Hoy iba a poner más citas de cine de las listas que os hablé. Pero me he enterado de que Indonesia también quiere construir una nueva capital, y no me puedo resistir de daros mi opinión. Lo primero de todo, aquí está el proyecto de esa nueva ciudad planeada: Nusantara.
https://www.youtube.com/watch?v=2XGzygUwwPU
Con lo
que a mí me gustan este tipo de planes ambiciosos, para realizar a largo plazo.
Una ciudad grande, planeada desde cero, puede hacer mucho más cómoda la vida a
sus habitantes. Después está la cuestión estética: qué
distinto es vivir en una ciudad hermosa a vivir en un espacio urbano horrible.
Ahora
bien, Nusantara, en mi opinión, cae en los
mismos errores que la nueva capital administrativa de Egipto: no es un proyecto
unitario, sino una mera sucesión de edificios dispersos.
Esa
capital no muestra una unidad orgánica, no veo cohesión interna en el proyecto.
Como sobre eso me extendí ya al hablar de la nueva capital egipcia, no me
extiendo.
Después
la estética… En fin, no atrae ni sobre el papel. Y hay que advertir que todos
los proyectos arquitectónicos son siempre más bonitos sobre el papel que en la
realidad. Además, ¿no hubiera sido mejor basarse en
la estética tradicional de Indonesia, o al menos de esa zona de Asia?
Por
último, la nueva capital está a más de mil kilómetros de la antigua. Cuando en
una nación hay un gran centro económico y una nueva capital gubernamental, eso
obliga a hacer continuos desplazamientos a funcionarios, empresarios, técnicos,
etc., etc. Hay lugares, como Brasil, donde esa bicefalia se consolida y la
necesidad de los viajes no es una realidad transitoria, sino perenne. Y por
transitoria que sea, una nueva capital no habrá madurado hasta veinte años
después de su inauguración oficial. El que diseñó esto debería haber sido más
compasivo con millones de personas cuyos inconvenientes van a ser bastante
duros. Habrá algunos que tendrán que hacer mil kilómetros cada semana: mil de ida y mil de vuelta.
Al final,
veo que la belleza de una polis griega con una acrópolis —había muchas pequeñas
acrópolis, la de Atenas no era la única— va a seguir manteniendo su primer
puesto imbatible. Toledo, otra ciudad bella. Nueva York, en su estilo, suprema.
Ofrecí mi
versión de nueva capital en mi libro Monclovia, pero ningún dictador me ha llamado para pedirme
ideas. Lo que está claro es que un italiano de Florencia del siglo XVI tenía
gusto y cuando encargaba algo lo hacía con conocimiento. Y cuando un inglés
hacendado del siglo XIX encargaba una mansión de campo, lo mismo. Dígase lo
mismo de los millonarios neoyorquinos de principios del siglo XX. Pero cuando
alguien del siglo XXI que solo está acostumbrado al Burger
King y los Rolling Stones encarga algo, podemos echarnos a temblar.
P. FORTEA
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