Tres son los enemigos del alma: demonio, mundo y carne, pero sólo la carne nos combate desde dentro.
El
demonio y el mundo nos combaten desde fuera, apoyándose en la carne, nuestro enemigo interno, y de este modo todos
nuestros pecados provienen de la carne.
Se suele
creer que sólo los pecados de impureza son pecados de la carne.
No. La
mujer que es casta pero chismosa, es una mujer carnal.
El casto
pero avaro, es un hombre carnal.
El que no
peca contra la pureza pero tiene un carácter que lo hace intratable, es carnal.
La mujer
casta que tiene una piedad sentimental (buscando en la religión sentimientos
agradables; buscándose entonces a sí misma, no a Dios) es carnal.
El
sacerdote piadoso, muy “rezador”, pero cobarde, es carnal. Etc.
P.
René Trincado
No hay comentarios:
Publicar un comentario