Se unen líderes espirituales y científicos para ofrecer espiritualidad, conocimiento y salud.
Por: Mayra Novelo | Fuente: Catholic.net
Se propaga por ahí que existe una situación
alarmante en la que muestra que 340 millones de personas padecen de depresión.
Expertos y organizaciones conmovidos ante esta “depresiva
noticia”, se unen para ofrecer la solución a tan grave problema.
¿QUÉ OFRECEN?
Asistir emocional y espiritualmente a personas que sufren de estrés, ansiedad y
depresión. Las técnicas recomendadas van orientadas a la terapia
psico-espiritual e integral en la sanación de la persona humana.
Afirman que se han dado cuenta que para sanar la depresión indudablemente es
importante una la atención al dinamismo biológico, psicológico, social y
espiritual, pero en esta última está la sanación ya que sólo “el ser supremo” puede llegar hasta lo más
profundo del alma.
ALGUNOS DE SUS ARGUMENTOS:
En el mundo actual ya no se descubre la presencia de Dios, esto provoca una
gran falta de estabilidad existencial, sentido a la vida. Una gran Crisis del
ser en donde el hombre es rebajado a su dimensión corporal y mental, limitando
el espacio de libertad. Un mundo donde sólo importa el tener y no el ser, no
hay tiempo de escuchar y de ser escuchado. Las personas desean mucho pero no saben
dónde dirigir sus energías vitales y así hay enfermedad causada por el abuso
del tiempo, del ecosistema del mundo. Una gran intolerancia reina en donde el
hombre no es libre...
CONSECUENCIAS DESASTROSAS:
Desempleo, divorcio, inseguridad, falta de auténtica educación, falta de
transmisión del saber, de la cultura, de la moral, de la vida religiosa y la
negligencia de las normas objetivas.
SU PROPUESTA: DIOS NO,
ESPIRITUALIDAD SI...
Proponen una espiritualidad capaz de recuperar la unidad de personas y familias
afectadas por el stress, una toma de conciencia para que el espíritu sea el
motor de la vida
¿Realmente el mundo es tan malo o el hombre tan
hueco, como para convertirse en un ser depresivo? Y una espiritualidad
sin Dios ¿podrá hacer la tierra buena y llenar al
hombre vacío?
Evidentemente un mundo sin Dios entristece, pero más dejar que otros depresivos
nos curen sin él. No será que detrás de todo esto está presente la gran sombra de espiritualidades baratas en donde
abunda la idea errada de que todas las religiones pueden ser por igual caminos
válidos para la felicidad, de una moral relativista en la que lo bueno es
aquello que te hace sentir bien, en paz, en armonía... y de esta forma un
hombre sin dios, pero con mucha “espiritualidad”, se
convierte en una verdadera veleta que gira hacia donde el viento le lleve...
RESPUESTAS
LA VERDADERA DEPRESIÓN:
En la depresión como estado patológico se pierde la satisfacción de vivir, la
capacidad de actuar y la esperanza de recuperar el bienestar. Se acompaña de
manifestaciones clínicas en la esfera del estado de ánimo (tristeza, pérdida de
interés, apatía, falta de sentido de esperanza), del pensamiento (capacidad de
concentración disminuida, indecisión, pesimismo, deseo de muerte, etc.), de la
actividad psicomotriz (inhibición, lentitud, falta de comunicación o inquietud,
impaciencia e hiperactividad) y de las manifestaciones somáticas (insomnio,
alteraciones del apetito y peso corporal, disminución del deseo sexual, pérdida
de energía, cansancio, etc.)
Este conjunto de síntomas ponen de manifiesto que nos hallamos ante un estado
patológico específico, netamente distinto de la tristeza normal y que adquiere
formas e intensidades bien definidas. Y en este sentido se han establecido
diversas formas clínicas de depresión internacionalmente aceptadas, que de
menor a mayor intensidad son: reacción depresiva; trastorno depresivo mayor;
distimia; trastorno bipolar; trastorno depresivo orgánico; depresión
melancólica; y depresión psicótica. Cada una de ellas con rasgos diferenciales
clínicos bien establecidos.
Por lo tanto, sentirse triste o deprimido no es suficiente para afirmar que se
padece una depresión. Este término puede indicar un signo, un síntoma, un
síndrome, un estado emocional, una reacción o una entidad clínica bien
definida. Por ello es importante diferenciar entre la depresión como enfermedad
y los sentimientos de infelicidad, abatimiento o desánimo, que son reacciones
habituales ante acontecimientos o situaciones personales difíciles. Y evidentemente
aunque el hombre es un ser biológico, social, intelectual y espiritual, no
podemos olvidar que todo su ser integral se ordena a un fin último, a su creador; Pero si se intenta “curar”
por partes, hay que dar a cada parte la medicina que le corresponde...
LAS TÉCNICAS ORIENTALES:
Puestas de modo por la Nueva Era, buscan que las personas experimenten estados
emocionales placenteros que identifican con paz del alma. Lo que realmente
crean es una atmósfera de debilidad y vulnerabilidad psíquica, en dónde ya no
se actúa por principios que mueven la voluntad, sino por momentos de falsa
armonía, que en el fondo sólo llevan a pintar un mundo color de rosa, en donde
la responsabilidad es poco conocida.
EL HOMBRE, DESDE EL ENFOQUE
CRISTIANO, HA SIDO CREADO A IMAGEN Y SEMEJANZA DE DIOS:
Somos creados a imagen y semejanza de Dios (genesis1, 27). Esta dignidad de la
persona humana fue revelada en Jesucristo quien siendo Dios si hizo hombre para
redimir al propio hombre. Este gesto hace que la relación con Dios sea
auténtica, personal y de imitación. Esto está muy lejos de la caricatura del
antropocentrismo atribuido al Cristianismo y rechazado por muchos autores y
seguidores de la Nueva Era.
LA VERDADERA ESPIRITUALIDAD
ES AQUELLA QUE LLEVA A LA AMISTAD CON DIOS:
Alcanzar la amistad con Dios significa lograr la santidad. Todos estamos
llamados a la santidad desde el momento del bautismo. La santidad es cumplir
con alegría la voluntad de Dios en la propia vida (Juan Pablo II). Santo es
aquél que se esfuerza y lucha por superar los obstáculos que le impiden
acercarse más a Dios y lograr parecerse cada vez más a Cristo. El hombre santo
es el que más se parece a Dios, porque Dios es santo y su amistad lo ayuda a
ser semejante a Él, santo. Le permite ser reflejo suyo, hijo de Dios, como su
Hijo Jesucristo. La santidad nos lleva a alcanzar la vida eterna. Pero, ser
santos supone un gran esfuerzo. Este esfuerzo lo llamamos vida espiritual, es
decir, todas aquellas acciones y actividades que realizamos para alcanzar la amistad
con Dios. Por tanto, nuestra vida espiritual dará frutos de eternidad, en la
medida en que hagamos caso de los llamados y exhortaciones de Dios.
Siendo hombres de un ser espiritual, debemos llenarnos de espiritualidades
verdaderas, conocer la propia fe y hacer una experiencia real de Cristo para no
necesitar técnicas que sólo ofrecen espiritualidades baratas y que sólo
confunden donde nada es bueno ni malo, todo depende de las circunstancias.
Nuestra fe Católica es capaz de llenar el alma y hacer hombres fuertes,
maduros, equilibrados y sobre todo en esa constante lucha por alcanzar la
felicidad eterna: el definitivo encuentro con Dios
en el cielo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario