con las quejas continuas por el trabajo y
todo lo que implica, las labores domésticas los estudios… y en general de todo
aquello que de alguna manera nos incomoda.
Una
persona con carácter tiene retos constantes, no contra los demás, sino para
consigo mismo. Cada reto personal es una manera de forjar un carácter recio,
firme y decidido, incapaz de detenerse ante los obstáculos, de lamentarse por
el cansancio o cuando las cosas salen mal.
Podemos
revisar algunos aspectos de nuestra vida, que seguramente nos ayudarán a
descubrir si estamos formando adecuadamente nuestro carácter:
En la
oficina, la escuela o en el hogar y con todas sus variantes ¿Cómo es nuestro
trabajo? Hablamos de trabajar con intensidad, sin perder demasiado tiempo en el
café o en la plática, procurando hacer las cosas en el momento, sin detenernos
a buscar si hay algo más fácil que hacer. Además es necesario considerar como
un deber, el terminar todo lo que hemos comenzado sin distraernos en otra cosa,
aunque estemos cansados y procurando hacerlo lo más perfecto posible.
Lo propio
siempre será asumir siempre nuestra responsabilidad en cualquier caso, lo que
nos lleva a evitar mentir o dar pretextos y justificaciones cuando cometimos un
error por negligencia. En este rubro se considera el evadir algunas tareas que
nos son particularmente desagradables, como aparentar demasiado trabajo para
que nuestro jefe no nos asigne una tarea extra para el día de hoy.
De alguna
forma todo aquello que tenemos en nuestro interior, lo manifestamos muchas
veces sin darnos cuenta: los días pasarán lentamente si continuamente estamos
pensando en que llegue el fin de semana para liberarnos, y así dedicarnos a
descansar, ponernos cómodos y divertirnos, en pocas palabras: pereza.
Poca
fortaleza interior se ve reflejada en las quejas que hacemos por todo: la
cantidad de trabajo, del clima, del tráfico… si algo solucionamos, adelante.
Nuestro
trato a los demás siempre debe ser cordial, y no sólo eso, hay que evitar por
todos los medios criticar o que se haga crítica de las personas. Esto sólo
refleja envidia y vano amor propio.
Para
formar el carácter es necesario tener dominio sobre nuestra persona, mediante
pequeñas, pero continuas acciones que hagan más fuerte nuestra voluntad,
principalmente:
– Hacer
pequeños esfuerzos que nos ayuden a dominar nuestros gustos y caprichos. Como
levantarse 10 minutos antes de lo normal, comer un poco menos de aquello que
más nos gusta, ver menos tiempo la televisión o en su defecto ver el noticiero
completo.
– Hablar
bien de las personas, siempre.
– Llegar
al trabajo o a la casa con una sonrisa.
– Saludar
con educación y cortesía a todas las personas.
–
Aprender a escuchar y considerar las opiniones y consejos que nos dan.
Pedir
perdón si ofendimos o hicimos pasar un mal momento a alguien por nuestro mal
humor.
– Hacer
con empeño las cosas que consideramos poco agradables. Si nos confían algo, es
porque se tiene la confianza de que está en nuestras posibilidades realizarlo.
– Cumplir
con las promesas y compromisos que hemos hecho.
–
Proponerse varios retos personales: como trabajar mejor, aprender algo nuevo,
mejorar nuestro trato hacia los demás, etc.
La
persona que verdaderamente tiene carácter no ve obstáculos, sino retos; domina
sus impulsos para ser dueño de su voluntad: conserva amistades y relaciones por
los valores que transmite; encuentra alegría en lo que hace, sin conformarse
con ser feliz a través de los placeres pasajeros.
Encuentra.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario