Hay una inesperada táctica del
enemigo para alejarnos de Dios que nos pasa inadvertida: “la huida del tiempo”
como la llama el Cardenal Carlo M. Martini en su libro “Estoy llamando a la
puerta”.
¿Qué significa “huir del
tiempo”? Demasiados de nosotros caemos en una de las trampas más comunes del
diablo: vivir en el pasado o estar preocupados por el futuro. Es muy fácil
sucumbir a los dos estados de ánimo y a veces estamos aún anclados en el pasado
y el futuro ¡al mismo tiempo!
Enfrentar nuestra condición de
mortales nos hace perseguir afanosamente la búsqueda del placer que nos ayuda a
evadir nuestros temores o sumergirnos fanáticamente en el trabajo que nos
asegurará el “ser y el tener”.
DOS OPCIONES QUE NOS PROPONE
SATANÁS
A
la pregunta ¿para qué nos ha creado Dios? Respondemos por fe que nos ha creado para que
compartamos su eterna felicidad en el Cielo.
Pero
¿tenemos esa fe? En realidad, nuestra fe, aunque nos creamos firmes
y sólidos, es débil. Somos débiles frente a los problemas, a las tribulaciones,
a la inseguridad que nos depara el estar vivos y no ser dueños de nuestro
existir.
¿Cómo
podemos evadir todas estas circunstancias que pesan en nuestra alma?
Hay dos
opciones que nos sugiere satanás.
Una es vivir en el pasado, añorándolo, tal como una
viuda lamenta un presente de soledad y prefiere negarlo, limitándose a dejar
pasar sus horas en ensoñaciones de tiempos que se le antojan mejores.
La otra elección por la que podemos
optar, también “ayudados” por el demonio, es la de vivir ya en el futuro, negándonos a darle a nuestro presente la
dimensión real que tiene.
C.S.
Lewis, en su libro Cartas del Diablo a su Sobrino (que puedes
leerlo y bajarlo en un link de abajo) hace decir al demonio que Dios nos ha
creado para que vivamos conectados con Él, como forma de anticipar nuestra
partida hacia Sus brazos.
“Los
seres humanos”, dice el diablo “viven en el tiempo, pero Dios los
destina para la eternidad”.
La peor situación que el
diablo puede imaginar es un alma que está firmemente plantada en el momento
presente.
DESTINADOS PARA LA ETERNIDAD
PERO VIVIENDO EN EL PRESENTE
Lewis señala que Dios quiere que los hombres
atiendan principalmente dos cosas, a la
eternidad en sí, y a ese punto del tiempo que llaman presente.
¿Por qué? Porque
el presente es el punto en que el tiempo toca a la eternidad.
Si nosotros estamos unidos a
Dios en el espíritu, viviremos, tal como Dios espera de nosotros, nuestro
presente de forma real,
“obedeciendo
la voz de la conciencia presente, llevando nuestra cruz presente,
recibiendo la Gracia presente, dando gracias por el placer presente” (C.S.Lewis,
Cartas…).
Por lo tanto, el negocio del enemigo será tratar de
inducirnos a hacer todo lo contrario, o sea, negar nuestro presente por medio
de sucedáneos que al diablo le parecen igualmente positivos: la droga “real”
(sustancias tóxicas), y todo tipo de “otras drogas” (el aturdimiento) con que
nos incita permanentemente, la ambición entre ellas. Eso seguramente nos aleja del presente y, lo que es más importante, de lo
eterno.
EL MALIGNO QUIERE PENSEMOS EN
EL FUTURO PORQUE NO EXISTE
Pero hay más sobre por qué el demonio se afana en
empujarnos a vivir en el futuro. ¿Cuál es la razón? Pues que la astucia del enemigo conoce que en realidad, el futuro no existe.
El futuro es algo irreal, y
tal como el enemigo nos incitaba a hacer caridades “imaginarias” y a negarnos
todo pensamiento acerca de la muerte, nos empujará a afanarnos por asegurar un
futuro que no sabemos siquiera si nos llegará. Ver 10 Tácticas
Increíbles que usa el Maligno para hacernos caer.
Existen ejemplos sobrados en nuestra vida de esto. Un concertista que no comparte horas de solaz
con su familia y se enoja de intromisiones que llama “molestas” de sus
hijos, porque está ensayando una pieza de música que interpretará tiempo
después.
Un
ejecutivo full time que parece dedicarse únicamente a cuidar los
negocios futuros de su empresa, quitándole horas a aquellos que lo
aman, todo en aras de un bienestar futuro que ignora si llegará.
