GWENDAL HACÍA YOGA Y LEÍA A DEEPAK CHOPRA, NEAL DONALD WALSCH, ECKHART TOLLE...
Gwendal: de cómo el orgullo del conocimiento puede disfrazarse de bien para frustrar una auténtica búsqueda de Dios.
"Siempre me he sentido animado a buscar el Absoluto", confiesa Gwendal. Él mismo pidió el bautismo cuando tenía nueve años, y aunque el entorno
en casa no era favorable y la mayor parte de sus amigos eran ateos y se reían
de él, perseveró.
"Me enamoré de Jesucristo", dice: "La fe
siguió siendo importante para mí hasta tener en mi interior una conciencia
absoluta de su Resurrección".
UNA
BÚSQUEDA EN VÍA MUERTA
Ese
valorar más la búsqueda que el encuentro le llevó a querer "conocer otras religiones", en
particular el islam: "Leí el Corán, hice el
Ramadán, fui a las mezquitas, debatí con los musulmanes. Como eso no me decía
demasiado, leí la vida de Mahoma,
hasta que vi que, al lado del Evangelio, no valía nada".
"Paralelamente a eso, caí en otras lecturas", entre las cuales lamenta Conversaciones con Dios de Neal
Donald Walsch u obras de Deepak Chopra o Eckhart
Tolle, "libros que no se oponían a Jesucristo pero que revisaban
lo que yo sabía de Él. Progresivamente entré bajo la influencia
de esos libros, que intelectualmente proponen un mundo donde todo se consigue,
todo es amor, todo va bien, el mal no existe... y acabé introduciéndome en una
dinámica de práctica del Kriya Yoga".
Al cabo
de un tiempo, Gwendal descubrió que "era capaz
de saber cosas de la gente": qué habían hecho el día anterior, con quién
habían estado... Lo vio como algo "hiperpositivo",
porque intentaba aprovechar el aspecto positivo de todo aquello para
esas personas. Eran, en suma, "los poderes que
se le atribuyen a los médium".
Sin
embargo, eso tan positivo tenía una consecuencia paradójica: "Desarrollé esos poderes, pero al irlos
desarrollando sentía una angustia muy fuerte". Lo
cual constituye "la diferencia real con los
dones o carismas: "Los dones o carismas que vienen de Dios son gratuitos,
mientras que los que vienen de ese espíritu son ataduras que te generan
angustia y no otorgan jamás una auténtica paz interior".
De esta
forma, aunque él seguía considerándose cristiano y "fiel
a Jesucristo", había caído "completamente
bajo la influencia esotérica".
LOS
FRUTOS DE LA MENDICIDAD EVANGÉLICA
Para
salir de ese impasse, Gwendal decidió hacer "una
peregrinación
mendicante", al estilo de la que propuso Jesús a sus
discípulos. "Fue una experiencia de testimonio
cristiano muy fuerte", dice: tanto, que
al regresar, entró en una biblioteca esotérica y salió de ella "con la
convicción de que ambos mundos en los que vivía "no eran compatibles".
El domingo
siguiente por la mañana, en misa, sintió "una ola
inmensa de alegría" y salió
de allí como "cristiano católico":
"Pero en mi cabeza seguía aún bajo la influencia de todo aquello, seguía
argumentando a favor de la reencarnación incluso Biblia en mano..."
Decidido
a hacer realidad su cambio, buscó en internet alguna forma de ayuda para su
caso, y navegando por páginas católicas se encontró la convocatoria del
festival Welcome to Paradise
[Bienvenidos al Paraíso], organizado por la comunidad Chemin
Neuf [Camino Nuevo].
ORACIÓN
DE LIBERACIÓN
"Acudí a esa peregrinación completamente perdido", recuerda: "Cuando
terminó el festival, me propusieron vivir el Bautismo en el Espíritu,
que es una auténtica efusión del Espíritu Santo compartida con otros
hermanos".
Uno de
ellos tuvo una visión respecto a Gwendal: "Que
mi alma, bajo la influencia esotérica, era como un desierto completamente árido
en el que había un oasis, y debajo de ese oasis había una gran cantidad de agua que
podría reverdecer el desierto. Supe enseguida que eso era mi
alma".
Al cabo
de una semana, rompió con su coach esotérico, empezó a poner en marcha
su propia empresa y su novia le dejó: "Afortunadamente,
porque yo estaba completamente inestable".
"Ese día decidí seguir a Jesucristo. Era agosto, y en diciembre
hice un retiro de sanación: de sanación psicológica, pero también
espiritual. Al finalizarlo, se hizo sobre mí una oración de liberación, porque
había cosas que me superaban, que yo con mis propias fuerzas no
podía sanar. Esta oración de liberación me liberó por fin de todas las formas
de esoterismo que había en mi vida".
"Hoy ya no soy capaz de saber qué hiciste ayer o antes de
ayer", bromea
Gwendal con el interlocutor de su testimonio, recogido en Découvrir Dieu,
"¡así que me lo puedes contar tú y así
podremos crear una relación!"
"En resumen", concluye,
"sé que la vida cristiana es un camino verdadero y
exigente, de alegría, que no tiene que tener respuesta para todo
pero sí acoger al otro, amarlo como a nosotros mismos. Descubrir esa felicidad no tiene precio".
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