CARDENAL UROSA: «LA MAYORÍA DE LOS ABUSOS DE MENORES SON RELACIONES
HOMOSEXUALES CON ADOLESCENTES. ESTO EXIGE ATENCIÓN, SOLUCIÓN Y CORRECCIÓN»
Señala también
que hay que buscar «solución al problema del clericalismo, entendido como abuso
del poder eclesiástico» y «abordar el tema de las faltas en sí mismas, es
decir, los pecados y fallas en la vivencia de la castidad»
(InfoCatólica) El Cardenal Urosa, Arzobispo
Emérito de Caracas, ha compartido con diversos medios de comunicación sus
reflexiones sobre la episcopal que tendrá lugar en Roma sobre los abusos a
menores.
UN LLAMADO A RENOVACIÓN ESPIRITUAL
Del 21 al 24 de febrero se
llevará a cabo en Roma una importantísima reunión episcopal. En los últimos
años se han conocido numerosos escándalos de abuso sexual de menores por parte
de sacerdotes y religiosos -Incluso de obispos y algún cardenal- en diversas
partes del mundo. Ante r la gravedad del problema, el Papa Francisco
acertadamente decidió convocar una reunión extraordinaria para enfrentar el
asunto y buscar soluciones a los diversos aspectos del mismo. A esta reunión
han sido convocados los Obispos Presidentes de las 115 Conferencias episcopales
del mundo entero y los Patriarcas de las Iglesias Orientales Católicas.
Participarán también los superiores de varias Dicasterios del Vaticano así como
delegados de las Confederaciones de Vida consagrada, y Cardenales y Obispos
expresamente llamados a este evento por el Papa.
TEMAS DE LA REUNIÓN
Hay muchas expectativas. El
mismo Papa ha prevenido al respecto, para que no haya frustración. En 4 días no
se podrá resolver todo. Pero en esa reunión de oración y discernimiento, de
intercambio de opiniones y experiencias, de escucha de algunas víctimas, y de
decisiones operativas, sí se podrán impulsar medidas que contribuyan a impedir
que el problema continúe, y a animar a la purificación y renovación de la
Iglesia.
Se tratarán tres temas
principales: la responsabilidad pastoral y jurídica
de los Obispos y Superiores Generales ante los casos de abuso sexual; la
necesidad de transparencia, es decir, que no haya ocultamiento de los casos; y
la propuesta de medidas y métodos para prevenir esos actos pecaminosos y
delictivos, y sancionar debidamente a los culpables de abuso sexual de menores.
Habrá un clima de oración y de
reflexión para la búsqueda de soluciones. Es de esperar que, como parte del
estudio de los temas propuestos, en ese ambiente se aborden las causas
profundas del fenómeno del abuso sexual por parte de sacerdotes y religiosos,
que haya conmovido y dañado profundamente a la Iglesia. Es importante que se
busque solución al problema del
clericalismo, entendido como abuso del poder eclesiástico por parte de
los culpables de esos delitos. Y me parece que será necesario también abordar
el tema de las faltas en sí mismas, es decir, los pecados y fallas en la vivencia de la castidad consagrada
al Señor, que se quebranta con una actividad sexual inmoral y delictiva. Es
importante también tener en cuenta que la mayoría de los abusos de menores son
relaciones homosexuales con adolescentes. Esto exige atención, solución y
corrección.
Los abusos contra menores son
pecados contra el sexto mandamiento en general. Denota un oscurecimiento de la
conciencia moral por parte de algunos, con la fragilidad en la vivencia de la
castidad, con el relativismo moral que minimiza la gravedad del pecado, con la
infidelidad a la consagración a Dios en el celibato sacerdotal y en los votos
religiosos.
RENOVACIÓN Y CASTIDAD
Por todo esto creo que esta
importantísima reunión deberá hacer un vivo y positivo llamado a la renovación
interior de todos nosotros, ministros de la Iglesia y consagrados. Se trata de
renovar nuestra consagración a Dios en respuesta a la hermosa vocación de
entregarnos totalmente al Señor como lo hizo San Pablo (Mt 19, 10-12; 1 Co
7,1-8). Y por supuesto, habrá que hacer también un llamado a los formadores de sacerdotes
y de consagrados en nuestros Seminarios y casas de formación. Es preciso que se
insista y eduque a los formados en las enseñanzas sobre la legítima sexualidad,
la motivación a vivir la castidad perfecta, la fidelidad a la palabra dada, la
prudencia y sabiduría para evitar y superar las tentaciones. Y que los
formadores sean prudentes y a la vez estrictos en formar bien a los que se vean
con auténtica vocación, y retiren u orienten a los que no tengan vocación al
celibato o a la castidad consagrada, para que vayan por el camino normal de la
vida seglar, en el matrimonio o soltería. Pero que no se carguen a sí mismos
con fardos que no podrán soportar.
Ojalá esta reunión
oportunamente convocada por el Papa Francisco llame a una vivencia más fiel,
más elevada y autentica de la consagración a Dios y a la observancia estricta
de la castidad. Que en este mundo erotizado y relativista, que rechaza normas y
limitaciones, los sacerdotes del Señor y los consagrados seamos realmente
testigos del Reino de Dios, del amor total de Cristo a la Iglesia y a la
humanidad, y del futuro Reino de los Cielos. Para ello: que se haga un vivo, intenso y positivo llamado a la renovación
espiritual a todos los sacerdotes y consagrados. Acojamos el llamado de San
Pablo a la renovación espiritual (Cf. Ef. 4, 17- 5,3). «Renuévense en el espíritu de
su mente» (Ef. 4,23)
Caracas, 13 de
febrero de 2019
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