Pero
la cosa más probable que llegue es el reproche de los hijos ya grandes, de todos los
olvidos y ausencias que su padre tuvo para con ellos.
Increíblemente,
el diablo piensa en el futuro como la raíz de todos los males. Ha “insuflado”
en el inconsciente colectivo, ideas como la evolución creadora, el humanismo
científico o el materialismo marxista, que fijan los intereses y los afectos del hombre en el futuro.
“La gratitud mira hacia el pasado, y el amor al
presente, pero es hacia adelante que miran todos los vicios, avaricia, lujuria,
miedo, ambición. El futuro es de todas
las cosas, la menos parecida a la eternidad”. Dice el demonio. (Lewis, Cartas de …)
¡Cuántas
veces vivimos en el pasado o en el futuro y qué lejos estamos de la
eternidad!
EL CIELO QUIERE QUE VIVAMOS EN
EL MOMENTO PRESENTE
¿Recibimos
ayudas del Cielo para rechazar las tentaciones del demonio y tratar de
asentarnos con firmeza en nuestro presente? Por supuesto que sí.
Muchos
santos han escrito por siglos acerca de vivir en el momento presente y eso está
basado en las enseñanzas de Cristo. En Su vida terrena, Él nos enseñó que no
debemos preocuparnos tanto por las cosas que nos dan seguridad.
Nuestro Señor, en los
Evangelios de Marcos y Lucas, consagró las normas para “santificar” el momento
presente. Esto significa que cada día tiene sus propios afanes; no estamos para
pedir prestado problemas al día de mañana, porque ese día también traerá su
propia cruz. Debemos dejar el pasado a la misericordia divina y confiar el
futuro, cualesquiera sean sus retos, al amor y la providencia de Dios.
“Por tanto,
no os preocupéis por el día de mañana; porque el día de mañana se
cuidará de sí mismo. Bástele a cada día sus propios problemas”.
Mateo, 6:34
“Por eso os
digo, no os preocupéis por vuestra vida, qué comeréis o qué beberéis; ni
por vuestro cuerpo, qué vestiréis. ¿No es la vida más que el alimento y el
cuerpo más que la ropa? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan,
ni recogen en graneros, y sin embargo, vuestro Padre celestial las alimenta.
¿No sois vosotros de mucho más valor que ellas? Mateo 6:25
“Marta,
Marta, tú estás preocupada y molesta por tantas cosas; pero una sola
cosa es necesaria, y María ha escogido la parte buena, la cual no le será
quitada”. Lucas
10: 41,42
Se
trata de tener Fe, lisa y llanamente. Fe y Confianza. También los
Apóstoles enseñaban a depositar la confianza en Dios.
San
Pablo
exhorta a los Filipenses a no estar afanosos y a los Corintios a estar libre de
preocupaciones. Y San Pedro nos indica que debemos entregar todas nuestras
ansiedades al Señor, que cuida de nosotros.
RESISTIR AMARRADOS EN EL
PRESENTE
Por lo tanto, y sabiendo que el enemigo querrá llevarnos hacia otro
lado, debemos tomar conciencia de que no
sirve de nada preocuparse por lo que “podría ser”. No conocemos el futuro y ni
siquiera sabemos si vamos a disfrutar de los frutos de nuestro trabajo.
Incluso más, aunque nos horrorice, hoy podría ser nuestro último día en la
tierra.
Es por eso que siempre debemos esforzarnos por “ser y estar” en el momento presente.
Dios nos creó para ser santos, y la santidad se consigue en el momento
presente.
Kosloski
señala acertadamente, que
“no
podemos empujar la santidad hasta cierto punto en el futuro ya que no sabemos
si incluso tenemos un futuro”.
Pero
más de una vez aplazamos, por desconfianza, nuestra entrega a los brazos
amorosos de Dios, dejando para mañana el compromiso, la fidelidad, todo lo que
nos llama
a nuestra condición de criaturas creadas y dependientes del amor y la
providencia del Creador.
Esta realidad maravillosa, que como criaturas de fe
nos debería bastar, en cambio muchas veces nos disgusta, porque el demonio, sagazmente, ha ido convenciendo
al mundo de su propia inmortalidad, de la no existencia de Dios, según
el mundo secular moderno, invento de los temerosos e ignorantes. Como
contrapartida, el hombre se cree a sí mismo autosuficiente y dueño de su
futuro.
