El sacerdote José de Jesús Aguilar, subdirector de Radio y Televisión de la Arquidiócesis Primada de México, explicó qué nos enseña a los cristianos la devoción a Nuestra Señora de los Dolores, que se venera el viernes anterior al Domingo de Ramos.
En un video publicado en su canal de YouTube, el P. Aguilar preguntó: “¿Qué persona no ha sufrido desde que es pequeña?”
y “¿cuántos dolores has tenido tú a lo largo de tu
vida?”.
“Si tú pensabas que la Virgen María no iba a tener
esto”, señaló, estás “equivocado”.
Santa María, continuó, “también tuvo
sufrimientos y tuvo dolores”, pero la diferencia está en “cómo los enfrentó, cómo los vivió”.
“La Virgen María no vio los dolores como un ‘Dios
me está abandonando’, ‘Dios me está castigando’, como un ‘Dios es malo conmigo’,
como un ‘Dios es injusto conmigo’”.
“No, en absoluto”, dijo.
“¿Es que acaso solo sufre la gente mala? No, yo
conozco a muchos que son muy buenos y también desde pequeños sufren”, indicó.
El P. Aguilar subrayó que “la gente se muere
siendo buena o mala, se enferma siendo buena o mala, tiene un problema siendo
buenos o malos”.
“Lo que nos enseña la festividad o la devoción de
la Virgen de los Dolores es que ella también tuvo varios dolores”, precisó el sacerdote. También recordó que “la
Iglesia curiosamente habla de 7 dolores de la Virgen María”.
El primer dolor es “la presentación en el
templo, porque en ese momento el anciano Simeón le profetizó que una espada de
dolor atravesaría su corazón”.
“En el caso de María esta profecía tenía que ver
con el momento en que María iba a estar frente a la cruz e iba a ser testigo de
que alguien llegaría y le atravesaría el costado a Cristo”, dijo.
Esto, señaló, se relaciona con que una “mamá
cuando ve que el hijo está triste, está triste. La mamá cuando ve que el hijo
está enfermo, se siente mal”.
El segundo dolor fue “la huida a Egipto”, explicó
el sacerdote y aseguró que ninguna madre quisiera “llevar
a su hijo por el desierto, en medio del calor, de las limitaciones, a una
tierra distinta”.
Sobre el tercer dolor, cuando el Niño Jesús se perdió en el Templo, el
P. Aguilar se preguntó: “¿Qué madre no tiene un
dolor enorme cuando se le pierde su hijo corporal o espiritualmente? Porque a
veces el hijo se pierde por andar en la droga, en el alcohol”.
El cuarto dolor es “el encuentro con Jesús
en la calle de la amargura”, cuando “María
trata de encontrarlo cuando va llevando la cruz”.
El sacerdote dijo que el quinto dolor es “la
muerte de Jesús en la cruz”, mientras que el sexto es “cuando el cuerpo de Jesús es bajado de la cruz y es
colocado en los brazos de su madre”.
“Me ha tocado que algunos familiares han muerto y
cuando los ves ya sin vida frente a ti, cuando tienes que hacer la despedida
ante un cuerpo inerte, esto es muy doloroso”,
continuó.
“A este momento, que se le llama La Piedad en el
arte”, nos lleva a ver a la Virgen y “venerarla y decir ‘María, ese niño que tuviste en tus
brazos cuando era bebé también lo tuviste de adulto pero muerto’”.
“Finalmente el séptimo dolor es la sepultura de Cristo
y la soledad de María”, indicó.
El P. Aguilar destacó que “en todos estos
dolores (la Virgen) no renegó, se mantuvo firme y tomada de la mano de Dios
para salir adelante”.
“Esta es la gran enseñanza de la advocación de
Nuestra Señora de Los Dolores: decirte ¿tú estás sufriendo? Yo también sufrí.
¿Tú estás renegando? yo no renegué. ¿Tú estás haciendo que tu dolor se
convierta en un dolor que ocasione el alejamiento a los demás, que ocasione un
malestar hacia ti que te destruye? Yo no, yo también sentí malestares pero yo
le di un sentido a este dolor”.
El sacerdote mexicano subrayó también que “María
no buscaba el sufrimiento”, y “nos enseña
que cuando se pueda remediar el dolor hay que remediarlo”.
“En este tiempo tendríamos que decir hay que
remediar el dolor que ocasiona el narcotráfico, la delincuencia, el aborto, la
falta de consciencia, las negligencias médicas, la injusticia, discriminar a la
gente”.
“Cuánto dolor ocasiona el hombre en lugar de
poderlo solucionar”, lamentó.
El P. Aguilar recordó además que en los cuadros más antiguos a la Virgen
Dolorosa se le representa como “una mujer
importante, en actitud de recogimiento, rodeada de siete escenas que
representan los siete dolores de su vida”.
A partir del siglo XVII continuó, “aparece
solo con un puñal clavado en el pecho, haciendo alusión a la profecía del
anciano Simeón”.
“Posteriormente, el puñal se multiplica y se
representan siete, para hablar de los siete dolores”, dijo.
POR DAVID RAMOS
| ACI Prensa
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