Oraciones para cada día de la novena, la puedes hacer tantas veces desees, de manera especial los días previos a la festividad
Por: n/a | Fuente: Devocionario.com
ACTO DE CONTRICIÓN. Dios mío y Padre mío, que sois
infinitamente bueno, os amo con todo mi corazón, y por lo mucho que os amo, me
pesa de haberos ofendido.
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS. Omnipotente
y sempiterno Dios, que quisisteis restaurar en vuestro querido Hijo, Rey del
Universo, todas las cosas, concédenos que todas las familias de las Gentes
disgregadas por la herida del pecado se sometan a su suavísimo imperio. Que con
Vos y el Espíritu Santo vive y reina Dios por todos los siglos de los siglos.
Amén.
Rezar la
oración del día de la Novena que corresponda.
DÍA PRIMERO
"¿A quién buscáis?-¿A Jesús Nazareno? Yo soy". Señor y Rey nuestro: siempre dejas que te descubra tu amor, aun cuando
tus criaturas tan amadas por Ti, te busquen para martirizarte. Sabiendo que Tú
eres Jesús Nazareno, te buscamos hoy de nuevo para prenderte otra vez, mas no
con cadenas y cuerdas, sino con nuestras miserias y nuestros amores, pues
sabemos es lo que más ata y sujeta tu misericordioso y amante Corazón, y así
preso por amor, conducirte en triunfo al trono que te han formado los corazones
amantes, para que empieces tu reinado de misericordia y amor en la tierra.
Amén.
Obsequio.
Cumplir con fidelidad mis obligaciones por ser lazos de amor que me unen con
Jesús.
Uniendo
mi corazón al Corazón de Cristo Rey y mis intenciones a las suyas, rezaré:
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Eterno
Padre, derrama tus misericordias sobre toda la tierra, reino de tu Hijo Jesús.
Amén.
¡Oh Cristo Rey!, establece tu paz en tu reino. Amén.
Espíritu
Santo, abrasa al mundo en tu purísima y ardiente amor. Amén.
Madre
querida, une cada vez más y más a tu Hijo Divino, todo misericordia, con tus
hijos, todo miseria. Amén.
San José,
enséñanos a amar a Jesús y a María. Amén.
DÍA SEGUNDO
"Cristo, adivina quién te ha herido". ¡Oh Jesús amante y
bueno!, aquella noche triste de tu Pasión tus ojos
divinos veían a través de los siglos todos nuestros pecados y olvidos que tan
dolorosamente herían tu divino Corazón, tanto, que para que tu pureza no te
hiciese huir de nosotros, no tus verdugos, sino el amor vendó tus ojos, a fin
de que no vieses más que almas que se perdían si Tú las dejabas.
Haz que
esas almas a las que tu sangre y tus lágrimas han lavado y purificado lleguen a
amarte con tanto entusiasmo, que se cierren sus ojos a todo lo que no seas Tú,
Rey de sus amores.
Haz,
Señor, que los hombres te conozcan y te amen. Amén.
Obsequio.
Cerrar los ojos a todo lo que no sea Jesús.
Uniendo
mi corazón al Corazón de Cristo Rey y mis intenciones a las suyas, rezaré:
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
DÍA TERCERO
"Luego Tú eres Rey? - Bien
dices: Yo soy Rey.-Yo he venido al mundo para dar testimonio de la verdad.-¿Y
qué es la verdad?". Dios Nuestro Señor es la verdad por esencia, y
es verdad encantadora, es verdad que entusiasma el corazón; que este Dios
Omnipotente se hizo hombre por mí, y me amó entre desprecios, entre burlas,
entre toda clase de sufrimientos, y no por ser necesario para salvarme, pues
unas gotas de su sangre bastaban para eso, sino por ser necesario al amor
grande e infinito que ardía en su Corazón por las almas.
Señor, y
Rey nuestro: enséñanos a amar como Tú, sin retroceder ante el sacrificio y el
dolor, pues queremos sufrir y amar, para que ni un solo corazón deje de amarte;
hazlos todos tuyos.-Amén.
Obsequio.
Abrasarme con lo que me haga sufrir.
Uniendo
mi corazón al Corazón de Cristo Rey y mis intenciones a las suyas, rezaré:
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
DÍA CUARTO
"Desprecióle Herodes con todo su ejército y vistiéndole una ropa
blanca, se burló y le remitió a Pilatos.". ¡Oh Jesús divino Rey nuestro!, cuán grande ha de ser nuestro amor hacia Ti, que por el nuestro quisiste
ser burlado y tenido por loco, y en verdad, Jesús mío, locura de amor parece,
el que la grandeza de Dios se encierre en el cuerpecillo de un Niño, que el
poder de Dios esté sujeto con clavos, que este mismo Dios y Hombre se esconda
en una pequeña Hostia, y enamorado venga buscando la intimidad de nuestros
corazones, para tener en ellos sus delicias; Jesús amante y bueno, que el fuego
de tu amor nos convierta también en pequeñas hostias, que escondidas en tu
Corazón se pierdan a todas las miradas, para que Tú seas conocido y amado.
Obsequio.
Huir de todo lo que me pueda hacer apreciar.
