El Papa Francisco pidió a cada Conferencia Episcopal que escogiera un día al año como día especial de oración para rezar por los menores víctimas de abusos sexuales. La Iglesia española escogió el 20 de noviembre, que es para la Unicef el Día Universal del Niño, porque el 20 de noviembre de 1959 la Asamblea General de la ONU aprobó la Declaración de los Derechos del Niño.
Así, los católicos españoles y sus comunidades están invitados a orar por los niños
que sufren en el mundo, pero especialmente por
los que sufren de abusos físicos y sexuales y los que hoy son adultos pero
arrastran las heridas de haber sufrido abusos de niños. Se pide a Dios que
todos puedan reponerse y recuperen la confianza, la alegría y la esperanza que
les fue arrebatada con el maltrato.
Además, se pide
especialmente perdón por los abusos cometidos contra niños por parte de
pastores y fieles en el seno
de la Iglesia, y se reza para que nunca vuelvan a repetirse semejantes
atrocidades, y para que conceda a todos los miembros de la Iglesia un mayor
sentido de responsabilidad respecto a los menores a ellos confiados.
También se
ora por todos aquellos que trabajan por prevenir los abusos y sanar las heridas.
Dios, que ama a sus
hijos, los puede sanar y fortalecer con su abrazo amoroso como el de una madre.
La oración pide que actúe con su poder sanador.
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ORACIÓN
POR LAS VÍCTIMAS DE ABUSOS
Dios de amor infinito, siempre
presente, siempre justo; Tú nos cuidas y nos proteges y nos diste a tu único
Hijo para salvarnos con su sangre en la cruz.
Te pedimos perdón, Señor, por
todos los casos de abusos a menores que ha sufrido tu Iglesia.
Perdón por todos los sacerdotes,
religiosos/as y laicos/as que han traicionado su ministerio y la confianza de
aquellos que debían proteger: los más pequeños.
Te pedimos, Señor, por todos los
supervivientes de abuso sexual, para que encuentren paz en Ti.
Te pedimos por aquellos que
tratan de escapar cada día de la herida profunda del abuso sexual, para que
sigan adelante y te busquen.
Señor Jesús, pastor de la paz,
dígnate unir a tu propio sufrimiento el dolor de todos los que han sido heridos
de cuerpo, mente y espíritu por parte de aquellos que traicionaron la confianza
puesta en ellos.
Escucha el clamor de nuestros
hermanos y hermanas que han sido lastimados gravemente, así como el clamor de
aquellos que los aman; dales la esperanza que mitigue el desosiego de sus
corazones, dales la fe que calme sus espíritus perturbados, concédeles justicia
para su causa, ilumínalos con tu verdad.
Espíritu Santo, consolador de
corazones, cura las heridas de tus hijos e hijas y devuelve la integridad a lo
que ha sido quebrantado.
Concédenos el valor y la
sabiduría, la humildad y la gracia, para actuar con justicia.
Sopla tu sabiduría en nuestras oraciones y empeños. Que todos los que han sido heridos
por el abuso encuentren paz y justicia. Dios Padre, cuida a las víctimas con
especial predilección.
Ayuda a los sacerdotes a ser
ejemplos de santidad y dedicación a sus fieles.
Dios Hijo, protege a nuestros
hermanos abusados como cuidaste a tus amigos y discípulos.
Ayuda a los sacerdotes a vivir como viviste tú en la Tierra. Dios Espíritu
Santo, inspira en las víctimas fortaleza y piedad. Ilumina a tu Iglesia en este
momento de dificultad y ayúdale a encontrar el camino.
Te lo pedimos por Jesucristo,
nuestro Señor. Amén.
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