Regina Caeli, 28 de mayo de 2023.
Por: Mireia Bonilla | Fuente: Vatican News
Este mediodía durante el Regina Caeli, tras celebrar la Santa Misa en la Fiesta
de Pentecostés, el Papa Francisco ha reflexionado a cerca de la cerrazón del
corazón. Para ello ha recordado lo que dice el Evangelio hodierno según Juan,
que relata cuando los apóstoles se habían refugiado después de la muerte de
Jesús en el Cenáculo llenos de miedo y angustia. El Resucitado, en la tarde de
Pascua, se presenta diciendo: "Recibid el Espíritu
Santo". Así – asegura el Papa – “con el
don del Espíritu, Jesús quiere liberar a los discípulos del miedo que los
mantiene encerrados en sus casas, para que puedan salir y convertirse en
testigos y anunciadores del Evangelio”. Los discípulos, tras la muerte
de Jesús, tenían los sueños hechos añicos, sus esperanzas se habían desvanecido,
y se habían encerrado en sí mismos, continúa el Papa.
¿CUÁNTAS VECES NOS ENCERRAMOS EN NOSOTROS
MISMOS?
El Papa Francisco asegura que, al
igual que los apóstoles, a veces por alguna situación difícil, por algún
problema personal o familiar, por el sufrimiento que nos marca o por el mal que
respiramos a nuestro alrededor, “caemos poco a poco
en la pérdida de la esperanza y nos falta el valor para seguir adelante,
encerramos en nosotros mismos, atrincherándonos en el laberinto de las
preocupaciones”. Por ello, hoy el Papa explica que “este encerrarnos en nosotros mismos sucede cuando, en
las situaciones más difíciles, permitimos que el miedo tome el control y haga
su "gran voz" dentro de nosotros”. La causa, entonces, es el miedo:
miedo a no ser capaz de hacer frente, a estar solo para afrontar las batallas
cotidianas, a correr riesgos y luego decepcionarse, a tomar decisiones
equivocadas”.
EL MIEDO BLOQUEA, PARALIZA Y AÍSLA
“El miedo bloquea,
paraliza. Y aísla” ha dicho el Papa, para después
invitar a los fieles presentes en la plaza de San Pedro a “pensar en el miedo al otro, al extranjero, al diferente,
al que piensa distinto”. “E incluso – dice – puede haber miedo a Dios: que me
castigue, que se enfade conmigo”. Antes esto, el Santo Padre recuerda
que “si damos espacio a estos falsos miedos, se
cierran las puertas: las del corazón, las de la sociedad, e incluso las puertas
de la Iglesia”.
EL REMEDIO ANTE EL MIEDO ES EL ESPÍRITU
SANTO
Al final de su reflexión, el Papa
ha citado el remedio ante el miedo que podemos encontrar en el Evangelio: el Espíritu Santo. “Él libera de las prisiones del miedo.
Al recibir el Espíritu, los apóstoles -hoy lo celebramos- abandonan el cenáculo
y salen al mundo para perdonar los pecados y proclamar la buena nueva. Gracias
a Él, se vencen los miedos y se abren las puertas. Porque esto es lo que hace
el Espíritu: nos hace sentir la cercanía de Dios y así su amor echa fuera el
miedo, ilumina el camino, consuela, sostiene en la adversidad”.
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