El servicio implica verdadero amor. No se trata de satisfacer los caprichos del otro sino hacer lo que es un bien para él.
Por: Melchior Poisson, LC | Fuente: Catholic.net
Para ser feliz hay una sola fórmula: ´realizarse´. Se
ha usado tanto este término que su significado queda algo oscuro.
En la mentalidad contemporánea, realizarse es el fin del hombre. Hasta aquí se
puede llegar fácilmente. El problema nace al querer definir este ´fin del
hombre´.
Si es el hombre mismo, entonces realizarse será un círculo egocéntrico de yo a
yo, en el cuál el criterio, origen y fin de la existencia es el yo. En este
caso la realización de sí mismo implica una nueva concepción de la familia, del
trabajo, de la vida en sociedad, del amor… todas centradas en el yo y poco
convincentes.
Si se toma la definición cristiana del ´fin del hombre´, o sea servir, conocer
y amar a Dios, entonces abrimos otra perspectiva para el hombre.
Ya no se trata de ´realizarse´ en relación a sí mismo, sino en relación a Otro, Dios, y a otros, nuestros hermanos. Dios es Amor porque es don de sí mismo. El hombre, creado a imagen de Dios, es llamado a imitar a Dios en lo que lo define: el ser don para los demás. ¿Por qué entonces definir el hombre realizado como un dios aislado cuando el mismo Dios no es un dios aislado?
El don de sí mismo es servicio. ´No he venido para ser servido, sino
para servir´ dijo Cristo (cf. Mt 20,28). En el servicio al otro el hombre
encuentra esta dimensión profunda de su ser hecho para amar. Se sirve en la
simplicidad del momento presente, sin tener la sensación de cambiar al mundo; y
sin embargo, un hombre humilde que sirve es una revolución. Está sustituyendo
la definición ´natural´ de realización personal centrada en su yo por la
definición divina centrada en el otro, y el primer Otro es Dios.
El servicio es hacer a los demás ´lo que queremos
que los demás nos hagan´. El servicio implica verdadero amor. No se
trata de satisfacer los caprichos del otro sino hacer lo que es un bien para
él. El amor es inteligente. El servicio no es sumisión servil, es realización
de sí mismo en el otro.
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