sábado, 20 de marzo de 2021

“MEDICINA FOLKLÓRICA DE LA CAMPIÑA”

 -Fragmento sobre plantas medicinales-.

Relación de otras plantas "milagrosas" de nuestro medio rural empleadas sabe Dios desde qué tiempo:

• La yerbaluisa y el cedrón fueron el té de muchos hogares: el cocimiento de agua con cola de caballo, el amorseco, la grama de boldo, el cabello de choclo con su añadido de goma de comer era el emoliente ideal para curar la inflamación de los riñones.

• Con el cocimiento del llantén, sombrerito patacón y corrimiento, curaban casos de mal de ojo.

• Las enemas preparadas con las raíces de verbena, achicoria y del yuyo cimarrón, curaba las fiebres intestinales llamadas en ese entonces "fuertes empachos".

• Con las enemas de cáscara de granada, el sen y una tajada de las pepas de la palta mulata, curaban las enfermedades de la disentería en un par de días.

• El agua cocida con flor de saúco, la usaban en inflamaciones de la garganta.

• La hoja de la malva de chacra y la rosa té, servían para curar ciertas irritaciones de la vista.

• Cocimiento de maltranza y la hoja de nogal eran empleados para dar "baños tónicos a los cholitos”.

• Con azúcar quemada de la flor de alfalfa, del pájaro bobo y la huamanripa, tomada a la hora de acostarse lo más caliente posible, hacían desaparecer las toces más rebeldes.

• El agua de papa la empleaban para destruir las arenillas del conducto biliar y de los riñones. Una copita de jugo de la penca en ayunas, destruía los cálculos a la vejiga. En los casos de inflamación de la próstata, tostaban: un puñado de cebada, 3 cochinitos de alfalfa, unas cuantas patitas de grillos y un puñado de goma de comer, hervidas en medio litro de agua; este cocimiento lo suministraban al enfermo en dosis de medios pocillos pequeños. En la primera o segunda tomada el paciente explosionaba como si le hubieran colocado sonda. Este tratamiento lo continuaban con baños de asiento caliente hasta que desapareciera totalmente.

La penca, fraccionada en pedazos, la empleaban para clarificar el agua turbia en épocas de avenidas.

• Para afecciones al intestino llamado colon, diagnosticaban comer yuca en el desayuno, almuerzo y comida.

En los periodos de influenza, que se pronunciaba con fuertes congestiones bronquiales, recetaban el cocimiento de la flor del "matagusano" en azúcar quemada a la hora de acostarse y "cinapismo" al pecho.

• Cuando los cholitos caían en cama, como primer remedio, acostumbraban aplicarle un enema de yerbas y al día siguiente un purgante: de agua de tamarindo con sen. Si el mal continuaba, le daban el "tomo" para las lombrices: en ayunas un pocillo de leche con hierbabuena y esos animalitos, desesperados, se descolgaban hasta de las narices.

• En la picazón de los párpados de la vista (ardor) empleaban como remedio una o dos gotitas del líquido de las hojas del cardosanto. En casos de "nubes", el aceite de huevo, gotas de leche de pecho o végeto (azúcar candía) pero este último lo preparaban hirviendo un litro de agua al que agregaban una cucharada.

• Cuando el enfermo llegaba a un estado de debilidad, para alimentarlo le aplicaban un emplasto de pichones fritos con aceite de comer y vino al estómago o a la muñeca de la mano.

• En la diarrea le daban a tomar un cocimiento de apio cimarrón y malva de chacra con pan quemado y goma de comer.

• En el mal de bazo ponían en "redaño" de carnero con untura y después lo colgaban en el rincón de la cocina donde el humo lo secara.

• Las heridas rebeldes las mejoraban con lavados de yerba del alacrán.

• En las afecciones hepáticas y del estómago, daban a tomar el jugo del llantén y ponían emplastos de esta misma yerba.

• Para "formar el estómago" del cholito cuando era demasiado débil le lactaban con leche de burra negra.

• Los cálculos renales lo hacían arrojar con cocimiento de llantén con sombrerito y un pedazo de vejiga de cochino. Esto lo suministraban al enfermo por medios pocillos.

• Los trompeadores de esa época observaron un procedimiento para evitar que se les formara la postema o tumor interno. Cogían de las peñas que están a la orillas de la playa un molusco llamado erizo colorado y tomaban el líquido que este contenía en su interior para sacar del cuerpo todas las malezas internas.

Del libro “Campiña adentro. Relatos, estampas costumbristas, medicina folklórica y platos típicos”, 1961. Autor: Isaías Nicho Rodríguez, nacido en Santa María (Huacho).

De Isaías Nicho Rodríguez

Santiago Landas


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