HA ESCRITO LIBROS DE ESPIRITUALIDAD COMO «LA PAZ INTERIOR» O «SI CONOCIERAS EL DON DE DIOS»
Jacques Philippe forma parte desde los 30 años de
la Comunidad de las Bienaventuranzas y además de sus libros imparte por todo el
mundo retiros y charlas espirituales.
El sacerdote Jacques Philippe, autor de libros como La paz interior o Si conocieras el don de Dios,
es uno de los grandes referentes actuales de la espiritualidad católica
y ha vendido millones de ejemplares en varias lenguas. Pese a su éxito, él
propone “una vida cristiana basada en
la sencillez y en la confianza en Dios”.
Jacques pertenece a la Comunidad
de las Bienaventuranzas desde hace décadas. Su
experiencia en acompañamiento y en retiros le han hecho un testigo
privilegiado de los problemas espirituales de la gente.
Participará el próximo viernes 24 de noviembre en
un encuentro del Foro Omnes en la Universidad Villanueva bajo el
título ¿Necesitamos a Dios? Secularismo y
religiosidad hoy.
Con ese motivo recordamos una
entrevista para la revista Misión donde
advirtió que “a veces hacemos de la vida espiritual algo muy complejo
y necesitamos reencontrar la sencillez en la relación con Dios”:
-ANTES
DE SER SACERDOTE ESTUDIÓ MATEMÁTICAS, PASÓ POR UNA CRISIS DE FE Y DEJÓ DE IR A
LA IGLESIA. ¿QUÉ OCURRIÓ PARA QUE VOLVIESE A DIOS?
-Yo había empezado un proceso
vocacional con los maristas, pero tras Mayo del 68 y del Concilio Vaticano II,
fue tanta la confusión que vi (incluso mi director espiritual dejó el
sacerdocio) que me alejé de la
Iglesia. Tras un año sin ir a misa vi que si me alejaba de Dios iba hacia la
muerte, porque jamás podría ser
feliz de verdad sin Él.
-ENTRÓ
EN LA COMUNIDAD DE LAS BIENAVENTURANZAS, SE ORDENÓ SACERDOTE Y EMPEZÓ A
IMPARTIR RETIROS. ¿POR QUÉ COMENZÓ A ESCRIBIR?
-En el desarrollo de mi
ministerio me encontraba personas que me pedían ayuda. Así descubrí mi vocación
a predicar. A raíz de los retiros que impartía, profundicé en los temas que más
afectaban a la gente y vi que algunos,
como la paz o la oración, ayudaban a muchas personas. Con los apuntes de mis retiros hice un librito,
y en 1992 publiqué La paz interior, el primero de
mis libros.
-ESE, COMO EL RESTO DE SUS
LIBROS, SE HA TRADUCIDO A 25 IDIOMAS Y TIENE MILLONES DE LECTORES. ¿LE TIENTA
EL ORGULLO?
-[Cara de
perplejidad] No, ¿por qué? Si yo sé cuánta es mi miseria…
-¿Y
LA TENTACIÓN DE PENSAR: “MEJOR QUE LO HAGA OTRO…”?
-Es verdad que otros podrían
hacerlo, pero al mismo tiempo creo que es un don del Señor y un talento que no puedo enterrar. Los
talentos que el Señor nos da no son para nosotros, sino para compartirlos.
-LA
LIBERTAD INTERIOR, LA PAZ INTERIOR, TIEMPO PARA DIOS, LA CONFIANZA EN DIOS… NO
SON TEMAS MUY EN BOGA…
-Aunque no estén de moda, la
gente busca la paz y ya se ve que no la encuentra; hay mucho miedo y agitación.
Igual pasa con la oración: tenemos el deseo de vivir un encuentro real con
Dios; las personas no se contentan con una vida cristiana
a medias, quieren una realidad viva.
-¿POR
ESO SUS LIBROS TIENEN TANTO ÉXITO ENTRE PERSONAS TAN DISTINTAS?
-Creo que sí. A veces hacemos de
la vida espiritual algo muy complejo y necesitamos reencontrar la sencillez en
la relación con Dios y en la manera de vivir. La
vida cristiana no está basada en la fuerza, sino, sobre todo, en la gracia. Yo propongo una vida cristiana basada en la
sencillez y en la confianza en Dios.
-IMPARTE
RETIROS POR TODO EL MUNDO. ¿CÓMO DEFINIRÍA LA SALUD ESPIRITUAL DE LOS CATÓLICOS
DE HOY?
-[Un silencio y una
mueca].
-¿TAN
MALA ES?
No, no. No soy pesimista, porque la salud espiritual de la Iglesia depende del Espíritu y
Dios es fiel a su gracia.
Aunque la Iglesia vive situaciones muy dolorosas –países donde la fe
desaparece, desafíos culturales…–, no hay que perder la esperanza, porque la
vida que Él nos ha dado nos la ha dado para siempre.
