Hay un principio de teología clásica que se llama el sacramento del momento presente, «hic et nunc» o «aquí y ahora» como se le conoce popularmente. A Dios no se le encuentra en el pasado, ni en el futuro, sino en el presente, en cada momento, en cada segundo.
No importa si es un momento
ameno o un momento difícil. Cada instante es una oportunidad para aceptar a
Dios o rechazarlo. Para encontrarse con Él o para evadirlo.
Solo estando presentes podemos
mejorar, aceptar, perdonar. Eso fue lo que logró hacer Monseñor Romero, el
santo de América.
Su
figura es digna de admiración por su lucha por las libertades civiles en el
siglo XX
y está a la
altura de Martin Luther King Jr. ¿Lo
conocías?
1. ¿QUIÉN FUE MONSEÑOR ROMERO?
Monseñor Romero nació el 15 de
agosto de 1917 en San Salvador y murió el 24 de marzo de 1980. Fue un gran
defensor de los derechos humanos y afirmó en una de sus homilías que «la misión de la Iglesia es identificarse con los pobres,
así la Iglesia encuentra su salvación».
Murió al recibir un disparo
(propinado por un francotirador) en el corazón mientras oficiaba una misa,
tenía 62 años. Solo dos santos más en la historia han muerto mientras
celebraban la santa misa. Fue mártir no solo por su forma de morir, sino por su
lucha en vida.
Óscar Romero muere ante el
altar, justo al inicio del ofertorio, con el corporal abierto. Listo para poner
ahí el pan que más tarde va a convertirse en el cuerpo de Cristo que se ofrece
en la cruz.
Justo después de haber
comentado en la homilía que si el grano de trigo no muere, no da fruto. ¡Qué fuerte! Hoy se cumplen 41 años del martirio
de Monseñor Romero, quien puso su vida y su arquidiócesis al servicio de la
justicia y la reconciliación.
2. ÉL ERA «LA VOZ DE LOS SIN VOZ»
Denunció violencia y
atropellos contra los derechos humanos y civiles por parte del gobierno
luchando contra los asesinatos cometidos por los escuadrones de la muerte.
Entre las víctimas se encontraban varios amigos sacerdotes suyos.
Me
resulta impresionante y admirable la franqueza con la que hablaba: «Una religión
de misa dominical pero de semanas injustas, no gusta al Señor. Una religión de
mucho rezo pero con hipocresías en el corazón, no es cristiana.
Una Iglesia que
se instalará solo para estar bien, para tener mucho dinero, mucha comodidad,
pero que olvidara el reclamo de las injusticias, no sería la verdadera
Iglesia…».
Monseñor Romero es ahora
santo, fue canonizado por el papa Francisco ( junto a Pablo VI, su papa
contemporáneo) el 14 de octubre de 2018. Y lo que nos dice Francisco al
canonizarlo es que la Iglesia debe estar del lado de los necesitados.
Debe sostener, como un ejemplo
para todos, a este hombre que dio su vida por los pobres. No podemos entender
el pensamiento de san Óscar Romero sin Pablo VI y su exhortación apostólica «Evangelii nuntiandi».
Este documento es fuente de
inspiración para el mismo papa Francisco y mantiene una actualidad
impresionante. Hay algunas frases que son inolvidables. Como estas, que nos
lleva a reflexionar sobre lo esencial del progreso:
— «La avaricia de
las personas, de las familias y de las naciones puede apoderarse
lo mismo de los más desprovistos que de los más ricos, y suscitar en los unos y
en los otros un materialismo sofocante».
— «La búsqueda
exclusiva del poseer se convierte en un obstáculo para el crecimiento del ser».
3. MONSEÑOR ROMERO, EL PAPA FRANCISCO Y NUESTRO
DEBER CRISTIANO
La santificación de Romero
tiene sentido en el contexto del pontificado del papa Francisco, primer papa
latinoamericano, que manifestó al explicar la elección de su nombre que quiere
«una Iglesia pobre para los pobres».