Esta
“contaminación diabólica” del mundo, no nos debería interesar pero, al estar fríos en
nuestra fe, se nos contagia. Y no nos damos cuenta de que así nos vamos
deslizando por la suave pendiente que lleva hacia el abismo.
Y lo que es tanto o más grave, es que al negar
nuestro presente, estamos dejando de
cumplir el mandato evangélico y dejando
de ser Cristo para los demás. Nos perdemos de escuchar la voz de Dios hoy y
ahora y pensamos que algún día, cuando estemos dispuestos, la
escucharemos.
El cardenal Martini nos dice que estamos yendo por “caminos
ilusorios” y nos exhorta a vigilar.
“Vigilar es
la capacidad de volver a encontrar el tiempo necesario para escuchar la
voz de Dios en el hoy y el ahora”.
La
Bendita Madre Teresa, por ejemplo, deseaba estar en el momento presente.
Ella dijo una vez,
“Creo en el persona a persona. Cada persona es
Cristo para mí, y ya que sólo hay un Jesús, esa persona es única en el mundo
para mí en ese momento”
Otra persona muy santa que se esfuerza por vivir en
el momento presente es la Madre
Angélica, fundadora de la cadena de televisión católica EWTN. Sus
escritos sobre el tema fueron compilados en un “Pequeño libro de Lecciones
de la Vida cotidiana y Espiritualidad” y son una gran fuente de
inspiración.
También
el Siervo de Dios Arzobispo Fulton Sheen expresó su punto de vista sobre este tema.
“Toda la
infelicidad (cuando no hay causa inmediata de pena) proviene de la excesiva
concentración en el pasado o de extrema preocupación por el futuro. Los
principales problemas de la psiquiatría hoy giran en torno a un análisis de los
sentimientos de desesperación, pesimismo, melancolía, y complejos que son las
herencias de lo que ha pasado o con los miedos, ansiedades, preocupaciones, que
son las fantasías de lo que será”
LA SALVACIÓN ES EN EL MOMENTO
PRESENTE
Tengamos presente entonces, para poder ser fuertes contra las
tentaciones, que cada minuto de la vida tiene su propio deber,
independientemente de la apariencia que pueda tener ese minuto. El momento presente es el momento de la
salvación. Cada queja en contra
de él es una derrota; cada acto de resignación es una victoria.
Hasta una figura secular como Winston Churchill se defendía de la
tentación de abarcar demasiado el futuro:
“Es un
error mirar demasiado lejos. La cadena del destino sólo puede ser captada
un eslabón a la vez. “
Hay un bello mensaje que puede aplicarse a esto y
se puede leer en todas las sacristías de las Misioneras de la Caridad. El texto dice:
“Sacerdote de Dios, celebra esta Misa como si fuera tu primera Misa, tu última Misa y tu
única Misa.”
Santa
Faustina
tiene una oración alentando la esperanza en la oración de cada día de nuestras
vidas:
Oh mi Dios, Cuando miro hacia el futuro, estoy
asustada, Pero, ¿por qué sumergirme en el futuro? Sólo el momento presente es precioso para mí.
Ya que el futuro nunca puede entrar en mi alma en
absoluto. Y no está en mi poder el cambiar, corregir o añadir algo al pasado; porque
ni sabios ni profetas podrían hacer eso. Así, debo confiar a Dios lo que el
pasado ya ha abrazado.
Oh,
momento presente, me perteneces, todo entero. Deseo usarte lo
mejor que pueda.
Y aunque soy débil y pequeña, Tú me garantizas la gracia de Tu omnipotencia.
Y aunque soy débil y pequeña, Tú me garantizas la gracia de Tu omnipotencia.
Y así, confiando en Tu misericordia, camino por la vida como un niño pequeño,
ofreciéndote a Ti cada día este corazón ardiendo de amor para Tu mayor
gloria. Amén.
(De su Diario: Divina Misericordia en Mi Alma,
Cuaderno 1)
Fuentes:
- http://www.philipkosloski.com/the-enemys-tactic-12-why-the-devil-hates-the-present-moment/
- http://www.mercaba.org/Filosofia/Lewis/Lewis,%20C.%20S%20-%20Cartas%20del%20diablo%20a%20su%20sobrino.pdf
- http://forosdelavirgen.org/90508/10-tacticas-diablo/
- http://books.google.com.uy/books/about/Estoy_llamando_a_la_puerta.html?id=ijPcAAAACAAJ&redir_esc=y
Escrito por María de los
Ángeles Pizzorno - De Uruguay, Escritora, Ex Secretaria retirada
Foros de la
Virgen María
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