Homilía del Papa Francisco en la casa de Santa
Marta
Por: Papa Francisco | Fuente: ZENIT
ZENIT – Ciudad del Vaticano - 21 de abril de 2016.- Recordarse de los modos y circunstancias en las que Dios se hizo presente en nuestras vidas, refuerza el camino de la fe. Es el pensamiento central del papa Francisco en la homilía de este jueves en la Casa Santa Marta.
Por: Papa Francisco | Fuente: ZENIT
ZENIT – Ciudad del Vaticano - 21 de abril de 2016.- Recordarse de los modos y circunstancias en las que Dios se hizo presente en nuestras vidas, refuerza el camino de la fe. Es el pensamiento central del papa Francisco en la homilía de este jueves en la Casa Santa Marta.
Porque la fe es un camino y a medida que lo transitamos hay que
recordarse de lo que sucedió. De las cosas bellas que Dios ha realizado en
nuestro camino y también de los obstáculos, los rechazos, porque “Dios camina
con nosotros y no se asusta de nuestras maldades”.
Y citando la primera lectura, señala que Pablo entra en la sinagoga de
Antioquía e inicia a anunciar el Evangelio, partiendo del pueblo elegido,
pasando por Abraham y Moisés, Egipto y la Tierra Prometida, hasta llegar a
Jesús. Es una predicación histórica la que adoptan los discípulos y es
fundamental, porque permite recordar momentos importantes que son signos de la
presencia de Dios en la vida del hombre.
Por ello el Santo Padre invitó a volver hacia atrás con el corazón y la
mente “para ver como Dios nos ha salvado”. Y así como en el jueves y viernes
santos, en la Cena Jesús al darnos su cuerpo y sangre nos dice: “hagan esto en
memoria de mi”, debemos “hacer memoria de cómo Dios nos ha salvado”.
La Iglesia, explica Francisco, llama “memorial” al sacramento de la
eucaristía, y en la biblia el Deuteronomio se llama “el Libro de la memoria de
Israel”. Y también nosotros debemos recordar que “cada uno de nosotros ha hecho
un camino, acompañado por Dios, cerca de Dios” o “alejándonos del Señor”.
“Hacer memoria con frecuencia, de las cosas
bellas, para hacer nacer un ‘gracias’ de corazón a Jesús, que no deja nunca de
caminar en nuestra historia.
“Cuántas veces –señala Francisco– le hemos
cerrado la puerta en la cara, cuántas veces hemos hecho como si no lo veíamos,
cuántas veces no hemos creído que Él estaba con nosotros; cuántas veces hemos
renegado a su salvación… Pero él estaba allí”.
“Y les doy un consejo simple: hagan memoria.
¿Cómo ha sido mi vida, cómo ha sido hoy mi día o este último año? Memoria.
¿Cómo fueron mis relaciones con el Señor? Memoria de las cosas grandes y bellas
que el Señor ha hecho en la vida de cada uno de nosotros”.
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