Uniendo
mi corazón al Corazón de Cristo Rey y mis intenciones a las suyas, rezaré:
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
DÍA QUINTO
"Vamos a coronarle de Rey.-Salve, Rey de los judíos, y escupiéndole
le tomaban su cofia y le herían su cabeza y le daban bofetadas." ¿Qué
pensabas Jesús mío en aquella triste prisión? ¿Qué deseabas cuando eras
coronado de espinas, cuando eras maltratado? Sólo dos
cosas, ¡oh sabiduría y amor infinitos!: que tu Eterno Padre fuese glorificado, que las almas se
salvasen; ¿y podremos pensar las almas en otra cosa que en Ti? ¿Podrán nuestros
corazones desear otra cosa que el que se repitan por amor aquellas palabras
«Salve Rey», pero no sólo de los judíos,
sino de todas las naciones de la tierra conquistadas con tus sufrimientos y tu
muerte? Que el grito «¡Vamos a coronarle por
Rey! » resuene por amor en toda la tierra, ¡oh
Dios mío!. Amén.
Obsequio.
Apartar mi pensamiento lo que no sea Dios.
Uniendo
mi corazón al Corazón de Cristo Rey y mis intenciones a las suyas, rezaré:
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
DÍA SEXTO
"Ecce Homo .-He aquí a vuestro Rey." ¡Oh divino Jesús!, cómo te presentan por Rey, coronada de espinas tu cabeza, tu cuerpo
cubierto de heridas, llenos de lágrimas tus ojos; pero era preciso que ésa
fuese tu presentación, pues no sólo eres nuestro Rey, sino nuestro modelo, y
nunca mejor que entonces podías decir: "Aprended
de Mi que soy manso y humilde de corazón.". Caigan, Señor, en
presencia de tanta grandeza, de tanta humildad, de tanto amor, todos los
idolillos que queden en nuestros corazones. Déjanos recoger tu sangre y tus
lágrimas, para que derramándolas sobre los corazones de todas las criaturas
seamos de nuevo purificados y envueltos en el amor. Amén.
Obsequio.
Procurar con empeño la humildad.
Uniendo
mi corazón al Corazón de Cristo Rey y mis intenciones a las suyas, rezaré:
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
DÍA SÉPTIMO
"Señor, acuérdate de mí cuando vengas a tu reino.-En verdad te digo
que hoy estarás conmigo en el paraíso." Quisiéramos,
Señor, presentarte en el día de tu fiesta los corazones de todos los hombres
rendidos a tu amor; pero mira, Rey nuestro, cuántos millones de ellos están
envueltos en las tinieblas de la muerte y del pecado y no te conocen; por ellos
te pedimos nosotros que tenemos la dicha de conocer tu Corazón, todo
misericordia. "Señor, acuérdate de estos
desgraciados cuando estés en tu Reino", haznos, Señor, oir:
"pronto, muy pronto estarán conmigo en el paraíso". Amén.
Obsequio.
Actos de fe, esperanza y caridad.
Uniendo
mi corazón al Corazón de Cristo Rey y mis intenciones a las suyas, rezaré:
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
DÍA OCTAVO
"Mujer, he ahí tu hijo." "He ahí tu Madre." Más uno de los soldados le abrió el costado con una lanza y salió de él
sangre y agua. ¡La Madre de nuestro Dios es nuestra
Madre querida! ¡Qué felicidad y qué confianza! El Corazón de nuestro
Dios es nuestro Cielo, nuestro tesoro. Madre bendita, queremos amarte como te
amaba Jesús, y a Él, como Tú le amabas; enséñanos las delicadezas del amor, la
felicidad de la vida de unión, de unión íntima, confiada, amorosa; haznos
chiquitos, muy chiquitos, para poder entrar y perdernos en el Corazón de Jesús,
sin tener más móvil ni deseo que amaros y haceros amar. Amén.
Obsequio.-Consagrarme
de todo corazón a la Santísima Virgen.
Uniendo
mi corazón al Corazón de Cristo Rey y mis intenciones a las suyas, rezaré:
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
DÍA NOVENO
"Jesús Nazareno, Rey de los judíos." "Regnavit a ligno
Deus" "Y al nombre de Jesús doblarán la rodilla en el Cielo, en la
tierra y en los infiernos." ¡Oh Rey divino!, al presentarte en este día bendito nuestras adoraciones, te ofrecemos
cuanto somos, tenemos y deseamos; no nos detiene nuestra miseria, pues eres
todo misericordia; confiamos conseguir todas nuestras peticiones, pues eres
todo amor y el amor atiende siempre, y te lo pedimos en unión de nuestra Reina
y Madre Inmaculada y de los ángeles custodios de todas las almas.
¡Señor!, arroja de tu reino a los demonios
y a todos tus enemigos y concede a la Iglesia una era de paz. Lleva a Ti en
este día a las almas del Purgatorio, un perdón general a todos los pecadores y
poniendo luz en sus inteligencias y amor en sus corazones, prueba una vez más
que es más grande tu misericordia que nuestra malicia y miseria.
Llena de
amor y pureza a los sacerdotes, a los niños y a las almas a Ti consagradas,
formando de ellas esas legiones de almas puras, humildes y amantes que Tú
deseas: almas pequeñitas que como granos de trigo, formen todas en una perfecta
unión de intenciones y corazones con la Víctima divina del Calvario y del altar
una Hostia que aplaque al Cielo por los pecados de la tierra y haga descender
sobre ella perdón y misericordia para los desgraciados pobres pecadores, de
esas almas que quieres sean las delicias de tu Corazón en la tierra y tu corte
de amor en el Cielo.
Obsequio.
Abandonarme en el Corazón de Dios.
Uniendo
mi corazón al Corazón de Cristo Rey y mis intenciones a las suyas, rezaré:
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario