Siempre decía a mis compañeros
curas de la parroquia que uno, ante
cualquier cuestión que se pudiera plantear, debía pensar criterios y no salir
del paso con ocurrencias puntuales. Por ejemplo, el típico caso de los
hermanitos que se llevan apenas un año y los padres quieren que hagan la
primera comunión juntos. ¿Qué hacemos en esos
casos? ¿Lo prohibimos, lo permitimos en qué condiciones, con que criterios?
Y a partir de ahí todos iguales. Eso se llama tener un criterio para un asunto,
criterio que se explica y se aplica a todos los casos iguales. Lo que nos deja
desarmados y a los pies de los caballos es dar una solución a cada persona, a
cada familia, porque eso puede sonar a pura arbitrariedad y favoritismo. Y no
es bueno.
La gente compara y se pregunta algo tan elemental y tan de peso como que
por qué a ese sí y a mí no. Malo es si no tenemos respuesta, y peor si simplemente callamos y mucho
peor si la respuesta es porque sí o porque para eso soy el párroco. La gente
tiene su lógica y tiene todo el derecho a hacerse preguntas.
Acabamos de enterarnos de que
el hasta ahora cardenal McCarrick ha
sido reducido al estado laical, como lo fue hace unos meses el sacerdote
Fernando Karadima. Me parece
perfecto. Pero aquí comienzan las preguntas. Y es que la gente quisiera saber
cómo es posible que, con la que está cayendo en este asunto de los abusos, solo hayan sido sancionados dos. ¿No hay otros abusadores? ¿Nadie sabía nada? Suena a gesto, pero no a criterio. No es
bueno.
Esta mañana hemos sabido que
le han sido levantadas las sanciones
canónicas a Ernesto Cardenal. Parece bien que el santo padre realice
estos gestos de misericordia y benevolencia. Lo que la gente se preguntará
ahora es para cuándo algún gesto así
por ejemplo para los franciscanos de la Inmaculada, de los que a estas
horas aún no sabemos por qué fueron intervenidos ni cual sea su precisa
situación canónica.
Hace poco estuvieron en Roma
las alcaldesas de Madrid y Barcelona en
un encuentro con el santo padre para alguna cosa de la inmigración.
Normal que haya gente que se pregunte
cuándo se encontrará el papa con los dos cardenales vivos de los cuatro que
presentaron las dubia.
En estos momentos de redes
sociales, informaciones inmediatas y donde un estornudo de míster Smith en
Glasgow es conocido inmediatamente por su hija Mary residente en Tananarive,
las cosas no pasan desapercibidas. Y la
gente se pregunta cosas, cosas tan simples como por qué a este sí y a este no,
y yo creo que tiene derecho a respuestas.
En un par de días comienza la cumbre anti pederastia, o anti abusos
o como sea su nombre exacto. Me atrevo a pedir a todos los asistentes que no se conformen con gestos. Que nos ofrezcan
criterios claros y un actuar en
consecuencia caiga quien caiga. El mismo P. Lombardi, coordinador de esta cumbre, lleva días afirmando en
medios diversos de comunicación que la
Iglesia está herida en su credibilidad y que si no se llega al fondo en
estas cosas no la recuperaremos.
Pues eso. Que no
sean simples gestos. Criterios firmes, decisiones sólidas y aplicación sin
dudarlo. Por favor…
Jorge González
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