lunes, 11 de febrero de 2019

DELITO DE PENSAMIENTO


Definitivamente, la subversión de los valores ha llegado a la Iglesia cuando se castiga a un sacerdote por hacer las cosas bien… pero lo peor es que eso no es nada nuevo en la Iglesia.
En este caso la víctima ha sido un joven sacerdote, Edwin C. Dwyer, apartado de su parroquia y condenado al silencio sobre el tema. ¿El delito? “sembrar división”. Todo ello mediante cánticos tradicionales e  implementar prácticas litúrgicas católicas tradicionales.
Para el Administrador apostólico de Saginaw (Michigan, norte de EEUU) lo normal tiene que ser predicar que no hay infierno, que “tó er mundo é güeno” (perdón, lectores andaluces), y las monjas bailongas estilo Terry Forcades.
Hay que tener poca vergüenza. De hecho, UCatholic narra como la Parroquia de Nuestra Señora de la Paz en Bay City, Michigan, se ha volcado con el sacerdote, llenando hasta los topes la iglesia en la última misa del sacerdote.
El joven clérigo, que no ha perdido el sentido del humor, les alentaba en la homilía diciendo que un objetivo era “llenar la iglesias de bebés llorando”, lo que iba a llevarle entre 3 y 6 años, y que estaba gratamente sorprendido de que eso se cumpliera mucho antes de lo previsto, al ver la iglesia llena. También pidió en esa alocución, recordando lo pedido por el Papa Emérito Benedicto XVI que “no le aplaudieran en Misa”.
Con esa serie de ideas ya pueden esperar ustedes que le manden a Alaska como cerca.
Y es que nos quejamos de la subversión de valores en el mundo, que lo malo es lo bueno ahora, pero es que la Iglesia no le es ajena, y desde que Benedicto XVI hiciera su renuncia, los enemigos que la misma cobija en su seno se han crecido, envalentonados por la falta de réplica. Se ha instaurado un régimen orwelliano que ha establecido el delito de pensamiento en la Santa Madre Iglesia.
A este sujeto, déspota inflado que parece que se ha escapado de un programa de Benny Hill es el que había que mandar a Alaska (como disponía el papa de ficción Pio XIII en la serie “El Joven Papa” con los díscolos) y que deje trabajar en paz a los que sí están dispuestos a entregarse por sus ovejas.
Lo vemos a diario, en ejemplos pequeños o grandes de pequeños tiranos que echan por tierra grandes o pequeñas ideas de mejora en las parroquias. Casi siempre, iniciativas tradicionales. No digamos ya cuando se propone una Misa en Forma Extraordinaria: les sale urticaria, palidecen y después emanan el veneno que se guardan dentro. Basiliscos con alzacuellos.
Pues ante los dictadorzuelos vejestorios hay esperanza. Y es que los jubilen pronto. A los 75 inevitablemente, y que lo que sembraron San Juan Pablo II y Benedicto se coseche, y surjan obispos santos, sacerdotes santos y religiosos santos, para mayor gloria de Dios.
No dejemos de rezar por ellos. Son la esperanza en días como hoy que parece que el diablo se empeña en apagar las pocas luces que subsisten. No nos quitarán la fe, por mucho que lo intenten.
+Pax et Bonum
Miki V.

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