PEPE SÁNCHEZ TIENE 50 AÑOS Y ES DE SALAMANCA: "MI VIDA ESTÁ CONFIGURADA EN EL SERVICIO HACIA EL SEÑOR, ES AHÍ DONDE SURGE LA VOCACIÓN DEL DIACONADO".
Pepe
Sánchez será ordenado diácono permanente por el obispo de Salamanca, José Luis
Retana, este domingo siete de mayo. Un ministerio al que llega con ganas
de entregar su vida a la Iglesia, y siempre de la mano de su
mujer.
Nació en
Salamanca hace 50 años y sus primeros cinco años de vida los pasó en Fuentes de
Béjar, donde fue bautizado. Después, su vida en familia, junto a sus padres y
sus tres hermanos (él es el mayor junto a su hermana melliza Ana), transcurrió
en Garrido. Y allí vivió una época "muy viva" en la parroquia de San
Mateo, donde tenían más de 400 catequistas y 1.000 niños. "Tras confirmarme, daba catequesis,
estaba en el grupo social, en el de teatro…", recuerda emocionado.
VOCACIÓN
SALESIANA
Otra
etapa de su vida que le marcó en su vocación fue el paso por el centro juvenil
de las Salesianas, Jupi ("Jóvenes unidos por un ideal"), donde era
animador de tiempo libre, "incluso llegué a ser el presidente, y allí es donde
surgió mi vocación como salesiano".
Y ya con 19-20 años, Pepe tuvo clara su vocación como salesiano, y
quería vivirla en comunidad, e inició el prenoviciado en los Salesianos de
Pizarrales.
Para
realizar el noviciado se trasladó a Astudillo, en Palencia, y tras estudiar
Filosofía en Burgos, hizo los votos y le destinaron durante dos años a África,
a Guinea Ecuatorial, "yo
siempre tuve la ilusión de irme de misión". Tras volver a España le destinaron
a Puertollano, y fue entonces cuando sintió que ese no era su camino.
"Siempre estaré muy agradecido a los salesianos, siento el carisma, y
conservo amigos de mi curso", admite.
De su
tiempo de misión, este candidato a diácono permanente aprendió que en medio de
la pobreza, lo que necesita la gente es compañía, "una palabra de aliento,
y siempre tenían algo en casa para ofrecerte de comida".
Conoció a
su mujer en una actividad de Pascua, realizando un Camino de Emaús. Pepe
estaba iniciando la etapa en los salesianos, pero sus caminos se volverían a
cruzar.
Al volver
a Salamanca, además de ayudar a sus padres en el bar que tenían, comenzó de
nuevo como catequista en la parroquia, en esta ocasión, con grupos de
confirmación que coordinaba. Conoció a Mercedes, su mujer, en una actividad de Pascua,
realizando un Camino de Emaús, pero en ese momento, Pepe estaba iniciando
la etapa en los salesianos. Pero sus caminos se volvieron a cruzar a su vuelta
a la ciudad.
"El
roce hace el cariño, y ella siempre ha sido una persona muy valiente y que ha
afrontado muchas enfermedades", admite con orgullo. El 27 de septiembre de
2003 se casaron en la parroquia de San Mateo. Recuerda con especial cariño los
cuidados a su abuela Dora, que falleció hace cinco años con 98. Esa labor de
atención es la que realiza en su profesión actual como auxiliar en la
residencia de mayores de los agustinos, donde lleva diez años.
"También
pertenezco a su grupo de laicos, y la filosofía de San Agustín es increíble,
siempre me han acogido muy bien", insiste. Desde hace unos años, Pepe
Sánchez es catequista en la parroquia de Santo Tomás de Villanueva. Y hace unos
diez años hizo un curso de celebración de la Palabra, "y me apunté porque
tenía ilusión de ir a los pueblos, y te vas enganchando, me gusta mucho esa labor".
En la
actualidad realiza la tarea de ministro extraordinario para las celebraciones
dominicales en espera de sacerdote en el arciprestazgo de Guijuelo, en Guijo de
Ávila, Bercimuelle, La Tala y Gallegos de Salmirón.
La
acogida a Pepe y a otros compañeros que también realizan la celebración de la
Palabra en estos municipios ha sido, como él mismo describe, "muy
buena". Y de forma especial, a este candidato a diácono permanente le gusta la
cercanía de la gente de los pueblos, "la gente mayor tiene muchísima
experiencia y la
transmite, y además, tienen una fuerza increíble, y el testimonio que te pueden
dar con sus vidas es impresionante".
Pepe
Sánchez tiene clara su vocación de servicio a los demás, como cuidador de
personas mayores, ya no solo en su trabajo, sino también a su familia más
directa. Una vocación que también se refleja como catequista y que pronto
intensificará desde su ministerio como diácono permanente. "Mi vida está configurada en el
servicio hacia el Señor, y es ahí donde surge la vocación del
diaconado".
En todo
momento de este proceso se ha sentido "muy arropado", además de
contar con el apoyo de su mujer, Mercedes, también ha tenido muy cerca a su
director espiritual, el padre agustino, Pedro Blanco, entre otros. Y Pepe tiene
claro que el sacramento del matrimonio va unido a su vocación al servicio de la
Iglesia, "caminar
juntos y sentirse arropado, porque es ahí donde encuentras al Señor".
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