martes, 19 de febrero de 2019

CARDENALES BURKE Y BRANDMÜLLER PIDEN A LOS OBISPOS DE LA CUMBRE SOBRE LOS ABUSOS DEFENDER LAS ENSEÑANZAS DE LA IGLESIA Y NO PERMANECER EN SILENCIO


Los cardenales vivos de los «dubia»
Reprochan el silencio de obispos y cardenales sobre las verdaderas causas de los abusos, que no son tanto el clericalismo como «el haberse alejado de la verdad del Evangelio y la negación, también pública, con palabras y hechos, de la ley divina y natural» Además exhortarles a tomar conciencia de «la plaga de la agenda homosexual se ha extendido dentro de la Iglesia»
(InfoCatólica) Los cardenales Raymond Burke y el cardenal Walter Brandmüller, han escrito una carta abierta a los presidentes de las Conferencias Episcopales de todo el mundo que se han reunido en Roma para la cumbre sobre «La protección de los menores en la Iglesia».
Como informa LifeSiteNews, la carta iba a publicarse mañana, víspera del comienzo de la cumbre, pero la filtración del contenido ha precipitado la publicación.
Ambos cardenales piden a sus hermanos en el episcopado que hablen «para salvaguardar y proclamar la integridad de la doctrina de la Iglesia»
Recuerdan que son los dos supervivientes que escribieron al Santo Padre cinco preguntas en la forma tradicional en la que se hace en la Iglesia, los «dubia», a raíz de las interpretaciones de Amoris Laetitia que causan una gran confusión en los fieles. Preguntas que todavía no han tenido respuesta del Papa, y que ahora son «parte de una crisis de fe más general»
Señalan que no es tanto el clericalismo, entendido como abuso de poder el causante de la crisis de abusos sexuales, más bien «el haberse alejado de la verdad del Evangelio. La negación, también pública, con palabras y hechos, de la ley divina y natural, es la raíz del mal que corrompe determinados ambientes de la Iglesia».
Les exhortan a hablar: «Ante esta situación, hay cardenales y obispos que permanecen en silencio. ¿También vosotros permaneceréis en silencio con ocasión de la reunión convocada en el Vaticano el próximo 21 de febrero?» y piden tomar conciencia de «la plaga de la agenda homosexual se ha extendido dentro de la Iglesia, fomentada por redes organizadas y protegida por un clima de complicidad y silencio.»
CARTA ABIERTA A LOS PRESIDENTES DE LAS CONFERENCIA EPISCOPALES
Estimados Hermanos, Presidentes de las Conferencias Episcopales:
¡Nos dirigimos a vosotros con profunda aflicción!
El mundo católico está desorientado y se plantea una pregunta llena de angustia: ¿hacia dónde está yendo la Iglesia?
Ante la deriva que está en marcha, parece que el problema esté reducido al de los abusos de menores, un crimen horrible, sobre todo cuando quien lo perpetra es un sacerdote, pero que, sin embargo, es sólo parte de una crisis mucho más amplia. La plaga de la agenda homosexual se ha extendido dentro de la Iglesia, fomentada por redes organizadas y protegida por un clima de complicidad y silencio. Las raíces de este fenómeno se encuentran, es evidente, en esa atmósfera de materialismo, relativismo y hedonismo en la que la existencia de una ley moral absoluta, es decir, sin excepciones, es puesta en discusión abiertamente.
Se acusa al clericalismo por los abusos sexuales, pero la responsabilidad primera y principal del clero no es el abuso de poder, sino el haberse alejado de la verdad del Evangelio. La negación, también pública, con palabras y hechos, de la ley divina y natural, es la raíz del mal que corrompe determinados ambientes de la Iglesia.
Ante esta situación, hay cardenales y obispos que permanecen en silencio. ¿También vosotros permaneceréis en silencio con ocasión de la reunión convocada en el Vaticano el próximo 21 de febrero?
Formamos parte de quienes, en 2016, interpelaron al Santo Padre sobre los «dubia» que dividían a la Iglesia tras las conclusiones del Sínodo sobre la familia. Hoy, esos «dubia» no sólo no han recibido aún respuesta, sino que son también parte de una crisis de fe más general. Por tanto, os animamos a elevar vuestra voz para salvaguardar y proclamar la integridad de la doctrina de la Iglesia.
Rezamos al Espíritu Santo para que ayude a la Iglesia e ilumine a los pastores que la guían. Es urgente y necesario un acto resolutorio. Confiamos en el Señor, que prometió: «Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos» (Mt 28, 20).
Walter Card. Brandmüller
Raymond Leo Card. Burke

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