Según diversos estudios, en el siglo XX habrían sido asesinados unos 45 millones de cristianos.
Por: Varios | Fuente: Varios
Numerosos cristianos han sufrido persecuciones
por parte de no cristianos e incluso de otros cristianos de creencias diversas
o más o menos estrictas durante la historia del Cristianismo. Tal persecución
admitía varios grados, desde el arresto sin garantías, la mengua de derechos
públicos, el encarcelamiento, el azotamiento y la tortura, la ejecución,
llamada martirio, pasando por el pago de un impuesto suplementario (como el
caso de los mozárabes), la confiscación de sus bienes o incluso la destrucción
de sus propiedades, su arte, sus libros y sus símbolos o la incitación a
abjurar de sus principios y delatar a otros cristianos.
PERSECUCIÓN A LOS PRIMEROS
CRISTIANOS
El Nuevo Testamento dice que los primeros cristianos (comenzando por el propio
Jesús) sufrieron persecución a manos de los jefes judíos de esa época. También
relata el principio de persecuciones por los romanos.
Según el Nuevo Testamento, la persecución de los primeros cristianos continuó
después de la muerte de Jesús. Pedro y Juan fueron encarcelados por los jefes
judíos, incluido el sumo sacerdote Ananías, quien no obstante los liberó más
tarde (Hechos 4:1-21). En otro momento, todos los apóstoles fueron encarcelados
por el sumo sacerdote y otros saduceos, pero fueron liberados por un ángel
(Hechos 5:17-18). Los apóstoles, tras haber escapado, fueron llevados
nuevamente ante el Sanedrín, pero esta vez Gamaliel (un rabino fariseo bien
conocido de la literatura rabínica) convenció al Sanedrín de liberarlos (Hechos
5:27-40).
La razón más probable de la persecución fue, por parte de los judíos, la
evidente herejía que representaba la doctrina cristiana desde un punto de vista
de la doctrina tradicional judía, ya que entre otras cosas, la idea de un
Dios-Hombre chocaba de frente con su arraigado monoteísmo. Es deducible además
que a oídos romanos, la predicación de los cristianos sobre el inminente
regreso del Rey de los Judíos y el establecimiento de su reino, era sediciosa.
Los romanos dieron a los judíos en ese tiempo un autogobierno limitado; las
principales obligaciones de los líderes judíos eran recolectar impuestos para
Roma y mantener el orden civil. Así, los líderes judíos tendrían que suprimir
cualquier tesis sediciosa, como las que defendían los cristianos. Esta
oposición judía fue un potente motor para plantar en Roma la semilla del odio
al incipiente cristianismo
Esteban es recordado en el cristianismo como el primer mártir. El Nuevo
Testamento relata la lapidación de Esteban (Hechos 6:8-7:60) por miembros del
Sanedrín.
La ejecución de Esteban fue seguida de una gran persecución de cristianos (Hechos
8:1-3), dirigida por un fariseo llamado Saulo de Tarso, enviando a muchos
cristianos a prisión. Según el Nuevo Testamento, esta persecución continuó
hasta que Saulo se convirtió al cristianismo (y cambió su nombre a Pablo), tras
decir que había visto una luz brillante y oído la voz de Jesús en el camino
hacia Damasco, donde estaba viajando para encarcelar a más cristianos (Hechos
9:1-22).
Hechos 9:23-25 dice que «los judíos» en
Damasco trataron entonces de matar a Pablo. Estaban esperándole en las puertas
del pueblo, pero los evadió al ser bajado sobre el muro de la ciudad en una
canasta por otros cristianos y luego escapó hacia Jerusalén. Comprensiblemente,
tuvo dificultad al principio para convencer a los cristianos de Jerusalén que
él, su antiguo perseguidor, se había convertido y de que ahora estaba siendo
perseguido a su vez (Hechos 9:26-27). Otro atentado se hizo contra su vida,
esta vez por «los grecianos» (KJV),
refiriéndose a un grupo de judíos helenistas (Hechos 9:29), a quienes él
debatió mientras estaban dentro y alrededor de Jerusalén.
PERSECUCIÓN A CRISTIANOS EN
EL IMPERIO ROMANO
Al principio, los romanos consideraron el cristianismo como una nueva secta
judía. Aparte de las esporádicas persecuciones de Nerón y Domiciano, durante el
siglo I los cristianos tuvieron que enfrentarse con mayor frecuencia con la
animadversión de los escribas y fariseos, rectores del judaísmo, que con las
autoridades romanas.
Con base en diversos testimonios1 se afirma que durante la segunda mitad del
siglo I, todo el siglo II y hasta el siglo IV, los cristianos fueron también
perseguidos por autoridades del Imperio Romano, que consideraba a los
cristianos, ya sea como judíos sediciosos (recordando que en el año 70 los
judíos armaron una revuelta en Judea que originó la destrucción de Jerusalén y
la deportación de los judíos de su territorio a manos romanas), o como rebeldes
políticos. El historiador Suetonio menciona las revueltas causadas en Roma en
tiempo del emperador Claudio "por un tal
Cresto", a quien cabe identificar con Cristo, cuyas doctrinas
debían haber sido divulgadas por emigrantes o esclavos judíos en Roma.
Asimismo, Tácito en sus Anales habla de la persecución a los cristianos ("nombre que toman de un tal Cristo"), por
parte de Nerón.
