Un tiempo propicio para encontrar la paz del corazón, para retomar el camino de Dios, que es un camino de amor, armonía y paz.
Por: P. Dennis Doren LC | Fuente: Catholic.net
¿SABES
QUÉ ES LA CUARESMA?
Un tiempo propicio para encontrar la paz del corazón,
para retomar el camino de Dios, que es un camino de amor, armonía y paz. Paz
que nace del saber que somos amados y perdonados por Dios y del saber que
correspondemos a ese amor.
La Cuaresma es una oportunidad para «volver a
ser» cristianos, a través de un proceso constante de cambio interior
y de avance en el conocimiento y en el amor de Cristo.
La conversión no tiene lugar nunca una vez para siempre, sino que es un
proceso, un camino interior de toda nuestra vida. Ciertamente este itinerario
de conversión evangélica no puede limitarse a un período particular del año: es un camino de todos los días, que tiene que abarcar
toda la existencia, cada día de nuestra vida.
San Agustín dijo en una ocasión que nuestra vida
es un ejercicio único del deseo de acercarnos a Dios, de ser capaces de dejar
entrar a Dios en nuestro ser. «Toda la vida del
cristiano fervoroso -dice- es un santo deseo».
Si esto es así, en Cuaresma se nos invita aún más a «arrancar
de nuestros deseos las raíces de la vanidad» para educar el corazón en
el deseo, es decir, en el amor de Dios. Dios -dice
San Agustín- es todo lo que deseamos» (Cf.
«Tract. in Iohn.», 4).
Y esperamos que realmente comencemos a desear a Dios, y de este modo desear la
verdadera vida, el amor mismo y la verdad (Benedicto XVI, 27 de febrero de
2007).
1. Amarás a Dios. Le amarás sin retóricas, como
a tu padre, como a tu amigo. No tengas nunca una fe que no se traduzca en amor.
Recuerda siempre que tu Dios no es una energía, un abstracto, la conclusión de
un silogismo, sino Alguien que te ama y a quien tienes que amar... Y, al mismo
tiempo que amas a Dios, huye de esos ídolos que nunca te amarán pero podrían
dominarte: el poder, el confort, el dinero, el sentimentalismo, la violencia.
2. No usarás en vano las palabras: Dios,
familia, amor. No las uses jamás contra nadie, jamás para sacar jugo de ellas,
jamás para tu propia conveniencia.
3. Piensa siempre que el domingo está muy bien
inventado, que tú no eres un animal de carga creado para sudar y morir.
Impón a ese desgastante exceso de trabajo, que te acosa y te asedia, algunas
pausas de silencio para encontrarte con la soledad, con la música, con la
naturaleza, con tu propia alma, con Dios en definitiva.
4. Recuerda siempre que lo mejor de ti lo heredaste de
tu padre y de tu madre.
5. No olvides que naciste carnívoro y agresivo y que,
aunque algún filósofo dijo que el “hombre era Lobo para el hombre”,
nosotros cristianos no lo somos, aunque te es más fácil matar que amar. Vive
despierto para no hacer daño a nadie, demostremos que tenemos razón, libertad y
voluntad para respetar a todos.
6. No temas ni la amistad, ni el amor. Pero no
caigas nunca en esa gran trampa de creer que el amor es recolectar placer para
ti mismo, cuando es transmitir alegría a los demás.
7. No robarás a nadie su derecho a ser libre.
Recuerda que te dieron el alma para repartirla y que roba todo aquel que no la
reparte, lo mismo que se estancan y se pudren los ríos que no corren.
8. Recuerda que, de todas tus armas, la más peligrosa
es la lengua. Rinde culto a la verdad, pero no olvides nunca dos cosas:
que jamás acabarás de encontrarla completa y que en ningún caso debes imponerla
a los demás.
9. No desearás la mujer de tu prójimo, ni su casa, ni
su coche, ni su sueldo. No dejes nunca que tu corazón se convierta en un
cementerio de chatarra, en un cementerio de deseos innobles.
10. No codiciarás los bienes ajenos ni tampoco los
propios. Sólo de una cosa puedes ser avaro: de
tu tiempo, de llenar la vida de los años -pocos o muchos- que te fueron
concedidos.
La Cuaresma avanza y todos, al inicio de estos 40 días, comenzamos con buenos
propósitos para ser mejores y al final sentirnos amados por Dios y en su casa. ¿Ya has regresado?, ¿vas de camino?, ¿qué te falta?,
¿cuánto te falta por llegar?, ¿qué último esfuerzo debes hacer? Aún tenemos esta semana para decir al Señor, que SÍ QUEREMOS.
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