Desde hace poco tiempo se afirma que la Iglesia desde sus inicios buscó el empleo del teatro para su mensaje evangélico y para la restauración interior del hombre.
Por: Felipe Santos | Fuente: .
DESDE
HACE POCO TIEMPO SE AFIRMA QUE LA IGLESIA DESDE SUS INICIOS BUSCÓ EL EMPLEO DEL
TEATRO PARA SU MENSAJE EVANGÉLICO Y PARA LA RESTAURACIÓN INTERIOR DEL HOMBRE.
Sin embargo hay quienes- sin mucho conocimiento de causa - la han acusado de
que no ha mostrado para con el teatro el mismo interés, ni la misma apertura
didáctico-pastoral. Cada vez que podido lo ha obstaculizado y condenado.
Pero, mirando la historia y el Magisterio de la Iglesia se aprecia que nunca
fue contraria al teatro, ni siquiera durante la Querella jansenista de los
siglos XVII-XVIII. Es cierto que Bossuet, Tertuliano, San Cipriano, San
Basilio, San Juan Crisóstomo teorizaron contra el teatro.
Pero todo tiene su explicación. En los primeros siglos cristianos, una vez que
se fue perdiendo la dignidad artística, el teatro se convirtió en un
espectáculo sangriento y rebosante en temas de lujuria. Tan era así que
tuvieron que intervenir los mismos emperadores con edictos contra la masa
popular que idolotraba esos espectáculos.
El dilema no era nada fácil. O se condenaba a todo el teatro o se permitía el
que no fuera contra las buenas costumbres.
ASÍ NACIÓ EN LA EDAD MEDIA EL DRAMA
RELIGIOSO MEDIEVAL, LOS AUTOS SACRAMENTALES DE ESPAÑA.
Y, por supuesto, no faltaron en la Iglesia
iniciativas para el uso del teatro didáctico-pastoral. Basados en la liturgia,
y representados en el interior o exterior de las Iglesias, fueron el origen del
teatro moderno. De hecho, los oficios dramáticos en Oriente en el siglo VI y en
Occidente en los siglos VIII y IX con la Liturgia tuvo derivaciones teatrales
en Italia con los Laudes, Devociones, Representaciones Sagradas, y en Francia
con los Misterios, Moralidades y Pasiones.
Un ejemplo claro de esta apertura de la Iglesia respecto al teatro lo
constituye el así llamado Teatro jesuita que funcionó durante dos siglos en los
colegios de la Compañía y en casi todas las grandes ciudades europeas e incluso
en las misiones. Primero tenían un matiz didáctico humanístico y después un fin
edificante y pastoral
El Concilio Vaticano II, en el decreto Inter Mirifica sobre los medios de
comunicación social, al hablar del teatro afirma:...Cuídese, en fin, de que el noble y
antiguo arte escénico, que hoy se propaga ampliamente a través de los
instrumentos de comunicación social, trabaje a favor del sentido humano y la
ordenación de las costumbres de los espectadores.
La Exhortación pastoral "Comunión y Progreso (
1971) dice: La Iglesia sigue con simpatía y atención el arte escénico, que en
sus orígenes estuvo íntimamente ligado a temas religiosos. Este interés antiguo
por los problemas del teatro debe animar a los cristianos de hoy para
enriquecerse lo mejor posible...
La actividad teatral, en contacto con otros medios de comunicación social, ha
dado vida a nuevos géneros de espectáculo con una expresión propia dentro de
los multimedia. Estos géneros, nacidos del teatro tradicional, poseen su
originalidad y su autonomía expresiva y ofrecen casi una síntesis de cada uno
de los medios de comunicación.
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