Tertuliano, en su "Apología contra los
gentiles", escrita en el año 200, explica cuáles eran los delitos
que la fama imputaba a los cristianos:
"Que en la nocturna congregación sacrificamos
y nos comemos un niño. Que en la sangre del niño degollado mojamos el pan y empapado
en la sangre comemos un pedazo cada uno. Que unos perros que están atados a los
candeleros los derriban forcejeando para alcanzar el pan que les arrojamos
bañado en sangre del niño. Que en las tinieblas que ocasiona el forcejeo de los
perros, alcahuetes de la torpeza, nos mezclamos impíamente con las hermanas o
las madres. De estos delitos nos pregona reos la voz clamorosa popular, y
aunque ha tiempo que la fama los imputa, hasta hoy no ha tratado el Senado de
averiguarlos". Tertuliano, Apología, c.7
Los gentiles asimilaban las reuniones nocturnas de los cristianos a ritos
orientales de los "misterios", como
los de Eleusis y Samos, enraizados en las prácticas mágicas, los misterios de
Cibeles, los de Isis, originarios de Egipto, o los de Mitra, procedentes de
Persia, que alcanzaron notable difusión incluso en España y en especial en la
costa catalana.
En este contexto, hay que recordar que se hizo costumbre entre varios
emperadores romanos el erigir estatuas propias en las diversas ciudades del
imperio, y en autoproclamarse dioses o hijos de dioses (bajo el título de señor
de señores) a los que sus súbditos debían de respetar. Un signo ejemplar de
esto era la obligación de adorar o cuando menos arrodillarse ante las estatuas
de los emperadores en las ciudades donde se encontraran. Los cristianos,
tomando como principio el que Jesús es el único Señor de señores, y el único
hijo del Dios verdadero, se negaban a tomar tales actitudes. Los romanos, antes
que juzgar sus creencias, verían en estos gestos las actitudes de una rebelión
política contra el imperio, lo cual originó varias persecuciones contra los
cristianos en esa época.
Hubo diez grandes persecuciones romanas contra el Cristianismo, denominadas
generalmente con el nombre de los emperadores que las decretaron: las de Nerón, Domiciano, Trajano, Marco Aurelio, Septimio
Severo, Maximiano, Decio, Valeriano, Aureliano y Diocleciano.
Puesto que el cristianismo era considerado ilegal en el imperio, los cristianos
debían ocultarse. Sus reuniones serían entonces secretas y son famosas las
catacumbas de la ciudad de Roma, donde se dice que los cristianos se reunían,
aunque según los testimonios cristianos conservados, las catacumbas no eran el
medio más utilizado para esconderse, ya que la mayor parte de las reuniones de
culto, se haría secretamente en las mismas casas de los fieles. Para
identificarse habrían utilizado símbolos que a ojos romanos no fueran
evidentes, como el símbolo del Pez (Ichthys, o IXΘΥΣ en griego), acrónimo que
significaba para ellos Jesucristo, Hijo de Dios, Redentor.
PERSECUCIONES A CRISTIANOS
DESDE INICIOS DEL SIGLO XX HASTA NUESTROS DÍAS
Una de las mayores persecuciones contra los cristianos de la historia moderna
tuvo lugar en Vietnam, a lo largo de un periodo de tiempo que va desde 1625
hasta 1886. Se calcula que en esos años fueron asesinados unos 130 mil
cristianos.
Según diversos estudios, en el siglo XX habrían sido asesinados unos 45
millones de cristianos.
En España, desde 1934 a 1939 (periodo que va desde la revolución de octubre
hasta la Guerra civil española) se contabilizan alrededor de 10 mil católicos
(sacerdotes, religiosos y laicos) asesinados por motivos religiosos. Esta
persecución, por su intensidad, ha podido ser calificada la mayor de toda la
historia del cristianismo:
"En toda la historia de la universal Iglesia no
hay un solo precedente, ni siquiera en las persecuciones romanas, del
sacrificio sangriento, en poco más de un semestre, de doce obispos, cuatro mil
sacerdotes y más de dos mil religiosos".
En el año 2001, el número de cristianos asesinados por motivos de su fe sería
superior a 160 mil.
Entre los años 2003 y 2009, según informó Asianews en diciembre 2009, habrían
sido asesinados alrededor de 2000 cristianos en Irak. A causa de la
inestabilidad y de los ataques dirigidos contra cristianos, muchos de ellos han
huido a otros territorios: de los cerca de 800 mil
cristianos que había en 2003, se calcula que quedan 450 mil en 2010.
Por lo que se refiere a La India, entre 2008 y 2010 se registraron más de 1000
episodios anticristianos en el estado de Karnataka, según se informó en marzo
de 2010. En el estado de Orissa, entre los años 2008-2010 más de 4000
cristianos sufrieron persecución y presiones para convertirse a la religión
hindú.
Según unas declaraciones de Mario Mauro en agosto 2010, que fungía entonces
como representante de la OSCE contra la discriminación de los cristianos, de
100 personas que mueren al año por persecución religiosa, 75 serían cristianos.
Ese mismo mes de agosto de 2010, monseñor Mario Toso, Secretario del Consejo
Pontificio para la Justicia y la Paz, declaró que los cristianos eran el grupo
religioso más perseguido en el mundo. Habría, según los datos de ese año, unos
200 millones de cristianos en situaciones de persecución. En cambio, según un
informe publicado también en 2010 por la Comisión de las Conferencias
Episcopales Europeas, el número de cristianos perseguidos estaría en torno a la
cifra de 100 millones.
En cuanto al número de cristianos muertos anualmente por su fe, según una
declaración hecha pública en junio de 2011 por Massimo Introvigne,
representante de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa
(OSCE) para la lucha contra la intolerancia y la discriminación contra los
cristianos, se trataría de 105.000 muertos al año.
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