El nombre de Francisco
significa amor a los pobres, defensa de la paz y de lo creado. Un papa
latinoamericano, que ha palpado una realidad distinta, propia del continente
americano con un estilo de vida sencillo, austero, cálido, cercano a la gente.
El
testimonio de vida de Monseñor Romero nos impulsa a seguir luchando por la
justicia y la igualdad social. ¿Queremos ser parte de la solución o del problema?,
¿qué estamos haciendo desde nuestra posición para ayudar a los demás?
Como dijo Juan Pablo II en una
visita en un barrio pobre de Guayaquil:
«Que nadie se
quede tranquilo… mientras haya una familia sin vivienda, un niño sin escuela,
un enfermo sin atención…». Debemos
salir de esta cultura del descarte sin permitir que nadie se quede atrás.
Recordemos que cada momento es
una oportunidad para encontrarnos con Dios o para escapar de Él. Encontramos a
Cristo en todas partes, en el rostro de un migrante, en el de un amigo que
sufre, en el de esa esposa que llora o en el del hijo ignorado.
4. NUESTRO LLAMADO A SERVIR A LOS MÁS POBRES
Monseñor Romero fue
distinguido por la Universidad Católica de Lovaina con el doctorado honoris causa por su gran lucha en favor de
los derechos humanos.
Por eso para terminar, me
gustaría compartir una parte del admirable discurso que pronunció y que es
considera como su «testamento profético»:
«[…] Las
mayorías pobres de nuestro país son oprimidas y reprimidas cotidianamente por
las estructuras económicas y políticas de nuestro país. Entre nosotros siguen
siendo verdad las terribles palabras de los profetas de Israel.
Existen entre
nosotros los que venden al justo por dinero y al pobre por un par de sandalias.
Los que amontonan violencia y despojo en sus palacios, los que aplastan a los
pobres.
Los que hacen
que se acerque un reino de violencia, acostados en camas de marfil. Juntan casa
con casa y anexionan campo a campo hasta ocupar todo el sitio y quedarse solos
en el país. […]
Es, pues, un
hecho claro que nuestra Iglesia ha sido perseguida en los tres últimos años.
Pero lo más importante es observar por qué ha sido perseguida. No se ha
perseguido a cualquier sacerdote ni atacado a cualquier institución.
Se
ha perseguido y atacado aquella parte de la Iglesia que se ha puesto del lado
del pueblo pobre y ha salido en su defensa.
Y de nuevo
encontramos aquí la clave para comprender la persecución a la Iglesia: los
pobres. De nuevo son los pobres lo que nos hacen comprender lo que realmente ha
ocurrido.
Y por ello la
Iglesia ha entendido la persecución desde los pobres. La persecución ha sido
ocasionada por la defensa de los pobres y no es otra cosa que cargar con el
destino de los pobres […]
El mundo de los
pobres con características sociales y políticas bien concretas, nos enseña
dónde debe encarnarse la Iglesia para evitar la falsa universalización que
termina siempre en connivencia con los poderosos.
El
mundo de los pobres nos enseña cómo ha de ser el amor cristiano, que busca ciertamente la paz, pero desenmascara el
falso pacifismo, la resignación y la inactividad. Que debe ser ciertamente
gratuito pero debe buscar la eficacia histórica».
5. ¡HAGAMOS APOSTOLADO!
Pablo VI dijo una vez: «Han oído la llamada de los pueblos que sufren, ustedes
los que trabajan para darles una respuesta, ustedes son los apóstoles del
desarrollo auténtico y verdadero que no consiste en la riqueza egoísta y
deseada por sí misma.
Sino en la
economía al servicio del hombre, el pan de cada día distribuido a todos, como
fuente de fraternidad y signo de la Providencia».
Ayudemos también nosotros a
hacer de este mundo un lugar mejor. Esforcémonos por ayudar hoy, aquí y ahora.
Que nuestro apostolado sea luz
para los que no creen o no tienen esperanza. Digamos juntos ¡Monseñor Romero ruega por nosotros!
Artículo elaborado por Carlos Santos.
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