Una adolescencia libre de móviles. Creo que muchas preguntas son muy relevantes para el éxito de este movimiento plural tan activo en Telegram. Vale la pena seguirlo. Intento plantear alguna de ellas.
Si los móviles
finalmente son prohibidos en la escuela deben repensarse muchos asuntos.
No me gusta la palabra
prohibición, me gusta más la expresión: móviles
sustituidos o retirados de las escuelas.
Consecuentemente se ha de
sustituir, reemplazar, rehacer una vida sin móviles en diversos ámbitos. Ese es
el meollo de la cuestión: qué contenidos van a
sustituir al ubicuo móvil.
1.
Es fundamental la
coherencia básica escuela-familia. Esta
iniciativa, adolescencia libre de móviles, que ya se expande por toda España y que responde
a empujes diversos, necesita urgentemente familias dispuestas a cambiar los
hábitos también en el hogar. Lo iremos viendo: este movimiento abre espacios
nuevos, momentos, lugares que deberían ser redefinidos.
2.
Por ejemplo: las
familias deberían ser ejemplares, coherentes, consecuentes. De hecho,
son las familias las que han realizado el certero análisis que las ha llevado a
la acción. Sin embargo, cuando la legislación autonómica o estatal prohíba
(retire, sustituya el móvil), ¿qué hará la familia
en casa?, ¿cómo se organizará para no desaprovechar lo que sucede en la
escuela?
3.
El hogar no puede ser el lugar
para recuperar el tiempo “perdido” en la
escuela y agarrar el móvil para ponerse al día digitalmente por la tarde o en
el fin de semana.
4.
Sería muy oportuno
que el móvil llegue a los adolescentes a los 16 años también en casa. Eso exige reglas y alternativas.
Padres ejemplares, insisto. De qué sirve retirarlo, sustituirlo en el colegio
si luego se produce un atracón en casa.
5.
Se necesita un
nuevo tiempo de ocio familiar. Es el
segundo paso. Un nuevo ocio con su propia narrativa. Improvisar no vale la
pena.
6.
Y se necesita hacer converger las
nuevas realidades: escuela, ocio, vida familiar, etc.
7. En la escuela las preguntas también se amontonan. ¿Qué vamos a hacer con el Chromebook, el iPad, la
tableta?
8.
A mí me parece que se ha abierto
la Caja de Pandora en sentido positivo. De estas limitaciones de los móviles y
de las demás “pantallas didácticas” solo
surgen elementos positivos.
9.
Los profesores que pulsan las
primeras novedades de estos cambios dicen que el recreo es más convivencial y
ruidoso porque se vuelve a jugar. Que los conflictos disminuyen. Y en el aula
se nota que la atención crece y que es más fácil mantener el hilo de la clase
pues no la interrumpen los móviles.
10.
Limitar las
pantallas es incrementar la atención de los estudiantes y la calidad de las
clases impartidas por los profesores. Todo el
mundo sabe que las Grandes Tecnológicas (Google, Apple, Amazon, Microsoft,
Meta, etc.) viven de monopolizar (monetizar) la atención para recabar datos
biográficos de los usuarios (Big Data, IA) y colocarles la publicidad que
rezuma en Internet. Y en cuanto a los contenidos que difunden las Big Tech les
importa muy poco la vulnerabilidad de los menores.
11.
¿Estamos preparados
para las nuevas demandas? Las clases con los meses, con los
años probablemente no serán tan agitadas. No se deberán “gamificar” tanto los contenidos, pues se entenderán a la primera.
Vamos, eso espero.
12. Con los meses y con los años se podrán hacer más
actividades que exijan un mayor poder de atención y concentración. Algunas pedagogías demasiado activas quedarán obsoletas. Y simplemente
se pasará al siguiente postulado: “resolved este
problema, leed este texto y luego resolvemos dudas.”
13.
¿Estaremos más
preparados en el colegio y en el hogar para estos cambios? O nos va a coger por sorpresa una escuela que ya no es un parque de
atracciones sino posiblemente un lugar para descubrir el mundo realmente como
es.
14.
Mi reflexión se basa sobre todo
en la necesidad inicial de rehabilitar esta tríada: lectura/escritura/oratoria. Si se
fijan los lectores estas iniciales cuentan con este acrónimo: LEO. Entiendo por oratoria aprender a hablar y argumentar
en público. Un objetivo fundamental de la Paideia griega clásica y la
Humanistas romana.