-¿PERO
CÓMO HACER QUE IMPORTE DIOS EN UN MUNDO CADA VEZ MÁS SECULARIZADO?
-Nuestro deber es volver a la
fuente: ayudar a las personas a tener un encuentro personal con Dios. Tras esta
experiencia, es más fácil encontrar la manera de contestar a los
desafíos, profundizar en las verdades de la fe, ofrecer una
antropología cristiana y lograr que la Iglesia se renueve.
»Son tareas enormes que exceden nuestras
fuerzas, y además, los éxitos no son inmediatos, pero contamos con
la promesa de Dios, así que tenemos que seguir adelante. Él cuenta
con nuestra responsabilidad y fidelidad.
-AHORA
ESTÁ DE MODA LA MEDITACIÓN, EL YOGA, EL MINDFULNESS… ¿EN QUÉ SE DIFERENCIA LA
ESPIRITUALIDAD CRISTINA?
-En la vida cristiana no nos
buscamos a nosotros mismos, ni nuestra propia satisfacción, sino un encuentro
con Alguien real. Existe una relación personal, y
de amor, con Alguien que no soy yo, porque la Santísima Trinidad es
Alguien real.
»En esas tradiciones hay cosas positivas, como
el deseo de vivir el instante presente o tomar conciencia de uno mismo, pero el
cristianismo no consiste en poner el yo en armonía o entrar en contacto con el
universo y borrar las fronteras de la realidad. Consiste en
mantener una relación de amistad y amor con Dios; y el amor no se
vive a solas.
La oración no es un repliegue en uno mismo,
es hablar con Dios.
-¿LO
MÁS DIFÍCIL PARA EL CRISTIANO ES QUE LA VIDA INTERIOR TENGA ECO EXTERIOR?
-No. Cuando la oración es
auténtica, automáticamente hay un proceso de conversión
que hace que nuestra relación con el prójimo se transforme: aprendemos
a comprender, a no a juzgar, a perdonar… La gracia que recibimos en la
oración cambia nuestra relación con los demás. Y ocurre lo mismo en sentido
contrario: si intentamos practicar el amor del que habla el Evangelio, el
encuentro con Dios se hace más profundo.
-¿PENSAR
EN UN DIOS TODO MISERICORDIA PUEDE LLEVAR A PREGUNTARSE: “SI ME PERDONA TODO,
NO TENGO QUE ESFORZARME”?
-En el encuentro con Dios hay una
conversión, un cambio del corazón, porque Dios nos muestra su misericordia.
Pero al mismo tiempo nos muestra claramente lo que
necesitamos cambiar en nuestra vida: el
orgullo, la dureza del corazón, nuestros pecados… Si la relación con
Dios es auténtica, no se cae en la pereza.
-PERO
MUCHA GENTE REZA Y SU ORACIÓN NO LE LLEVA A CRECER. ¿CÓMO SE ORA PARA HACER
EFICAZ EL ENCUENTRO CON CRISTO?
-Lo más importante es ser fiel a
la oración. A veces resulta fácil, otras es más difícil, pero lo importante es
no desistir. No depende tanto del método (aunque el método puede ayudar), sino
de la actitud del corazón. Hay muchos caminos, pero se trata siempre de tener la actitud humilde de saber que el Señor nos quiere en su
presencia. Al ponerte en su presencia, el Espíritu Santo te
enseña a rezar.
-SUS
LIBROS CITAN MUCHOS EJEMPLOS DE VIDAS DE SANTOS, PERO SUELEN SER RELIGIOSOS O
SACERDOTES. ¿FALTAN EJEMPLOS DE SANTIDAD ENTRE LOS LAICOS?
-Cualquier santo tiene una
enseñanza que vale para todos, consagrados o laicos. Pero sí pienso que la
santidad del siglo XXI va a ser la santidad de los laicos y de las familias.
Necesitamos santos sacerdotes y consagrados, pero creo que el Espíritu Santo quiere hoy impulsar la santidad de los laicos, porque
es lo que el mundo necesita.
»Hay muchos lugares a donde un sacerdote no
puede ir, pero un laico sí. Para la nueva evangelización, la tarea de los seglares es fundamental.
-HOY
SE HABLA POCO DE ESA LLAMADA A LA SANTIDAD. ¿DE VERDAD USTED, YO, O EL LECTOR
PODEMOS SER SANTOS? ¿CÓMO?
-Sí, sí, podemos ser santos. Pero
primero hay que saber que la santidad no consiste en la perfección absoluta ni
en adquirir unas capacidades superiores. La santidad es
la capacidad de recibir todo el amor de Dios y compartirlo. Es
ser capaz de amar como Dios ama: con fidelidad,
pureza y generosidad.
»Eso no consiste en ser una persona más fuerte o
perfecta. El secreto de la santidad es lo que decía Santa Teresita: dejar que
la gracia de Dios actúe en nuestra vida. Es un don que
tenemos que recibir, no un logro que tenemos que alcanzar. El secreto es descubrir las actitudes que nos
hacen receptivos al amor de Dios y los medios que nos permiten encontrar esta GRACIA.
