El padre Dwight Longenecker
dice que la promesa de la resurrección de la carne qué rezamos en el Credo
todos los domingos es poco entendida por los católicos.
Es así que surgen las
preguntas sobre que fisonomía de mí va a resucitar ¿cuando tenía 15 años? ¿Cuando
tenía 30 Años? ¿Cuando tenía 50 o mi cuerpo cuando muera? ¿Y qué pasa con
aquellos qué fueron volados por bombas, por ejemplo los mártires del estado
islámico en este momento? ¿Y los que fueron comidos por animales como peces,
leones, osos?
Hay algunos que simplistamente dicen que vamos a
resucitar con nuestra apariencia a los 33 años, que es la edad de cuando Jesús
murió, pero esto no tiene asidero porque el cuerpo resucitado de Jesús no era
el mismo que cuando murió.
Los médicos dicen que nuestros cuerpos cambian cada
7 años, por lo tanto cada 7 años tendremos un cuerpo diferente; estamos siempre
cambiando.
Pero más allá de que podemos ser reconocibles
físicamente por nuestros rasgos aún a diversas edades, hay algo que es muy
reconocible siempre, que es el alma.
El cristianismo cree que las personas humanas son
un cuerpo con un alma, y que el alma está en cada parte de mí; el alma no está
en mi cerebro, o en el corazón, o en los vasos sanguíneos, sino que está en
cada célula nuestra, por lo tanto mi cuerpo y mi alma se entremezclan.
Es así que podemos hablar de un “alma celular” que
es mi verdadero cuerpo de la resurrección física. Ese es el cuerpo glorioso.
El alma celular estructurada físicamente es la que
será resucitada un día como cuerpo físico y es lo que dura para siempre, no mi
apariencia física que tengo en cada momento de la vida.
Y por eso que cuándo Jesús resucitó a sus
discípulos no lo reconocieron porque tenía un aspecto físico diferente. No era
el aspecto físico qué tenía cuando estaba entre ellos vivo, sino un aspecto
físico que no les permitía reconocerlo y que lo reconocieron recién cuando el
habló y cuando hizo gestos como partir el pan, qué hacía habitualmente entre
ellos.
Este cuerpo físico es mucho más real que el cuerpo
físico que nosotros tenemos en cada momento de nuestra vida y que lo podemos
ver en la secuencia de las fotos de nuestro álbum familiar.
Cuando vemos fotos de distintos períodos de nuestra
vida y nos atenemos solamente a ellas, nos podemos preguntar quién soy yo, cuál
de estos personas en distintas etapas de la vida encaran a mi verdadero yo.
El punto de vista judeocristiano es que el alma
está arraigada y es inseparable del cuerpo.
Y por eso es que creemos que el mundo físico es
importante y no somos gnósticos que creemos que el mundo físico es irrelevante
y lo único que importa es el reino espiritual o sea el del alma.
Como están unidos el cuerpo y el alma, entonces lo
que hago con mi cuerpo afecta inmediatamente a mi alma y viceversa.
En cambio la reencarnación sostenida por algunas
religiones orientales simplemente considera el cuerpo como un contenedor del
alma, un envase del alma.
Afortunadamente gracias a Dios, tenemos una prueba
de que nuestra teoría es correcta, porque cuando Jesucristo se levantó de entre
los muertos las personas que lo vieron se dieron cuenta que era físicamente
distinto, pero lo tocaron, comieron y hablaron con Él, y se dieron cuenta que
era Él, y esta verdadera resurrección nos recuerda que la misma realidad será
la nuestra un día.
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Foros de la
Virgen María
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