El padre Donald Calloway hoy es un conocido sacerdote estadounidense y promotor de la devoción a San José. Pero hace varias décadas, antes de ser párroco -e incluso antes de ser católico- llevaba una vida desordenada que lo llevó a las drogas.
En
determinado momento, tras leer un libro de apariciones marianas, comenzó su
lento proceso de conversión que lo llevó, primero al catolicismo, y luego al
sacerdocio.
Pero el
demonio no estaba dispuesto a dejarlo ir tan rápido. Esto es lo que le ocurrió
cuando se acercó a Jesús y empezó a abandonar su antigua vida.
En una
entrevista realizada por el programa Pints of
Aquinas, el sacerdote relató cómo el demonio quiso evitar que se
convirtiera al catolicismo y lo que hizo para vencerlo.
El
demonio apareció en su habitación, pero dijo esta palabra y desapareció.
El
sacerdote cuenta que en su proceso de conversión comenzó a abandonar sus
antiguas prácticas y lo primero que hizo fue poner una imagen de Jesús en la
habitación.
“Me puse de rodilla y dije ‘te necesito, creo que eres real y te
quiero’. Lo que pasó después solo puedo llamarlo como una desintoxicación
divina y romance. Dios inundó mi alma con tanta misericordia [que] empecé a
llorar“.
Así
permaneció en la habitación todo el día. “Cuando
finalmente recuperé todos mis sentidos, por así decirlo, – porque fue
una experiencia totalmente mística-, me levanté y
me acosté en un sofá”.
Entonces, narra el sacerdote, sucedió algo que lo dejó aterrado, a tal punto que hoy -20
años después- reza para que no le vuelva a ocurrir.
“El diablo vino“, dijo.
“Una criatura apareció en la habitación y se manifestó como si hubiera
tomado una forma física. Estaba tan asustado que no pude ni siquiera moverme,
como una parálisis nocturna. [Era] una
criatura viviente que me reclamaba para sí”
“Estaba tan aterrorizado que tuve que cerrar los ojos y no pude hacer
nada -cuenta el sacerdote y agrega- creo que el diablo pensaba que yo le pertenecía. ¿Qué
iba a hacer, pegarle? Eso no funcionaría y aun así no habría podido: estaba
petrificado”.
Según
cuenta, hizo la única cosa que tenía que hacer. “Desde
mi alma, grité, no de forma audible, en mi alma: ‘¡María!’ ¿Y sabes lo que
pasó? Aniquilado. El demonio fue
completamente borrado. Y yo experimenté la más increíble paz que no volví a
experimentar hasta el presente”.
Pero su
experiencia mística no terminó allí. De pronto escuchó una voz en su alma, “la más purísima voz materna me habló y me dijo: ‘Donnie,
estoy tan feliz'”, relató el sacerdote.
“Nadie excepto mi
madre me llama Donnie. La madre de Jesucristo me estaba diciendo que también
era mi madre… El diablo no podía tocarme, porque estaba en brazos de María“.
Unirte
No hay comentarios:
Publicar un comentario