-¿Y
CUÁLES SON ESOS MEDIOS?
-La oración, los sacramentos, una
confianza absoluta en Dios, la humildad de reconocer nuestra debilidad, vivir
el instante presente, saber agradecer, la generosidad
en el servicio, un verdadero deseo de seguir a Cristo, aceptar las cosas como son, la alegría… Todo
esto nos permite estar contentos y en presencia de Dios. Pero lo más
importante, al final, es la confianza absoluta en el
amor de Dios… que es justo lo que nos falta muchas veces…
-¿DE
VERDAD SON TAN IMPORTANTES LOS SACRAMENTOS?
-En los sacramentos tenemos un encuentro con Cristo como nuestro médico. En la Eucaristía es Cristo mismo quien
viene a habitar en nosotros para purificarnos y darnos su paz, su fortaleza, su
luz.
»La confesión es también un sacramento de
curación: nuestros pecados nos hieren, y el perdón
de Dios nos cura. Es un sacramento muy importante para experimentar la
paternidad de Dios, su amor incondicional. Cuando recibimos un sacramento y
tenemos un deseo verdadero de que nuestro corazón se transforme,
vemos los frutos.
'En la Eucaristía es Cristo mismo quien viene
a habitar en nosotros', dice Philippe.
-Algunos cristianos tienen miedo
de seguir a Cristo “en serio”, por si los carga con dificultades
y les complica la vida. ¿Dios tiene una cruz extra para el que decide seguirlo?
-Esa es una tentación que el
demonio usa mucho para asustarnos y apartarnos de Dios. Lo que el Señor nos
pide es aceptar la realidad de la vida y confiar en Él. Cuando encontramos un
sufrimiento, si lo aceptamos, deja de ser pesado. Es pesado cuando
nos negamos a aceptarlo o si nos empeñamos en contar solo con nuestras fuerzas, sin la ayuda del Señor.
-LO
DE “CARGAR CON LA CRUZ” NO SUENA MUY ATRACTIVO, LA VERDAD…
-No digo que seguir a Cristo
siempre sea fácil, pero la cruz es parte de la vida, y cuando la aceptamos,
recibimos una gracia para llevarla. Hay que aprender a abandonarse
en las manos de Dios como un niño. Eso no significa que tengamos que ser pasivos: si
estoy enfermo, tengo que poner los medios para curarme, pero al mismo tiempo,
tengo que aceptar mi situación.
»Al hacerlo así, el sufrimiento es una gracia
que me lleva a Dios, me hace más humilde, me ayuda a reconocerme
pobre, me acerca a los demás y me capacita para entender a los que sufren.
-SER
POBRE, HUMILDE, SENCILLO… ¡ES LO CONTRARIO DE LO QUE EL MUNDO PROPONE!
- El misterio de la pobreza es que nos conduce a la alegría, a la libertad, a la
paz, a la capacidad de dar y recibir, al amor bello y profundo, al amor de Dios. Es un camino que a veces nos da miedo,
pero Dios se manifiesta en él porque quiere nuestra felicidad.
-ANTES
HA HABLADO DE UN TEMA TABÚ: EL DEMONIO. ¿EXISTE EL DEMONIO?
-Sí. El demonio es el que nos
descorazona, el que busca separarnos de Dios, el que nos hace perder la
esperanza. Sus armas son el desánimo, la tristeza, el miedo. Tiene otras
estrategias, pero sobre todo nos hace dudar del amor de Dios. El demonio existe y hemos de estar alerta, pero no hay que tenerle miedo. Y tampoco hace falta hablar demasiado de él para
negarle un espacio que no merece. Lo importante es centrarse en Dios.
-¿HA
TENIDO USTED ALGUNA EXPERIENCIA INTENSA CON EL SEÑOR O CON LA VIRGEN?
-No he tenido ninguna gracia
mística, si es lo que pregunta. Sin embargo, sí ha habido
momentos en los que he sentido muy intensamente la presencia y el amor de Dios
y el cariño de la Virgen. Y otros
donde he experimentado la fidelidad de Dios, muchas veces, con pequeñas cosas.
No hacen falta tener una experiencia mística para sentirse tocado por Dios.
-¿CÓMO
DESEA TERMINAR ESTA ENTREVISTA?
-Quiero insistir en proponer que
nuestra relación con el Señor sea de verdad una relación de confianza; esto es
lo que, poco a poco, nos conduce a la santidad. Y en que tengamos el deseo de
ser instrumentos de Dios, pues así podremos hacer mucho
bien.
[Lee también en ReL: Jacques Philippe: «Huimos de la
oración porque tenemos miedo de encontrarnos a nosotros mismos»]
Publicado en ReL el
21 de marzo de 2018.
No hay comentarios:
Publicar un comentario