Busquemos al Señor en la oración. Búscale en su creación, en una flor, en una montaña, en un atardecer, búscale en la Eucaristía, búscale en la confesión, búscale en cada prójimo
Por: Arturo Guerra, LC | Fuente: Catholic.net
De Oseas, 10
Una vez el profeta Oseas, hablando al pueblo que había caído en la idolatría, les motivó así: ¡ya es tiempo de buscar al Señor!
¡Qué bonita invitación! Pudieras
ser alguien que ha perdido mucho tiempo en tonterías, o que se ha ido por
caminos muy lejos del Señor, o que ha desperdiciado buena parte de su vida…,
pero siempre se puede llegar a este punto: ¡ya es tiempo de buscar al Señor!
La invitación del profeta Oseas
es algo así como: “déjate de tonterías, de
perder el tiempo, de desperdiciar tu vida, es ya tiempo de buscar al
Señor”. Y también es como decir: “nunca
es tarde para buscar al Señor, tu Señor es tan bueno y paciente que está
dispuesto a esperarte todo lo que haga falta”. Claro que esto no
es para abusar de su paciencia sino para que justo en ese momento en que lo
descubrimos nos lancemos decididos y confiados a buscar al Señor.
Busquemos al Señor en la
oración. Búscale en su creación, en una flor, en una montaña, en un
atardecer, búscale en la Eucaristía, búscale en la confesión, búscale en cada
prójimo, búscale en una alegría, en un triunfo, búscale en un problema, en una
derrota, en una preocupación… ¡Sé un gran
buscador de Dios cada día!
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