15.
Leer activamente es aprender a
pensar y todo el mundo sabe que entender los textos escritos facilitan la
comprensión lectora presente y futura. Sin ir más lejos, entender los
enunciados de las preguntas de los exámenes.
16.
Tomar apuntes con
lápiz y papel intensifica la capacidad de análisis y síntesis entre otras
habilidades. Ser capaz de expresar oralmente lo que se ha escuchado y se ha escrito
en los apuntes es lo mismo que hacer propia una idea e instalarla en la mente
operativamente.
17.
¿Van a cambiar los
libros de texto?, ¿pasarán a estar impresos en papel o seguirán siendo libros
en formato digital? La investigación se ha cansado de
señalar que leer en papel es superior a leer en formato digital en el plano del
rendimiento cognitivo.
18.
Si es verdad que regresamos a una
educación en libros impresos, ¿contaremos con
didácticas adaptadas a esa realidad? Ergo: priorizar al profesor como centro de la clase que no
significa olvidarnos que el aprendizaje termina teniendo lugar en la mente del
estudiante. Menos didácticas laberínticas y más palabras sabias
pronunciadas por profesores que tienen un gran apoyo en libros de texto de
calidad.
19. Realidad: esa es la novedad, vamos a aterrizar en la realidad, la
realidad del otro, del maestro, del compañero, de los contenidos, de las
historias y la ciencia. Pero
también en la realidad del mejor arte, de la mejor cultura. Y de la astronomía
y de los museos. Del deporte federado y de la naturaleza. Quizá se desterrará
aquella coletilla de “¡Qué palo!” O ese es mi deseo.
20. Y las escuelas llenas de realidad: ¿tendrán
bibliotecas y laboratorios, salidas y certámenes poéticos correspondientes a
estas nuevas realidades que habían desaparecido? ¿Los recreos ruidosos de
juegos y conversaciones? ¿Las bibliotecas de gran belleza llenas de silencio
para sumergirse en los libros?
21. Y el aprendizaje
servicio reverdecerá porque el otro emergerá con todas sus caras y
la compasión -en sus muchas formas- será una apuesta central en la educación. Y nos cuidaremos más unos de
otros y quizá entonces el bullying junto al ciberbullying, ¿serán aficiones demasiado primitivas para los paladares
más sofisticados que entonces poblarán la escuela? ¡Ojalá!
22.
Y qué harán las familias ante
esta nueva cultura escolar solidaria e ilustrada, ¿se
pondrán a la altura? Se reorganizarán comunitariamente en barrios y
pueblos para celebrar, insisto, celebrar la emergencia de tantas realidades
nuevas. Para celebrar el desvelamiento de realidades nuevas (o muy
antiguas) en fiestas, en cultura, en encuentro y sociabilidad recuperada. Para
celebrar la belleza de las estrellas, de la danza, de la música porque la
contemplación vuelve a encontrar su sitio.
23.
Quizá seremos capaces de
encontrarnos familias, escuelas, y demás agentes y actores de la sociedad civil
para alcanzar nuevas legalidades y prácticas sociales verdaderamente
emancipadoras ante un Estado gélido que solo responde a las fuerzas fácticas de
un mercado (las grandes tecnológicas) que se ha olvidado del hombre.
Discúlpeseme este final tan sociológico que creo que se entiende bien.
24.
Al final estos cambios deben
llegar, y ser madurados también, por los pensadores, por la universidad más
humanista, por la prensa menos sectaria, por la literatura, por arte con
mayúsculas.
Resumen con ironía: me acabo de dar cuenta que no son preguntas, en realidad son las propuestas que se me
ocurren a vuela pluma. Quizá muy inocentes.
Solo mencionaré un pensador,
Byung-Chul Han, que toca estos temas -en No-cosas, Infocracia, Vida contemplativa y
también La crisis de la narración-, y que puede ser una
referencia fiable. Han es un filósofo alemán de origen surcoreano que concita
muchas adhesiones en innumerables países. Que dice mucha verdad.
En cualquier
caso, empujemos todos serenamente pues es esta (Adolescencia libre de
móviles) una iniciativa liberadora que nos puede llenar de esperanza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario