En la Basílica de San Francisco en Cracovia.
Fuente: Romereports
Dios omnipotente y misericordioso, Señor del Universo y de la historia humana.
Todo lo que has creado es bueno, y tu compasión por el hombre, que te abandona
una y otra vez, es inagotable.
Venimos hoy a implorarte que ampares al mundo y a sus habitantes con la paz, alejando de él el destructivo oleaje del terrorismo, restaurando la amistad y derramando en los corazones de tus criaturas el don de la confianza y la prontitud para perdonar.
Dador de la vida, te pedimos
también por todos los que han muerto, víctimas de los brutales ataques
terroristas. Concédeles la recompensa y la alegría eternas. Que intercedan por
el mundo, sacudido por la angustia y desgracias.
Jesús, Príncipe de la Paz, te
rogamos por los heridos en los ataques terroristas: los niños y los jóvenes,
las mujeres y los hombres, los ancianos, las personas inocentes y los que han
sido agredidos por casualidad. Sana su cuerpo y el corazón, que se sientan
fortalecidos por tu consuelo, aleja de ellos el odio y el deseo de la venganza.
Santo Espíritu Consolador, visita
a las familias que lloran la pérdida de sus familiares, víctimas inocentes de
la violencia y el terrorismo. Cúbreles con el manto de tu divina misericordia.
Que encuentren en Ti la fuerza y
el valor para continuar siendo hermanos y hermanas de los demás, especialmente
de los extranjeros y los inmigrantes, testimoniando con su vida tu amor.
Mueve los corazones de los
terroristas para que reconozcan la maldad de sus acciones y vuelvan a la senda
de la paz y el bien, el respeto por la vida y la dignidad de cada ser humano,
independientemente de su religión, origen o status social.
Dios, Eterno Padre, escucha
compasivo esta oración que se eleva hacia Ti entre el estruendo y la
desesperación del mundo. Llenos de confianza en tu infinita Misericordia,
confiando en la intercesión de tu Santísima Madre, fortalecidos con el ejemplo
de los beatos mártires de Perú,
Zbigniewa y Michaa, que has
convertido en valientes testigos del Evangelio hasta derramar su sangre, nos
dirigimos a Ti con gran esperanza, suplicando el don de la paz y pidiendo que
alejes de nosotros el látigo del terrorismo.
Por Jesucristo, nuestro Señor
Amén.
Oración del Santo Padre Francisco
en la Basílica de San Francisco en Cracovia, día 30 de julio de 2016
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